Novak Djokovic despeja cualquier duda sobre su físico y entra en cuartos en modo apisonadora

Hasta ahora el gran rival que Novak Djokovic tenía en Australia era su propio cuerpo. Con las eliminaciones de Nadal, Ruud, Zverev o Medvedev al balcánico se le quedaba un camino de baldosas amarillas hasta su décimo Open de Australia en el que sólo podía tropezar con esas molestias en el muslo izquierdo que le acompañan desde la previa del torneo.

Ahora ya no le queda ni ese obstáculo. 'Nole' ha pulsado el botón de apisonadora y ha disipado cualquier duda física que hubiera al respecto de sus posibilidades de volver a reinar en la Rod Laver Arena. Ya no hay interrogantes. Djokovic está en modo campeón y como tal apareció en la pista para barrer al local Alex de Minaur en tres sets (6-2, 6-1 y 6-2) y colarse en los cuartos de final del Grand Slam australiano.

El tenista serbio mantiene su idilio con el primer 'grande' de la temporada y así lo demuestran los datos. Djokovic está a sólo un triunfo de igualar a Andre Agassi como la mejor racha de triunfos en Australia. De momento, tras tumbar a De Minaur suma 25 triunfos en los que se ha impuesto en 74 de los 84 sets que ha disputado. Números que hablan de una superioridad incontestable en el cemento oceánico.

Para mantener la racha Djokovic, que se ha metido por 13ª vez en los cuartos de final del Open de Australia, apenas encontró resistencia en su rival. De Minaur no encontró la forma de sobrevivir al huracán del serbio y tampoco cambió su plan de partido, a pesar de que su rival le estaba pasando por encima. Y para muestra un botón: del 2-2 se pasó al 6-2 y 5-0. Es decir, un parcial de 9-0 que terminó con cualquier opción de victoria para el australiano.

No quedaba ni rastro más allá del vendaje que luce en su muslo izquierdo. Sólo tenis. Y en eso Djokovic sigue siendo uno de los mejores de la historia y como tal, es el gran favorito ya para hacerse con el Open de Australia e igualar a Rafa Nadal como los jugadores con más Grand Slam de la historia (22).

Para ello el siguiente escollo en su camino será Andrey Rublev, que levantó un partido épico al danés Holger Rune y que tendrá que sacar ese tenis que muestra a pequeños destellos si quiere tener oportunidades ante un Djokovic que ha entrado entre los ocho mejores del torneo como un duelista que se ha quedado sin rivales.