"¡No me grites!": el bote de una pelota y un error grosero avivan el debate sobre la tecnología en el tenis
El británico Dan Evans se vio perjudicado por un grave error del árbitro Mohamed Lahyani en su partido ante Fabio Fognini.

El segundo estadio del Masters 1000 de Roma, la Grandstand, está reservada para los grandes nombres que, por un tema de horarios, no pueden jugar en la central. Los Djokovic, Nadal, Swiatek y compañía son los fijos en la pista más grande del torneo, y para la segunda quedan el resto de estrellas. Este jueves, sin embargo, en el último turno de la Grandstand se enfrentaron los números 67 y 91 del ranking ATP. Tiene su explicación y el partido tuvo su polémica.
La explicación es que el actual número 91 del ranking es uno de los grandes tenistas de la historia de Italia, Fabio Fognini. El veterano jugador, ex topten, apura sus días en el circuito a los 36 años y recibió una wild card para disputar el torneo más importante de su país. Y la polémica estuvo en un error grosero del juez de silla en uno de los momentos de más tensión.
Fognini estaba ganando 6-4, 3-6 y 3-1 al británico Daniel Evans cuando, con bola de break en contra, mandó una derecha muy ajustada a la línea que su rival no pudo alcanzar. Tan, tan ajustada fue, que en realidad la bola botó fuera. Evans lo vio al instante y pidió al juez de silla, el veterano Mohamed Lahyani, que bajara a comprobarlo.
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— Tennis TV (@TennisTV) May 9, 2024
El juez de línea que estaba en el fondo de la pista había cantado mala, pero Lahyani, tras bajar a la pista, mantuvo su decisión. Evans trató de que el árbitro cambiara de opinión e incluso tuvo una acalorada discusión, hasta el punto de que Lahyani le dice en un momento "¡No me grites!" El cabreo de Evans estaba, de algún modo, justificado. Si el árbitro la hubiera cantado mala, Evans habría recuperado el break y habría sacado después para colocar el 3-3 en el marcador. Fognini acabó imponiéndose por 6-2 en ese tercer set.
Antes incluso de que se reanudara el juego, con Evans todavía discutiendo con Lahyani, la retransmisión de la televisión mostró que la bola había botado fuera claramente. Sin embargo, no valió de nada porque el Masters 1000 de Roma no usa ningún tipo de tecnología para las líneas: se utiliza el método tradicional, el de la vista de los jueces de línea de silla.
Desde que se empezó a usar el ojo de halcón a mediados de los 2000, los torneos en tierra batida siempre se han mantenido al margen por el hecho de que la bola deja una huella al botar en esa superficie, lo que no ocurre en dura ni en hierba. En los últimos años, no obstante, cada vez son más los torneos en tierra que usan algún tipo de tecnología.
El fin de los jueces de línea en el tenis
De hecho, la ATP anunció hace un año que a partir de la temporada que viene no habrá jueces de línea en el circuito y que todas las jugadas polémicas se van a resolver con la tecnología. Será un sistema automático en el que ni jugador ni árbitro tendrán réplica. Tampoco es la panacea: la tecnología también comete errores, como se vio este año en Miami, y en ese caso el juez de silla no puede cambiar la decisión.
La tecnología conocida como Electronic Line Calling Live (ELC), la que canta las bolas de forma automática, se usó por primera vez en las ATP Next Gen Finals de 2017 y dentro de unos meses será la norma. "La tradición es fundamental para el tenis y los jueces de línea han desempeñado un papel importante a lo largo de los años. Dicho esto, tenemos la responsabilidad de innovar con nuevas tecnologías y nuestro deporte merece la forma más precisa de arbitraje", decía el presidente de la ATP, Andrea Gaudenzi, en abril de 2023, cuando anunció que ya no habrá líneas en el futuro.