TENIS

Federer se rebela contra el estigma que siempre le persiguió: "¿Es que no ven la pasión y la lucha?"

El suizo asegura que le costó mucho aceptar que la gente le viera como un tenista tan talentoso que apenas se esforzaba.

Roger Federer saluda a Rafael Nadal tras la final de Wimbledon 2008. /REUTERS/Alessia Pierdomenico
Roger Federer saluda a Rafael Nadal tras la final de Wimbledon 2008. REUTERS/Alessia Pierdomenico
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Roger Federer jugaba un tenis tan excelente, tan preciosista, que daba la sensación de que flotaba en la pista. Y su rivalidad con Rafael Nadal acrecentó esa sensación de perfección del suizo: mientras el español corría de lado a lado, sin parar de sudar, Federer acababa los partidos casi sin que se le moviera la cinta del pelo. Como si no necesitara esforzarse para jugar el tenis más elegante que han visto muchos.

Todo lo que se dice en el primer párrafo es cierto. Como lo es también que esa visión molestaba y mucho al propio Federer. El campeón de 20 Grand Slam, que se retiró a finales de 2022, ha señalado en una entrevista con la revista GQ que no le gustaba nada esa sensación general que había en torno a su figura y a su tenis. Claro que se esforzaba, claro que corría.

"Hoy me lo tomo como un gran elogio. Pero cuando estaba jugando luchaba contra eso porque siento que no veían al luchador y al ganador que yo creo que era. Porque si no eres un luchador, si no te esfuerzas... no puedes lograr lo que yo logré sin esforzarte. Creo que sólo cuando has trabajado increíblemente duro puedes hacer que todo parezca sencillo", señala el exnúmero uno en la entrevista.

"Siempre luché, especialmente al principio, contra ese pensamiento de 'Bueno, ¿es que no ven la pasión, la lucha y todo lo que me dejé? Porque cuando gano es como: 'Oh, es muy fácil'. Y cuando pierdo es como 'Ojalá lo hubiera intentando un poco más'. Eso al principio fue muy, muy difícil de aceptar y muy complejo para mí", añade Federer. "Fue un poco complicado entonces, pero finalmente me sentí muy cómodo conmigo mismo y supe que lo estaba dando todo. Y por eso, cuando perdía un partido, cinco minutos después que no había problema. 'Di todo lo que tenía y tengo que seguir adelante'".

El «monstruo» y la final de Wimbledon con Nadal

En la entrevista, el suizo también se refiere a aquellos años en los que se sentía prácticamente invencible. Desde Wimbledon 2004 hasta el Open de Australia 2010, el suizo disputó 23 semifinales de Grand Slam consecutivas, ganando 14 majors y perdiendo otras seis finales. Nadal era prácticamente el único que le hacía sombra.

"Yo no fui realmente consciente de ello hasta 2008. Hubo un momento en 2005, cuando perdí ante Marat Safin en el Abierto de Australia que dije 'He creado un monstruo'. Porque cuando perdía un set, la gente decía 'Dios mío, Roger perdió un set'. O cuando perdía en semifinales con un match point ante Safin y la gente estaba en shock y decía '¿Puedes creerlo?' Es normal perder contra un jugador increíble", recuerda el que para muchos es el mejor tenista de la historia independientemente de los números.

"Creo que en 2008, cuando perdí ante Rafa (en la final de Wimbledon) fue un momento muy particular porque obviamente estaba devastado después de perder ese partido. Pero un mes después vine a Estados Unidos y la gente todavía hablaba de eso, me decían 'Te hemos visto ganar tanto que verte en el lado perdedor fue realmente diferente y especial' (...) Y luego continuó durante días y días hasta que me di cuenta de que habíamos creado algo especial en ese mismo momento".