MUTUA MADRID OPEN

Nadal enciende las alarmas a un mes de Roland Garros: "Si fuera hoy, no salgo"

El jugador confirma que esta es su última vez en el torneo de Madrid y expresa sus dudas sobre su nivel físico.

Rafa Nadal durante la comparecencia ante la prensa antes de su debut en el Mutua Madrid Open./Efe
Rafa Nadal durante la comparecencia ante la prensa antes de su debut en el Mutua Madrid Open. Efe
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Si con Nadal todo suena a despedida es porque es a eso a lo que asistimos, a un adiós. Estaba presupuestado como algo para un año, quizá más, pero los meses están marcando el camino. Su físico no le da y, para jugar en Madrid, tiene que renunciar a algo que psicológicamente ha sido siempre irrenunciable para él: ser competitivo.

"La semana ha sido en algún aspecto buena, en otros no tan buena, estoy preparado para salir a jugar mañana y para mí eso ya es importante, poder jugar aquí en Madrid por última vez", explica en la rueda de prensa previa al torneo. Volver a ver a su gente, a un público que está un paso más arriba de la adoración personal. Por eso juega y no por otra cosa, porque él mismo no cree que le pueda dar con su estado actual para grandes gestas en la Manolo Santana. Es más, si juega aquí es únicamente por ser este el lugar.

"Las sensaciones de la semana no han sido perfectas, creo que sería difícil con mi mentalidad… en otra situación quizá no saldría a jugar mañana, pero es Madrid y tomo la decisión de salir a jugar por motivos personales". Una explicación extraña en él, que nunca ha sido un gran sentimental. Pero claro, llega el momento del final y con él ciertos pensamientos se acumulan y se buscan adioses que son necesarios.

En Madrid, con su gente, se puede permitir no ser competitivo, pero él mismo no se dejaría hacerlo en Roland Garros. "Yo no sé lo que va a pasar en las siguientes tres semanas, voy a estar peleando y haciendo las cosas que creo que tengo que hacer para intentar jugar París y si se puede, se puede, pero no voy a jugar París como estoy hoy. Yo voy a jugar en París si me siento capacitado para competir bien, si no no le veo el sentido", cuenta uno de los más grandes deportistas de todos los tiempos.

Al principio de temporada comentó que antes de Roland Garros habría tomado una decisión sobre si este era el último año de su carrera. El físico está marcando el camino en este sentido y, aunque nunca llegue a verbalizarlo como tal, él mismo sabe que esto es una gira de despedida. Voy a poder disfrutar de nuevo de esta pista en la que he vivido momentos muy bonitos". Es el adiós a Madrid, un lugar donde él mismo recapitula 20 ediciones en este torneo, alguna eliminatoria de la Copa Davis y los mejores recuerdos personales.

En su carrera ha tenido lesiones importantes, incluso cuando era muy joven, y por eso mismo entiende que la gente no termine de creerse que este es, realmente, el final: "Yo creo que ha pasado tantas veces que he tenido lesiones y he vuelto que la gente mantiene la esperanza de que todo se solucione y siga hacia adelante. Yo siempre he sido una persona positiva y creo que ha llegado un momento dado en el que es lo que hay".

Los plazos, por la lógica del año, han quedado reducidos al mínimo. En Madrid está por cariño, en París estará si se mantiene competitivo y, de no ser así, alguna meta más queda. "No se acaba el mundo con Roland Garros, no quiere decir que si no juego Roland Garros se acabe todo allí, hay unas olimpiadas con diferentes formatos que me puede hacer ilusión", remarca. Está apuntado a la Laver Cup, el torneo en el que dijo adiós Federer. No es más que una exhibición, algo que bien puede ser una despedida.

Por su manera de afrontar el deporte, Nadal siempre ha sido un competidor tremendo y eso hace que la felicidad no venga necesariamente de la victoria. "Es verdad que al final no nos vamos a engañar, yo soy una persona competitiva y es difícil jugar sin poder dar el máximo. Eso a veces emocionalmente es bonito, es importarme verme jugando, pero interiormente hay momentos y momentos. Para mí jugar Barcelona y tener que dejarme ir… pues a nivel personal no, en ese segundo set no fui feliz", explica.

Porque quizá la gira de despedida sí esté teniendo momentos de felicidad, pero desde que tenía 17 años lo suyo siempre fue salir a ganar con todo. "El objetivo para mí principal siempre ha sido salir de la pista con la tranquilidad de haber hecho todo lo posible para que las cosas salieran bien. Ganar o perder es parte de nuestra vida diariay yo en mi carrera tengo muy pocas veces la sensación de volver a casa sin haber hecho lo posible", remarca el balear.

No le gusta hablar de homenajes, no es su manera de entender el deporte, pero es consciente que, con todo lo que tiene a sus espaldas, no existe una alternativa a una gran ovación y, quizá, algún otro guiño más. "Soy una persona tranquila y cada uno decidirá lo que tenga que hacer, tampoco me tienen que preguntar. Para mí todo está bien, no aspiro a nada más que a salir a jugar, divertirme y tener la sensación de jugar en un lugar donde el cariño que he recibido es inigualable. Nadie tiene que demostrarme nada", remarca.

Con esa tranquilidad de haberlo dado todo, de haber sido querido, afrontará Nadal este jueves su primera ronda del Madrid Open. Quizá también la última. Porque, esta vez sí, esta será su última vez en la capital.