MASTERS 1000 DE PARÍS-BERCY

El gesto de campeón de Djokovic ante las lágrimas de Dimitrov: "No me avergüenzo de llorar"

El tenista serbio interrumpe una entrevista para acercarse a consolar a Dimitrov tras vencerle en la final de París-Bercy.

El gesto de campeón de Djokovic ante las lágrimas de Dimitrov: «No me avergüenzo de llorar»
Nacho Encabo

Nacho Encabo

"Es un momento especial para ti ahora. ¿Qué sientes al ganar tu séptimo título en París?", le pregunta el periodista de la ATP a pie de pista a Novak Djokovic. Pero el serbio, feliz, no responde. Interrumpe la entrevista y cruza la red de la pista central de París-Bercy para abrazar y consolar a Grigor Dimitrov, su última víctima, que llora y llora sentado en el banco.

Con la cara tapada con una toalla, el que fuera bautizado hace ya más de una década como Baby Federer por su estilo de juego no puede contener las lágrimas. Está triste porque ha perdido una final, pero está feliz porque está de regreso a su mejor nivel. Esa mezcla de sentimientos, y el recuerdo de todos los momentos duros de los últimos meses, le hacen explotar emocionalmente.

Unos minutos después, Djokovic vuelve a ponerse delante de los micrófonos, esta vez los de Eurosport, y de nuevo interrumpe sus palabras para aplaudir a un Dimitrov cuyas lágrimas inundan las pantallas gigantes del multiusos de París-Bercy. El público, uno de los más duros del circuito, se rompe las manos para intentar levantar el ánimo de Dimitrov. No es habitual ver así al búlgaro, un veterano de 32 años, exnúmero tres de la ATP y campeón de ocho títulos.

«Son lágrimas de felicidad»

En la ceremonia de premiación, las primeras palabras de Dimitrov fueron para los miles de aficionados que llenaron las gradas del pabellón. "Estoy muy agradecido por esta semana. Estos últimos tres meses han sido como una montaña rusa para mí, así que llegar a la final de este torneo significa todo para mí. Habría sido imposible sin vuestro apoyo", señaló el que a partir de este lunes escalará hasta el puesto 14 del ranking.

Esa "montaña rusa" a la que se refiere es lo siguiente: rozó la final de Washington, se despidió a las primeras de cambio en Cincinnati, perdió en la tercera ronda de US Open, en Pekín tumbó a Holger Rune, en Shanghai despachó a Carlos Alcaraz camino de las semifinales y ahora en París firmó su primera final de un Masters 1000 desde 2017.

"Es difícil explicar las emociones. Quieres el título y es difícil cuando no sucede. Sólo yo sé, sin sentir lástima por mí mismo, lo que me ha tocado pasar estos últimos meses dentro y fuera de la cancha", señaló después en la sala de prensa. "De alguna manera son lágrimas de felicidad. No quiero recordar esto como algo negativo. Después de todo, soy humano. Los últimos meses han sido de trabajo muy duro, después estuvo el gran viaje a China y esto es como una bola de nieve, día tras día, partido tras partido..."

"He estado muy cerca de conseguir algo que realmente quiero desde hace mucho tiempo. Mi objetivo no era ganar el torneo, sino más bien mostrar mi aspecto físico y mental. No me avergüenzo de llorar, simplemente sucedió. Estoy triste. Por supuesto que estoy triste por haber perdido. Nunca es divertido perder una final y creo que para mí, ahora tengo tiempo para reflexionar y seguir".