¡Arrivederci, Novak! Sinner pone fin a la tiranía australiana de Djokovic

Melbourne.-"¿Arrivederci Novak?", grita un aficionado desde lo más alto de la Rod Laver Arena. Pero ni esa bravuconada que baja desde la grada espolea a Novak Djokovic en la pista. Algo le pasa al serbio, cabizbajo y triste, que pierde en ese momento 6-1 y 3-1 y que no encuentra soluciones ni, aún peor, ese fuego interno que brota y le empuja en los momentos de máxima tensión.

Arrivederci, Novak, confirma un rato después Jannik Sinner, ese italiano de melena pelirroja y alborotada que rinde al serbio por 6-1, 6-2, 6-7 (6-8) y 6-3 para poner fin a una de las mayores tiranías que se recuerdan en el deporte. Decir que Djokovic ha perdido en Australia se parece mucho a decir que Rafael Nadal ha perdido en Roland Garros. Hay que frotarse los ojos y pellizcarse diez veces, tantas como títulos ha levantado el balcánico en Melbourne.

Pero sí, este viernes llegó el día en el que Djokovic volvió a hincar la rodilla en Melbourne. Hay que rebobinar hasta el 22 de enero de 2018, hace 2.195 días, para ver algo similar. Aquella tarde lo eliminó en octavos de final Hyeon Chung, un surcoreano que prometía mucho y años después acabó perdido entre tanta lesión. El de ahora se llama Jannik Sinner y promete todavía más. A sus 22 años, el italiano es junto a Carlos Alcaraz el líder de una nueva generación que viene a destronar al rey.

Con Roger Federer retirado y Rafael Nadal camino de lo mismo, Djokovic es el último que queda en pie del Big Three, pero cada vez le salen más enemigos. "Los jóvenes quieren arrancarme la cabellera", había dicho precisamente el serbio a finales de 2023, cuando Sinner se le subió a las barbas ganándole en la fase de grupos de las ATP Finals y en la Copa Davis. Fue un aviso, un preludio de lo que venía en Australia. De los últimos seis Grand Slam que ha disputado Djokovic, ha ganado cuatro y en los otros dos ha perdido con Alcaraz -la final de Wimbledon 2023- y ahora con Sinner. Sí, quieren su cabellera.

Sinner hizo un partido prácticamente perfecto. Pero para tener a Djokovic 6-1 y 6-2 en la central de Australia no vale sólo con eso. Necesitaba algo más y del resto se encargó el serbio, que entró al duelo desconectado y apático. Desde luego que no estaba siendo su mejor Open de Australia, con sets perdidos por aquí y por allá, pero Nole es el maestro del escapismo. Y los buenos magos se suelen guardar sus mejores números para el final. Sin embargo, esta vez no había conejo en la chistera. Djokovic fue una sombra de sí mismo ante Sinner: terminó el duelo con 54 errores no forzados, sólo 32 winners y cero pelotas de break a favor.

Al igual que le ocurrió a Alcaraz con Zverev en cuartos, sólo una reacción en el tercer set evitó una derrota bochornosa. El número uno salvó un match point en el tie break del tercer set y se dio una oportunidad más. Estaba vivo.

Era un reto para el joven Sinner: ¿resistiría su cabeza después de tener la victoria en el bolsillo? Las dudas quedaron despejadas enseguida, cuando el transalpino levantó un 40-0 en el cuarto juego de cuarto set para lograr el break definitivo. Ahí ya sí se vio a Djokovic enfadado y gritón, mostrando amor propio. Pero era demasiado tarde.

La única parte positiva para él es que la derrota no pone en riesgo su condición de número uno. El serbio tiene asegurada la primera plaza pase lo que pase en la otra semifinal y en la final del domingo. No obstante, saldrá de Melbourne con mucha menos ventaja: Alcaraz está ya a 600 puntos y Medvedev tiene posibilidades de acercarse todavía más.

Sinner se ha convertido en el primer italiano, hombre o mujer, que alcanza el partido decisivo del primer Grand Slam del curso. Hasta el momento, sólo cuatro italianos saben lo que es jugar la final de un grande, pero ni Nicola Pietrangeli ni Matteo Berrettini ni Giorgio de Stefani ni Adriano Panatta lo había logrado en Melbourne.

Su rival en la primera gran final de su carrera saldrá del partido que jugarán más tarde (sobre las 9:30 horas, en Eurosport) el ruso Daniil Medvedev y el alemán Alexander Zverev, verdugo en cuartos de Alcaraz.