OPEN DE AUSTRALIA

"Ese maldito primer set, joé": la intrahistoria de una derrota que deja herido a Alcaraz

El español paga carísimo su mal arranque de partido y se despide del Open de Australia con deberes para el 2024.

«Ese maldito primer set, joé»: la intrahistoria de una derrota que deja herido a Alcaraz
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Melbourne.- El reloj marca las 1:21 de la madrugada del jueves en Melbourne cuando el equipo de Carlos Alcaraz, gota a gota, va abandonando las gradas de la Rod Laver Arena camino de la zona de jugadores. Rostros serios y miradas perdidas, todavía digiriendo una dolorosa derrota, no tanto por el resultado sino por la forma. Un 6-1, 6-3, 6-7 (2-7) y 6-4 frente a Alexander Zverev consecuencia de un inicio para el olvido.

"Ese maldito primer set, joé", se lamentaba Samuel López, el entrenador que ha sustituido estos días a Juan Carlos Ferrero en Australia. Con la raqueta y la mochila a la espalda, el técnico se preguntaba por qué. Por qué Carlitos ha entrado al partido tan descentrado si llevan insistiendo en eso meses y meses. Una doble falta en su primer punto al saque fue una premonición de lo que venía, un festival de errores que sirvió en bandeja el triunfo ante Zverev.

Sólo un ataque de orgullo le hizo levantarse cuando estaba ya colgando del precipicio. Pero los pensamientos del equipo estaban en ese fatídico arranque de partido. "Ferrero siempre me insiste en la necesidad de que no me relaje durante los partidos", había dicho hace unos días el propio Alcaraz en Eurosport. Y justo en el primer partido con un rival de categoría, nada menos que el número seis del ranking mundial, pum: un bajón mental que le ha costado dos sets. Cuando ha despertado, ya era demasiado tarde.

El equipo de Carlos Alcaraz, durante el partido ante Zverev.  REUTERS
El equipo de Carlos Alcaraz, durante el partido ante Zverev. REUTERS

La educación y una pregunta sin respuesta

"No queda otra que levantarse y seguir", añadía cabizbajo su fisio, Juanjo Moreno, acompañado por el médico Juanjo López. Unos segundos después, por la puerta 19 de la Rod Laver Arena, saliendo, emergía la figura de Carlos Alcaraz padre, seguido de Álvaro, hermano, amigo y sparring. Había apenas diez metros desde la puerta hasta el ascensor que les tenía que bajar a la zona de jugadores, un pasillo corto pero que muchos aficionados conocen. Había varios fans esperando a Carlos y a Álvaro para hacerse una foto. La educación y los valores se demuestra más en las derrotas que en las victorias. Foto, foto, foto.

"Estaba perfecto antes del partido, pero ha salido y se ha bloqueado", insistía Samuel López mientras esperaba al ascensor. Por los pasillos de abajo ya andaba Zverev, cojeando por unas ampollas en los pies, que saludaba con efusividad a todo aquel que veía. Incluido a Albert Molina, el mánager de Alcaraz, que una hora después aparecía en la sala de prensa escoltando a su jugador.

"¿Por qué?", fue una de las primeras preguntas que recibió el tenista. Pero él tampoco tenía respuestas. "No sé lo que me ha pasado. Tengo que verlo con mi equipo porque yo sinceramente sigo un poco en caliente y tengo que ver qué conclusiones sacar", respondió el número dos de la ATP.

"Tendré que hablar con mi equipo, que me dirán las cosas como son y mejoraremos. Es algo que iré mejorando seguro, porque si quiero hacer grandes cosas, si quiero ganar más Grand Slam, tengo que mejorar estas cosas. Porque, cuando empiezas así, ante este tipo de jugadores volver no es imposible pero prácticamente", ha añadido.

"Nadie es perfecto y tengo que mejorar eso. No voy a excusarme por la edad, pero tengo 20 años y personalmente pienso que es algo normal que me pase. Lo bueno es que lo sabemos y lo trabajaremos para que cada vez me pase menos o no me pase directamente". Y la pregunta seguí flotando. Por qué. "Me encantaría saberlo, pero no lo sé".