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Paula Badosa, estrella de la portada de L'Equipe Magazine: "Viendo donde estoy, ahora puedo decir que mereció la pena"

La jugadora gerundense y su entorno reflexionan en el gran medio francés sobre su momento actual y lo que ha sido su carrera.

Paula Badosa sonríe en una conferencia de prensa. /AFP
Paula Badosa sonríe en una conferencia de prensa. AFP
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Paula Badosa es una de esas deportistas que concita todas las miradas cuando entra en una habitación. Tiene un punto enigmático a pesar de pasarse todo el año hablando, de torneo en torneo, de revista en revista. No importa cuántas veces cuente su peripecia, siempre hay algo que empuja a leer lo que dice. No es algo exclusivo España, que sería comprensible habida cuenta del nacionalismo deportivo que impera en los países, lo suyo va más allá, se le acumulan las peticiones para hacer reportajes en los medios más importantes del mundo, deportivos o no.

El último es L'Equipe, que le ha entregado la portada de su revista cuando la temporada de tierra batida, esa que culmina en Roland Garros, orgullo patrio para los galos, empieza a calentarse. No son muchos los deportistas españoles que podrían tener el honor de ese despliegue, y probablemente los demás han conseguido una carrera más distinguida en el deporte que Badosa. No es que la gerundense no tenga títulos, su historia tenística es notable, pero hay un escalón más al que ella todavía no ha accedido y sin el que la mayoría no formaría parte de los planes de ningún editor.

Ella sí, por ese atractivo que se nota en el ambiente cuando ella aparece, incluso cuando, como el año pasado, queda recluida a las pistas suplementarias de algún torneo. Hay una parte de su tenis, brillante, también tiene relación con su físico, pero más allá de eso, el personaje de Badosa invita a pensar, tiene un arco de personaje muy llamativo.

El reportaje de la revista francesa es sobre ella, por supuesto, pero también es una foto de familia, un texto en el que no solo Badosa cuenta su historia, sino que los de alrededor explican también lo que supone estar a su lado. Algo que es particularmente importante con ella, pues le costó mucho encontrar estabilidad en su equipo. "Lo que está claro es que he cambiado mucho desde esa decisión. Y que con mi mejor amiga y los demás miembros de mi entorno (Pol Toledo, su entrenador, y David Antona Bravo, su preparador físico), formamos una familia en la que creo al 100 %. La falta de confianza es lo peor que puede pasarte en los deportes individuales. Hoy todo va bien", explica desde Dubái la tenista.

Badosa fue muy inestable en su equipo y terminó confiando en gente que quizá no tenía tanta fama en el circuito, pero que ya conocía y en la que confiaba. Haber dado ese paso no quiere decir que su equipo solo le vaya a decir lo que ella quiere oír, y lo deja bastante claro su preparador físico en el reportaje.

"Le hice entender que no tenía la condición física de una atleta de alto nivel", explica Antona en el texto. Sí, la fama de la tenista dice que no siempre fue tan profesional como se espera para alguien que solo aspira al máximo. "Para obtener resultados en la élite, se necesita talento, pero también una buena condición física, buena nutrición, fisioterapia... Había que retomar todo eso porque Paula lo había descuidado en los últimos meses", añadía el especialista.

En ese relato aparecen también las lesiones, especialmente una de espalda que el año pasado la empujó a su peor momento, un drama personal que la llevó casi a perder la fe. Aquello, que pudo ser fatal, hoy es un aprendizaje: "Si me lo hubieran preguntado hace un año, con mi espalda tan mal, les habría dicho que todo podía terminar pronto. Ahora quiero seguir. Pero pongamos un ejemplo: quizá en tres años no tenga el nivel, o quizá esté en lo más alto. Ese es el verdadero reto. No quiero que suene negativo ni pretencioso, pero para mí, el tenis solo tiene sentido cuando estoy en la cima. Me gusta jugar en pistas centrales, enfrentarme a las mejores del mundo, eso es lo que me motiva".

Pasar esos momentos también forma parte de la personalidad de Badosa. Paula Taberner, su agente, que también es amiga de la infancia, no escatima elogios para ella: "Si hay una palabra que define a Paula, es luchadora. Lo que la hace única no es solo su talento, es su capacidad de encontrar fuerza en esos momentos. Siempre lo he admirado".

Badosa reflexiona sobre su carrera más que la media de deportistas, probablemente también porque con sus idas y venidas ha tenido tiempo para ello, también sin duda porque ese mismo recorrido de altibajos ha provocado siempre preguntas de esas que obligan a pensar.

Cuando se le pregunta si volvería a vivir lo vivido, que como pregunta no es pequeña, la respuesta es algo parecido a un sí pero no. "Era por alcanzar un sueño y, viendo dónde estoy ahora, uno puede decir que valió la pena. Sobre todo porque hoy estoy muy feliz y muy orgullosa de haberlo hecho. Pero hay que imaginar la cantidad de sacrificios. Si tuviera una hija... digamos que si tuviera que empezar de nuevo, no lo haría. Porque no es un camino fácil", reflexiona.

Paula Badosa saltó a la fama de verdad en algún momento entre 2020 y 2021, cuando tenía ya 23 años, pero lo que ha pasado desde entonces, su carrera mediática y sus euforias y caídas, no es más que la punta del iceberg. A eso se refiere un poco cuando explica todo lo que supone empezar de nuevo, y es que un deportista profesional no tiene tiempo para ser un adolescente, su vida cambia mucho antes de poder disfrutarlo. En su caso, a los 14 años, cuando se marchó de casa para irse a entrenar a Valencia. "Ahí se acabó el juego, el sueño, empezaba un posible futuro trabajo. Durante los primeros meses sufrí mucho. En el fondo, solo quería una cosa: volver a casa", cuenta en L'Equipe.

Badosa ha tenido que escuchar en muchas ocasiones que es inestable o que no se lo ha tomado del todo en serio. Ella misma es consciente que, a veces, ser tenista es batallar contra una misma: "Es menos difícil a los 16 años. El deseo de ganar cada punto, lo tengo, es innato. Pero disfrutar del camino, eso es difícil para mí. ¡Porque no nos lo enseñan! Cuando me divierto en la pista, no pasa mucho tiempo antes de que me pregunte si estoy trabajando, si estoy siendo lo suficientemente profesional. Cambiar esa mentalidad es complicado. Estamos trabajando en ello, va mejorando".

La tenista española califica con un 9,5 sobre 10 su felicidad actual, que no es poca cosa teniendo en cuenta de dónde viene. Claro que, un poco más abajo en el texto, explica que esa cifra tiene también algo de voluntad. Se ha propuesto ser feliz: "Llevo meses trabajando en ello. Creo que puedo decir con orgullo que lo estoy logrando en la mayoría de los casos. Y que la nota será la misma el día que vuelva a ganar un gran torneo".