TENIS

Más luces que sombras y un mensaje en la vuelta de Rafa Nadal: "No será tan divertido en Roland Garros"

El manacorí suma sus primeros minutos en pista tras casi un año sin jugar en un partido de dobles en el que no tuvo problemas físicos.

Rafa Nadal golpea la bola en su regreso a las canchas./AFP
Rafa Nadal golpea la bola en su regreso a las canchas. AFP
Guillermo García

Guillermo García

Rafa Nadal está de vuelta. Ya es oficial. Lo ha hecho antes de lo previsto, en un partido de dobles junto a Marc López. Un duelo en el que el manacorí no buscaba la victoria (y no la obtuvo tras caer ante los australianos Purcell y Thompson por un 6-4 y 6-4) sino que trataba de reencontrar sensaciones y sumar minutos en este regreso a las canchas tras 347 días de ausencia.

Y la mejor noticia para el balear fue que no hubo ni rastro de la lesión en el psoas que le ha mantenido inactivo desde el 18 de enero de 2023. Tampoco hubo otra molestia que le interrumpiera durante un choque que sirve más como puesta a punto que como test real para calibrar el verdadero estado del manacorí. Eso sí, si la cara vale como reflejo, el optimismo es la sensación dominante tras un encuentro en el que Nadal sonrió casi en cada raquetazo.

Empezaba Nadal al servicio como si de un principiante se tratara. Lo hizo con un mal saque del que se repuso en su segundo intento para poner el 0-15 en el marcador. Primer punto a su favor. Sin embargo, al balear se le notaba falto de ritmo en esos primeros compases del partido. Como si hubiera perdido esa complicidad con la pista y con las bolas. Algo normal tras casi 12 meses sin jugar.

Todo se complicó en el segundo turno de servicio para el balear. Ahí los australianos, una de las mejores parejas del mundo, demostró no tener piedad con el español y provocó el primer break del choque, que a la postre resultaría definitivo para llevarse la primera manga del partido. Un primer set en el que a Nadal se le vio algo perdido en la pista.

Sin embargo, el paso por vestuarios le vino bien al español. Nadal fue cogiendo ritmo y sensaciones a medida que avanzaba el choque. Su revés volvía a funcionar, al igual que su juego desde el fondo de pista y mejoró las prestaciones de su servicio, siendo el encargado de sostener a la dupla española ante la primera oportunidad de los australes de llevarse el partido. Algo que no pudo hacer en el décimo juego de la segunda manga, cuando Purcell abrochó el partido con su saque.

Un duelo que terminó con la imagen de Nadal aplaudiendo al público envuelto en una sonrisa que era incapaz de borrar de su rostro. Sólo él sabe lo que ha pasado hasta llegar hasta aquí. Y sólo sus rivales saben lo que puede pasar si el manacorí recupera sus sensaciones. "Es bueno ver a Rafa de vuelta, no será tan divertido en Roland Garros", apuntaba Purcell tras ser testigo de un nuevo regreso de uno de los mejores tenistas de todos los tiempos.