El éxito silencioso de Conchita Martínez llega incluso al 'New York Times': "Se ha convertido en Obi-Wan Kenobi"
Tras su aventura con Garbiñe Muguruza, la campeona de Wimbledon está haciendo de nuevo maravillas en el banquillo de Andreeva.

Conchita Martínez siempre ha sido una persona discreta y tranquila, tímida, poco amiga de las estridencias. De pequeña, cuando dejó el pueblo de Monzón para trasladarse a la Blume con apenas 12 años, pasaba todo su tiempo libre encerrada en su habitación. "Me siento incapaz de intimar con nadie. No tenía amigos. Jugaba mis partidos de tenis y me recluía en mi habitación. Siempre estaba sola, mirando publicaciones de tenis, leyendo las biografías de Martina Navratilova, que es mi ídolo, y de otras tantas y grandes tenistas", recordaba la extenista hace unos años.
Una vez colgó la raqueta, después de una carrera increíble con 33 títulos y cinco ediciones de la Copa Federación culminada por aquel título sobre la hierba de Wimbledon en 1994, Conchita dio el salto a los banquillos. Y ahí, volvió a construir un éxito desde el silencio. Fue capitana de España, tanto del equipo masculino como del femenino, después asumió el reto de dirigir la carrera de Garbiñe Muguruza, ayudó a Karolina Pliskova y ahora está moldeando al gran diamante del tenis femenino, una Mirra Andreeva que a sus 17 años acaba de encadenar los títulos de Dubai e Indian Wells.
Esta última aventura comenzó hace justo un año. Justo después de caer en la primera ronda de Indian Wells y de retirarse en Miami, Andreeva estaba buscando un entrenador. La rusa está representada por IMG y su agente conocía de buena mano a Conchita, ya que Muguruza también era de la familia IMG, así que le propuso que empezara a trabajar con la entrenadora aragonesa.
"Cuando escuché el nombre de Conchita Martínez en el tenis, dije: 'Oh, vale, probemos esto, va a ser interesante'", ha señalado estos días la tenista rusa. Además de los éxitos con Muguruza, Conchita tenía algo que atraía a Andreeva: ella había explotado también muy joven, alcanzó los octavos de Roland Garros con 16 años e irrumpió en el top ten con 17.
Mirra Andreeva and her coach Conchita Martinez share a lovely hug after the win
— Victor Okechukwu (@Uzochuwu1) March 16, 2025
Remember what she said before the final against Aryna Sabalenka:
"My coach lost in the final. So, I will try to do better than her."#TennisParadise
(video via @WTA) pic.twitter.com/zajcB9H8DU
Conchita y Andreeva se juntaron por primera vez en abril de 2024 en Rouen, en el norte de Francia, y tras pasar unos días entrenando y compitiendo, la jugadora ya había tomado la decisión. Por entonces, era la número 43 del ranking WTA. Una temporada después, es la sexta de la lista mundial y ya ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad. Andreeva empieza a tener estatus de estrella allá donde va y Conchita no es ajena. The Athletic, el medio deportivo de The New York Times, dedicó estos últimos días un amplio reportaje a la extenista española, a la que alaba por su éxito y también por sus formas, lejos siempre de cualquier estridencia.
"El ascenso de Mirra Andreeva en el tenis parecía inevitable. Entonces Conchita Martínez lo aceleró", se titula la pieza, donde el autor hace una comparación bastante acertada. "Más allá de los resultados, Martínez se ha convertido en un Obi-Wan Kenobi comparado con el Luke Skywalker de Andreeva, pero solo a medias. Skywalker nunca intentó hacerle una broma a Kenobi, como sí suele hacer Andreeva con Martínez".

Conchita confirma esa complicidad. "Disfrutamos la una de la otra, y de muchas de las mismas cosas. Bromeamos mucho, lo cual siempre es agradable", decía la semana pasada a la página web de la WTA. "Desde el primer torneo que jugamos juntas, sentí que la conocía desde hacía mucho tiempo. Fue muy natural estar con ella en la pista y también fuera de ella. Espero que ella sienta lo mismo", añadía por su parte la jugadora.
La mejor tenista de mundo, Aryna Sabalenka, víctima de Andreeva en la final de Indian Wells, no escatimó en elogios hacia Conchita Martínez y su estilo. "A la edad de Mirra yo estaba rodeada de muchísima gente equivocada. Cuando logré deshacerme de esa gente y me rodeé de la gente adecuada, una gana confianza, todo está más tranquilo y el ambiente es más sano. Conchita es una persona con mucha experiencia y es muy buena persona, no tiene esos comportamientos abusivos".