OPINIÓN

A Djokovic le está ocurriendo lo mismo que a Federer y Nadal y no es una buena señal

Novak Djokovic se lamenta durante su derrota en el Mutua Madrid Open. /EFE/ Chema Moya
Novak Djokovic se lamenta durante su derrota en el Mutua Madrid Open. EFE/ Chema Moya

La llama casi nunca se apaga de un día para otro. Normalmente, se trata de un proceso largo, cuestión de meses, incluso de años, en el que uno va masticando lenta pero inevitablemente que se acaba. Un día te das cuenta de que las piernas ya responden como antes. Al siguiente te ves metido en un quirófano con 37 años. Unos meses más tarde ves a tus rivales generacionales colgar la raqueta, obligados por el paso del tiempo, claro. Después ves que las cicatrices ya no se curan tan rápido. Y también sientes que dentro de ti hay algo que está cambiando, que las ganas, el deseo, el hambre, siguen ahí, sí, pero de una manera diferente, cada vez menos exigente.

Llega un momento en el que alzas la vista en el vestuario y sientes que cualquiera te puede hacer un roto. Te ves encadenando derrotas ante jugadores a los que antes aplastabas sin pestañear. Nunca has sido invencible, pero ahora ya ni siquiera lo sientes. Al revés, te ves más vulnerable que nunca. De repente, tú, que has sido uno de los mejores tenistas de todos los tiempos, te sientas en la sala de prensa de uno de los torneos más importantes del mundo y dices que no tienes demasiadas expectativas, que no crees que vayas a ganar.

Retocando algunas palabras o fechas, estos dos párrafos valen indistintamente para Roger Federer, Rafael Nadal o Novak Djokovic. Cada uno en su tiempo, cada uno con sus circunstancias personales. El suizo fue el primero en retirarse -también era el mayor de todos- en septiembre de 2022, el español siguió su estela en noviembre de 2024 y el serbio transita ahora por un túnel cuyo destino parece ser el mismo: el adiós. Conviene escribir "parece" y no dar nada por sentado, porque se trata de Nole. Si hay algo que ha quedado claro con él y los otros dos monstruos, es que es mejor esperar hasta el último milisegundo de su carrera para poder afirmar algo así con rotundidad. Mejor no pillarse los dedos, que las hemerotecas las carga el diablo.

"No tengo grandes expectativas aquí. Siempre tengo un buen nivel cuando juego en Madrid, pero ahora mismo estoy buscando mi mejor versión para prepararme de cara a Roland Garros". Estas palabras de Djokovic, pronunciadas el jueves de la semana pasada en el Mutua Madrid Open, eran la demostración de que el campeón de 24 Grand Slam está lejos de la versión que él quiere de sí mismo. Lógicamente, no vino a Madrid a pasearse: a estas alturas de su carrera nada le obliga ni le ata a jugar torneos que para el resto de mortales sí son obligatorios (pincha aquí si quieres saber concretamente por qué). Sin embargo, ya estaba preparando el camino para un posible descalabro que no tardó en llegar.

Ocurrió dos días después, en su debut. Esta vez le eliminó Matteo Arnaldi, número 44 del ranking ATP. No es la primera vez que el serbio pierde a las primeras de cambio contra alguien desconocido para el gran público. Pero tampoco se puede encuadrar en la lista de "accidentes". Porque lo peligroso de Madrid para Nole es que se confirma una tendencia: de los siete partidos que ha perdido en este inicio de 2025, cuatro han sido en su debut en un torneo y en seis de los siete se enfrentó a jugadores que estaban fuera del top 30 de la clasificación mundial. Hablamos de Reilly Opelka, Matteo Berrettini, Botic van de Zandschulp, Jakub Mensik, Alejandro Tabilo y Arnaldi. Es un rumbo peligroso.

A Djokovic le preguntaron hace unos días durante la gala de los Premios Laureus en Madrid si las retiradas de Nadal y Federer le habían afectado a nivel motivacional. Si ahora que ya no le empujaban sus dos grandes rivales se sentía más vacío. "Puede ser, pero si no estuviera motivado no estaría aquí ni jugaría más. Aparcaría la raqueta y descansaría", respondió a Eurosport el exnúmero uno, que cumplirá 38 años el 22 de mayo. "Todavía siendo el deseo de jugar y la pasión por competir siempre está ahí. Espero seguir empujando más fuerte. Los Grand Slam son los torneos que me motivan ahora para hacerlo bien".

El siguiente grande del calendario es Roland Garros, que arrancará a finales de mayo con un homenaje a Nadal en la pista central. Quizás esa fiesta alrededor de su máximo rival remueva algo en el corazón del serbio para derribar el último muro: convertirse en el primer tenista, hombre o mujer, con 25 títulos de Grand Slam. Lleva persiguiendo esa meta desde finales de 2023 y cada vez es más y más difícil: por el empuje de las nuevas generaciones y porque, quiera o no, le está ocurriendo lo mismo que a Federer y a Nadal. Y no es una buena señal.