TENIS

El rocambolesco destino de Jenson Brooksby, el tenista que se hizo campeón desde el autismo

El estadounidense conquista su primer título ATP tras levantar match points en tres partidos distintos.

Jenson Broosky, con la copa de campeón del ATP 250 de Houston. /Aaron M. Sprecher/Getty Images
Jenson Broosky, con la copa de campeón del ATP 250 de Houston. Aaron M. Sprecher/Getty Images
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Cuando Jenson Brooksby tenía cuatro años y vivía con sus padres en Sacramento, California, su vida era radicalmente diferente a la del resto de niños de su edad. Se pasaba cerca de 40 horas a la semana en terapia. No podía articular dos palabras seguidas. Lloraba, gritaba. Sufría con los sonidos fuertes. Solo bebía zumos y leche con chocolate. La explicación a su comportamiento es que siendo un bebé fue diagnosticado con un trastorno de espectro autista muy severo.

Aquel chico es hoy un hombre de 25 años. Y no solo eso: es un tenista profesional que acaba de conquistar en Houston el primer título ATP de su carrera. Pero hay más, porque al margen de ese camino tan difícil que le enseñó la vida nada más nacer, el estadounidense se enfrentó a una lesión de muñeca que le ha traído por la calle de la amargura, fue sancionado por saltarse varios controles antidopaje y se quedó incluso sin ranking. Nada ha sido fácil para Jenson Brooksby, pero este domingo, por fin, cumplió uno de sus sueños: es un campeón. Y no un campeón cualquiera, porque nada en Brooksby ha ido por el camino ordinario.

"Creo que me he enfrentado muchas adversidades en la vida, tanto dentro como fuera de la cancha. Todavía me ponen nervioso y algo tenso esas circunstancias de tensión en los partidos, sin duda, pero creo que me da una perspectiva diferente haberme enfrentado a otras cosas difíciles en la vida", decía el domingo con una sonrisa de oreja a oreja.

El americano ha ganado Houston viniendo desde la fase previa, siendo el número 504 del ranking mundial y salvando match points en tres partidos diferentes. Su vida va de remontar. En la primera ronda de la previa salvó un punto de partido, en segunda ronda otros tres y uno más en semifinales, donde tumbó a Tommy Paul. En la final su víctima fue Francis Tiafoe por 6-4 y 6-2, un resultado que le convierte en el tercer tenista de ranking más bajo en ganar un título ATP. Y a todo eso hay que añadir un punto más, que no se puede entender sin mencionar al destino: su triunfo en Houston ha sido en la semana que ha celebrado del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.

El relato de su terapeuta y la sanción por dopaje

"Cuando conocí a Jenson, a los dos años y nueve meses, era un niño gravemente afectado por el autismo. Completamente avergonzado, con una necesidad imperiosa de que todo le saliera bien y una incapacidad para tolerar la frustración o el cambio. Además, hipersensible a los sonidos", señalaba hace unas semanas en L'Equipe la terapeuta que le lleva tratando toda la vida, Michelle Wagner. "Cuando lo pienso o hablo de ello, se me llenan los ojos de lágrimas. Es mágico, es una locura cuando sabes de dónde viene. Muchos de los jóvenes que he seguido han logrado independizarse y encontrar trabajo a tiempo completo después de sus estudios, pero ninguno como Jenson".

El tenis abrió un universo para Brooksby. Sus padres le apuntaron cuando apenas tenía cinco años y la respuesta del niño sorprendió a todos. "Las primeras clases fueron alucinantes. Este pequeño no podía pronunciar una palabra, pero era capaz de aplicar con mucha precisión e incansablemente las instrucciones técnicas que le daban en la cancha. En aquel momento consideré que esta actividad era altamente terapéutica", añadía su terapeuta en L'Equipe.

Su progreso fue tal que con siete años, sus padres le inscribieron en una escuela sin avisar al centro del trastorno que padecía. Todo salió bien. Y si dejó de ir al colegio tiempo después fue simplemente para dedicar más y más horas al tenis, su gran pasión. Brooksby fue quemando etapas hacia el profesionalismo y en 2021 alcanzó su primera final ATP en Newport. En 2022 perdió también el partido decisivo en Dallas y Atlanta, pero su nombre ya estaba ahí, entre los mejores: alcanzó el número 33 del ranking mundial en junio de aquel año.

Todo se torció en el inicio de 2023, cuando sufrió una lesión de muñeca que le hizo pasar por el quirófano. "Estuve con una escayola y una férula diferentes durante dos meses. De repente estás sentado y no puedes hacer más que caminar o te duele incluso levantando una sartén pequeña... Es muy estresante y a veces parece que nunca va a terminar o que nunca vas a ser más fuerte que antes, pero simplemente tienes que encontrar maneras de mantener la paciencia", señalaba este domingo sobre esos problemas físicos.

Pero el asunto se complicó todavía más en octubre de aquel año. Cuando todavía no había vuelto de la lesión, recibió un nuevo revés: la Agencia Internacional para la Integridad del Tenis (ITIA) le sancionó con 18 meses de suspensión por saltarse tres controles antidopaje. Su defensa argumentó que hubo falta de comunicación entre el tenista y el encargado de la ITIA que fue a buscarle a un hotel de Holanda. "No se debió a ninguna negligencia por parte del jugador", dijeron. La suspensión fue reducida a ocho meses después de que los investigadores tuvieran constancia del trastorno de espectro autista del tenista, algo que no se había hecho público.

Y justo antes de volver a competir, Brooksby tomó una decisión: quería que el mundo supiera que él era autista. "Me dijo 'Creo que puedo ayudar a la gente, puedo motivarla, darles esperanza'", comentaba su terapeuta en L'Equipe. Días después de hablar con la mujer que tanto le ha ayudado, Brooksby colgó un post en Instagram el 19 de diciembre revelando su autismo. "Es algo que no quiero tener que guardar para mí", decía el estadounidense. "Espero que esto inspire a familias a no rendirse".