Rublev manda a casa a un cansado Alcaraz y deja el Open sin españoles
El jugador murciano no está en su mejor momento y fue incapaz de sobrevivir a otro partido de tres sets en el que su rival fue más sólido.

La adrenalina se terminó a mediados del segundo set y ahí se impuso quien ahora mismo está mejor, que es Rublev, que terminó ganando por 4-6, 6-3 y 6-2. Carlos Alcaraz ha jugado cuatro partidos en Madrid, que aunque fuese el objetivo antes de llegar aquí, suena a poco para un jugador que había ganado las dos ediciones previas del torneo.
Esta vez no fue porque a la máquina le falta estar del todo engrasada. El juego del murciano va a ráfagas, tiene algunos golpes impresionantes, pero ahora mismo no goza de la consistencia que se requiere para poder ganar sin sufrir. Contra Struff sacó el partido adelante, pero Rublev es un paso más en nivel de dificultad.
La pista estaba cerrada, en parte por el frío que preside la Caja Mágica estos días, temperatura inusual para ser mayo pero comprensible en un recinto que tiende a bajar varios grados la temperatura. Ningún lamento en realidad, tanto Alcaraz como Rublev son ese tipo de jugadores de esta generación que no parecen tener mucho problema con las condiciones de la pista, igual aparecen y compiten en tierra que en hierba, al aire libre y en cubierto.
En la previa del partido Alcaraz dijo que su servicio ha subido sus prestaciones recientemente, pero todavía no es un arma fiable. No consigue puntos gratis, le cuesta imponerse en su servicio y aunque es realmente bueno disputando las bolas de break en contra, le cuesta demasiado ganar su servicio con facilidad.
Eso es algo que luego paga más adelante, le obliga también en los saques del rival, porque tiene que equilibrar sus otras carencias. Trató de hacer todo rápido, de acortar los puntos contra un tenista al que le encanta jugar en el vértigo. Un error de planteamiento que, en ocasiones, no es más que otra representación del cansancio.
Todo esto no es un drama tanto como un estado de forma, Alcaraz es un excelente jugador, de eficacia probada, que no lleva el mejor mes a sus espaldas. Ha estado medio parado, con dolores en el antebrazo, y la mezcla de esos factores le ha quitado competitividad en Madrid.
Esa falta de ritmo se nota también en las piernas, que es algo que a Alcaraz no le suele pasar. Rublev, que jugó muy sólido todo el partido, le pegó a todos lados, con potencia, buscando moverle y cansarle.
En el palco del equipo Ferrero repetía de vez en cuando "vamos, vamos", pero sin la fe de otras ocasiones. Madrid es un torneo importante, no cabe duda, pero no es el torneo. Dentro de un mes la derrota será un drama, porque en todo grand slam lo es, pero perder un campeonato en las circunstancias que concurren en este por parte de Carlos no suena tan grave.
Una tarde después del adiós de Nadal a Madrid, el cuadro masculino del torneo se despobló definitivamente de españoles. Para buena parte del público, las emociones más hondas de esta edición ya han quedado a la espalda. Tampoco queda ninguna española en el cuadro femenino, aunque sí en el de dobles. No es algo realmente sorprendente.
Alcaraz, ese gran jugador que ahora está algo cansado, es el presente y el futuro cercano del tenis español. Para que las gradas de Madrid se sigan llenando se necesitará que siga compitiendo a la altura de estos últimos años. Es una gran responsabilidad, pero nada que no pueda afrontar un enorme talento como el suyo. Rublev, el cinco del mundo, sigue en pie. Será otro año para Carlos Alcaraz.