Martín Landaluce: el día uno del resto de su vida
El madrileño de 16 años pierde su primer partido en el circuito ATP. "Esta experiencia tiene un valor incalculable", dice su entrenador a Relevo.

Martín Landaluce perdió el lunes un partido, pero este martes se ha levantado con una sonrisa de oreja a oreja. Está feliz y orgulloso el joven de 16 años, una de las grandes promesas del tenis español. Feliz porque está viviendo una de las mejores experiencias de su vida; orgulloso porque jugó sin complejos en su debut ATP ante uno de los mejores tenistas del planeta.
"Esto nos va a ayudar muchísimo", celebra su entrenador, Óscar Burrieza, en el día uno de la nueva vida de Landaluce. Se le dibuja un futuro brillante a este madrileño espigado de pelo rubio revoltoso. Vendrán muchos partidos y muchas derrotas. Llegarán también victorias y grandes alegrías. "Todo a su tiempo. Esto lleva su proceso y su camino. Este año lo está haciendo muy bien, pero hay que respetar las fases", advierte Burrieza sobre la pesada losa de las expectativas.
Nacido el 8 de enero de 2006, Landaluce debutó hace una semana en el circuito profesional cayendo en el Challenger de Villena por 6-2 y 6-3 ante el belga Michael Geerts (267 del ranking) y este lunes perdió su primer encuentro ATP por 6-3 y 6-0 ante el estadounidense Tommy Paul (30º). Fue en el torneo de Gijón, donde recibió una invitación para el cuadro principal como premio a una temporada excelsa en la categoría júnior.
Ha ganado seis títulos en el circuito júnior de la ITF y, poniendo la lupa en el palmarés, se aprecia que es un tenista todoterreno: ha conquistado tres torneos en tierra, dos en hierba y uno más en pista dura. Ese último fue el US Open júnior, su primer Grand Slam, un éxito que le llevó en septiembre a ser recibido por el rey Felipe VI junto a Carlos Alcaraz.

Número tres del ranking júnior
Para Burrieza, su entrenador desde 2020, estas dos semanas tienen "un valor incalculable" para su pupilo. "Entre Villena y Gijón hemos podido entrenar con jugadores como Emilio Nava, Sebastian Korda, Pablo Carreño. Albert Ramos o Andrey Rublev. Entrenar con estos jugadores, verles sus rutinas, lo que hacen dentro y fuera de la pista... Todo eso no tiene precio para un chaval de 16 años".
"Martín está trabajando muy bien, asimilándolo todo y aprovechando esta oportunidad. Todo el feedback que estamos recibiendo es muy positivo y nos anima a continuar", continúa Burrieza.
Landaluce estaba hace dos años más allá del puesto 1.200 del ranking júnior, en 2021 acabó como número 243 y ahora ocupa el tercer escalón. "Ha mejorado en todos los aspectos: técnico, físico, táctico y mental. Queremos que dentro de un año la mejoría sea grande y que pueda competir más de tú a tú con estos jugadores".
Aunque perdió el lunes, Landaluce y su equipo estarán toda la semana en Gijón. Está apuntado al cuadro de dobles y se quedará hasta el domingo en el torneo pase lo que pase para poder entrenar con jugadores de máximo nivel. Cualquier gramo de experiencia a estas alturas es bienvenido.
El gen de tenis
Landaluce empezó a jugar al tenis cuando casi no sabía ni andar. Es lo que tiene que tu padre y tus hermanos mayores jueguen al tenis. A Tintín no le quedaba otra. "Desde que nací veía a mi familia, era fácil que me gustara el tenis", señaló Landaluce durante Wimbledon en una entrevista con la ITF.
"Soy inteligente y yo ya dejé de jugar contra él", bromeaba también en Wimbledon su padre, Alejandro, que sigue formando parte del staff técnico de su hijo. Junto a Burrieza y Alejandro está Esteban Carril, otro entrenador. El equipo lo completan el preparador físico Javier Bustos, el fisio Sergio García, la psicóloga Elena Sosa y el mánager Albert Molina, el mismo que lleva la carrera de Alcaraz. Además, tiene un acuerdo con la Rafa Nadal Academy para entrenar una serie de semanas al año en las instalaciones
"Martín es una persona muy madura para su edad y nosotros intentamos ser objetivos para que mantenga los pies en el suelo. Sabemos que la exigencia del circuito profesional es altísima y queremos trabajar para llegar", indica Burrieza. "Pero tengamos paciencia. Los 16 años de Martín no tienen por qué ser los 16 de Alcaraz o los 16 de Nadal".