Pablo Carreño explica su enfado viral con el juez de silla: "Me equivoqué, pero él tuvo la prepotencia de cantarla buena sin mostrar la marca"
El español asume que se equivocó en las formas en las que se dirigió al árbitro en Girona. "Solo quería tranquilizarme y hablar con alguien que me comprendiera", dice a Relevo.

Hace dos semanas, el nombre de Pablo Carreño apareció en las webs y redes de medio mundo por una acalorada discusión que tuvo con el juez de silla durante los octavos de final del Challenger de Girona. El tenista gijonés fue sancionado incluso con un warning por tocar al árbitro durante esos minutos de máxima tensión, aunque terminó ganando al búlgaro Igor Radulov por 6-2, 5-7 y 7-6 (7-4) tras una batalla de tres horas y 20 minutos.
Las cámaras de la pista mostraron el tremendo enfado de Carreño con el juez de silla iraní Ali Katebi en un momento clave. Con 1-0 para Radulov en el tie break decisivo, el búlgaro pegó una derecha que, según Carreño y la jueza de línea, botó fuera. El árbitro, sin embargo, bajó a comprobarla y la dio por buena pese a que no supo indicarle a Carreño el bote exacto de la pelota. "¡Llama al supervisor, llama al supervisor! Yo no quiero jugar porque tú eres muy malo y no tienes que estar sentado ahí", dijo Carreño durante una discusión que se alargó durante casi diez minutos.
"El tema es que llevábamos tres horas de partido y estaba jugando contra un chaval con el que entreno en el TEC (la academia TEC Carles Ferrer Salat), le veo todos los días. En las tres horas que llevábamos no había habido ningún problema. Cada bola justa la mirábamos y nos fiábamos. Además, su entrenador, Edu Esteve, es íntimo amigo mío", señala Carreño durante una conversación con Relevo en Madrid, donde esta semana está disputando un nuevo torneo del circuito Challenger.
"Había mucha tensión, porque era un punto muy importante, y el árbitro tuvo un poco la prepotencia de decir que había sido buena sin mostrar la marca"
"Si la jueza de línea la canta mala y yo la veo mala, ya está. Nadie le manda bajar a ver la bola. Pero baja y me dice que es buena. Yo le marco la marca de la bola fuera y me dice que no. Luego le pido que me enseñe la marca en la línea y me dice que la ha perdido pero que es buena", continúa el gijonés. "Le digo '¿cómo has perdido la marca?' Y me dice 'Es que me he girado para verte y la he perdido'. Pero si es así, la marca seguiría ahí, es tierra batida. Yo le insisto para que me la enseñe y me dice 'No la encuentro, pero es buena, seguro. La he visto muy clara'".
Ese momento es justo cuando Carreño, pasado de revoluciones por el enfado, toca al árbitro para pedirle que llame al supervisor. Dos semanas después, el que fuera top ten admite que se equivocó en ese gesto, pero asegura que no empujó al juez de silla. "Yo quería llamar al supervisor. Ahí él tenía que haber entendido la situación de partido y al tenista. Había mucha tensión, porque era un punto muy importante, y el árbitro tuvo un poco la prepotencia de decir que había sido buena sin mostrar la marca".
"Yo, ahí, obviamente me equivoco, no actúo bien. No tengo que tocarle y le toco, pero tampoco le doy un empujón como he visto en muchos sitios. Yo solo quería que viniera el supervisor para calmarme. Sabía que no iba a cambiar el punto, pero al menos quería tranquilizarme un poco, hablar con alguien que me comprendiera, en el que pudiera confiar. El supervisor me acabó dando la razón", añade el medallista de bronce de los Juegos de Tokio. "Ahí entras en una rueda... y es una situación muy fea que no quieres vivir, porque también has parado involuntariamente un partido y el otro chico es muy joven... Es una situación muy incómoda que no quieres vivir".