GRACIAS, NADAL

Nadal, Francia y una historia de abucheos que acabó en amor eterno: "Todo cambió el día que Toni dijo que el público parisino era estúpido"

La relación ha terminado de forma idílica, pero tuvo episodios muy complicados. "Ahora es también un poco nuestro campeón, uno de los nuestros", dice Julien Reboullet, jefe de tenis de 'L'Equipe'.

Nadal saluda a los miles de aficionados de la pista Philippe Chatrier tras ganar en 2022 su último Roland Garros. /Adam Pretty/Getty Images
Nadal saluda a los miles de aficionados de la pista Philippe Chatrier tras ganar en 2022 su último Roland Garros. Adam Pretty/Getty Images
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Más de 4.000 'reposts' y 20.000 'me gusta' explican bien las ganas que había por ver la portada que iba a dedicar este viernes 'L'Equipe' a Rafael Nadal después de que el tenista español anunciara su retirada en la mañana del jueves. "Y la Tierra se detuvo", fueron las palabras elegidas por el diario deportivo francés, con una fotografía de primer plano de un Nadal que aparece dirigiendo la mirada como hacia el más allá.

La Tierra se detuvo, concretamente, a las 11:27 horas del jueves, cuando el equipo de Nadal presionó el 'enter' y publicó en sus redes el vídeo en el que anunciaba que colgará la raqueta en noviembre en las Finales de la Copa Davis. Será el final de un viaje que tiene París, la sede de 'L'Equipe', como escenario principal.

El periódico francés ha sido testigo directo de la especial relación que ha mantenido Nadal con Francia. Desde los primeros abucheos y las muchas acusaciones de dopaje —los guiñoles, Yannik Noah y hasta una ministra de Deportes— a una estatua levantada en Roland Garros y a esa poderosa fotografía del tenista portando la antorcha olímpica delante de la Torre Eiffel en la ceremonia inaugural de los Juegos de París. El final es bonito, pero el camino no ha sido fácil.

"La historia de Nadal con Francia es increíble", señala a Relevo Julien Reboullet,editor jefe de tenis en L'Equipe. "Más allá de los 14 Roland Garros, su primer torneo fuera de España lo juega en Francia, en Auray, en 1998. Y luego, en su primera participación en Roland Garros, va y gana".

"Al final es como si se nos fuera alguien de nuestra familia. Nadal es un poco también nuestro campeón, un poquito. Ha vivido tanto en Francia que es uno de los nuestros"

Julien Reboullet Editor jefe de tenis en 'L'Equipe'

Y no ganó de cualquier manera. Porque en aquel Roland Garros 2005 vivió un episodio complicadísimo en su partido de octavos, en el que se enfrentó a un francés, Sebastien Grosjean. En un momento del segundo set, el galo reclamó que una pelota de Nadal había botado fuera, pero el juez de silla se negó a bajar para comprobarlo, lo que desató la furia del jugador y de los 15.000 franceses que poblaron las gradas. El encuentro se tuvo que detener casi diez minutos por los silbidos. El destinatario de tal ira no era Nadal, sino el árbitro, pero aquel día el español se dio cuenta de lo beligerante que podía llegar a ser el público de Roland Garros para defender a los suyos.

"El público no se comportó de la forma debida en una cancha de tenis, pero cada uno hace lo que quiere. Fue por una tontería, la razón la tenía el árbitro", aseguró el mallorquín aquel día tras derrotar al galo por 6-4, 3-6, 6-0, 6-3 camino de su primera Copa de los Mosqueteros.

Rafael Nadal, durante los abucheos del público en el partido ante Grosjean.  Michael Steele/Getty Images
Rafael Nadal, durante los abucheos del público en el partido ante Grosjean. Michael Steele/Getty Images

Los abucheos en su primera derrota

Nadal ganaría aquella edición de Roland Garros y también las tres siguientes, 2006, 2007 y 2008, para convertirse en el indiscutible rey de la tierra batida. Su actuación en 2008, temporada en la que levantó la Copa de los Mosqueteros sin ceder un set y dando una soberana paliza a Roger Federer en la final, provocó un runrún en el circuito porque no había manera de que alguien pudiera ganar a Nadal tres sets en tierra batida. Ni el mismísimo Federer.

Al suizo, el mejor tenista de la historia ya por aquel entonces, lo único que le faltaba en su carrera era conquistar Roland Garros. Pero con Nadal enfrente, parecía algo imposible. Y el público francés quería ver a Federer coronarse en París. Eso fue una de las causas que llevó a la grada parisina a abuchear a Nadal en los octavos de 2009, cuando perdió ante Robin Söderling el primer partido de su carrera en París.

"La reacción del público fue increíble en aquel partido. Cuando alguien gana todo tan fácilmente... La gente en Francia quería ver a Federer ganar Roland Garros y por eso el público de la Chatrier tuvo esa reacción tan estúpida", recuerda ahora Julien Reboullet.

Toni Nadal, que todavía era el entrenador de Nadal, explotó delante de los micrófonos y dejó una frase que retumbó en Roland Garros. "El público parisino es bastante estúpido. A los franceses les molesta el triunfo de un español. Cuando está entrenando, es uno de los jugadores que despierta más expectación, pero cuando juega lo que quieren es que pierda. Basar la felicidad en la derrota de otro me parece una mala filosofía", soltó Toni en una entrevista con la Cadena Ser.

"Aquel episodio, cuando Toni llamó estúpido al público, fue un punto de inflexión en la relación entre Nadal y Francia. Todo cambió a partir de ahí. Me acuerdo de que nosotros en L'Equipe sacamos un editorial al día siguiente criticando el comportamiento del público. Para Toni fue importante que nosotros escribiéramos eso. Y después, a partir de 2010, Rafa se convirtió en el favorito del público", añade Julien Reboullet, que lleva desde finales de los 90 en L'Equipe.

El dopaje y la estatua

Todas las polémicas con el tema del dopaje llegaron después, pero no afectó para nada la relación entre Nadal y el público francés. La famosa columna de Noah hablando de la "pócima mágica" de los deportistas españoles vio la luz en noviembre de 2011, el ataque de los guiñoles y sus jeringuillas gigantes llegó en 2012 y las acusaciones de la ministra de Deportes, Roselyne Bachelot, que acabó condenada por la justicia, se produjeron en 2016. Pero Roland Garros, salvo casos aislados, fue casi una balsa de aceite para Nadal.

"Aquella época de las acusaciones fue muy difícil para Nadal y su equipo, saber cómo gestionar eso. Pero creo que no cambió nada de la relación de Rafa con el público francés. No influyó", continúa Julien Reboullet por teléfono.

Rafael Nadal, durante la inauguración de su estatua en Roland Garros.  EFE/EPA/Xavi Pladellorens
Rafael Nadal, durante la inauguración de su estatua en Roland Garros. EFE/EPA/Xavi Pladellorens

El español volvió a triunfar en París en 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022, convirtiéndose en el primer y único tenista que ha conquistado catorce veces el mismo Grand Slam. La Federación Francesa le levantó una estatua dentro de las instalaciones de Roland Garros en 2021 y hay voces incluso que piden rebautizar la pista Philippe Chatrier, una muestra del amor que profesa ahora Francia a Nadal. La imagen de la pista central en pie despidiéndole hace unos meses tras su derrota en primera ronda quedará para siempre en la memoria. Un gesto que solo se entiende desde el respeto y la admiración.

"Hay tantas historia de Nadal en Francia... al final es como si se nos fuera alguien de nuestra familia. Nadal es un poco también nuestro campeón, un poquito. Ha vivido tanto en Francia que es uno de los nuestros", añade Julien Reboullet. "Aquí nadie va a olvidar este día de octubre en el que Nadal anunció su fin. Habrá que acostumbrarse a pensar que no vamos a volver a verle en Roland Garros".