TENIS

Algo pasa con Novak Djokovic y sospecho que Rafael Nadal es un culpable

Novak Djokovic golpea una derecha con la gorra de lado durante su derrota en Indian Wells 2025. /Joe Scarnici/Getty Images
Novak Djokovic golpea una derecha con la gorra de lado durante su derrota en Indian Wells 2025. Joe Scarnici/Getty Images

Cuando eres Novak Djokovic y miras al cielo y te molesta el sol, normalmente la culpa no es de la luz ni de sus reflejos.

Cuando eres Novak Djokovic y miras al suelo y te molesta la superficie en las que estás jugando, normalmente la culpa no es de la pista ni del material, por mucho que sea nuevo.

Cuando eres Novak Djokovic y ves al otro lado de la red al número 85 del ranking mundial pasándote por encima, normalmente la culpa no es del rival, por muy buen partido que juegue Botic van de Zandschulp.

Cuando eres Novak Djokovic y pierdes tres partidos seguidos, normalmente la culpa no es de los adversarios.

Cuando eres Novak Djokovic y te pasa todo eso, cuando llevas 15 meses sin levantar un título ATP, cuando estás séptimo de ranking mundial, con lo que tú has sido, lo normal es la que culpa sea tuya.

El tenista más exitoso de todos los tiempos -y posiblemente también el mejor, aunque no sea lo mismo- está atravesando el momento más delicado de su carrera. No se encuentra a sí mismo, lleva un año y medio sin levantar un Grand Slam -eso es una infinidad de tiempo para alguien como Nole-, va dando tumbos de acá para allá, como si deambulara, se ha cargado prácticamente a todo el equipo que le acompañó a la cumbre y está viendo a las estrellas de la nueva generación, a las que saca más de 15 años, subiéndose a sus barbas como si nada.

Quizás no sea más que una anécdota, pero la imagen de Djokovic colocándose la gorra como si fuera un amigo de Will Smith en El Príncipe de Bel-Air durante la derrota en su debut en Indian Wells ante Botic van de Zandschulp parece un buen resumen de lo descolocado que anda el serbio estos días, cuando camina hacia los 38 años con la brújula escacharrada. Algo le pasa a Nole y sospecho que uno de los principales culpables de su deriva se llama Rafael Nadal.

"Con Nadal retirado y disfrutando de su nueva vida, Nole se ha quedado huérfano. Como si el Real Madrid se quedara sin Barcelona y Atlético de Madrid. Quedarían cosas, sí, pero nada sería lo mismo"

Antes de seguir, conviene aclarar un poco la "deriva" de Nole, porque con prácticamente el 99% de los tenistas que han llegado a debutar como profesionales hablaríamos en otros términos. Desde que acabara la temporada 2023 conquistando las ATP Finals y coronándose como número uno del curso, Nole ha disputado 57 partidos, de los que ha ganado 44, se ha colgado el oro olímpico en los Juegos de París 2024, ha alcanzado dos finales más, las de Wimbledon y Shanghai, y se ha mantenido entre los diez mejores del ranking mundial. Cualquiera, salvo los más grandes, firmaría esa hoja de ruta con los ojos cerrados. Pero para Djokovic, de todo lo anterior, lo único que vale en realidad es el oro olímpico, la gran cuenta pendiente que le quedaba por saldar.

Novak Djokovic celebra su triunfo sobre Alcaraz en la final de los Juegos.  PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP
Novak Djokovic celebra su triunfo sobre Alcaraz en la final de los Juegos. PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP

Ese triunfo en la tierra batida de París significó una enormidad para el serbio: no solo porque cerraba el círculo, sino porque lo hacía en las instalaciones de Roland Garros, donde tantas veces lo torturó Nadal, venciendo en la final a Alcaraz, el mismo que le había ganado unas semanas antes en Wimbledon, y porque a principios de junio, a dos meses de los Juegos, el serbio estaba saliendo de una clínica de París con el menisco recién operado.

Aquella tarde en París, Djokovic se quitó una mochila que cargaba desde hacía más de una década. Pero creo que también le hizo rebajar su ambición. Llevaba tanto tiempo ansiando esa medalla, que lo que ocurrió en las siguientes semanas se explica justamente por eso que en el deporte se llama 'tener la tripa llena'. Teniendo más títulos de Grand Slam y de Masters 1000 que ningún otro hombre y habiendo estado más semanas en el número uno que cualquier ser humano, el podio olímpico era la gasolina que necesitaba pasa seguir. Después de aquello, apenas jugó el US Open y Shanghai y renunció incluso a la Copa de Maestros. Qué más da ya un título más que uno menos. Si, además, el hombre que le había llevado a explorar más allá de sus propios límites, su kryptonita, ya no estaba para seguir empujándole.

Y es que la retirada de Nadal es, junto al oro olímpico, la otra gran culpable de que Djokovic esté como está. El serbio ya sabe que se va a retirar siendo el más grande, que nadie va a batir (por lo menos por ahora) su récord de 24 Grand Slam, que la cuenta de Nadal se quedó congelada para siempre en 22 y que colgará la raqueta con el cara a cara ganado al español y también a Roger Federer.

Nadal y Djokovic, tras la semifinal de Wimbledon 2018 que ganó el serbio.  FE/EPA/ANDREW COULDRIDGE
Nadal y Djokovic, tras la semifinal de Wimbledon 2018 que ganó el serbio. FE/EPA/ANDREW COULDRIDGE

"Rafa era el máximo rival de Novak, más grande incluso que Roger. Sin embargo, no creo que la mentalidad de Novak vaya a cambiar sin Rafa en el circuito", decía en enero Boris Becker, uno de los hombres que mejor conoce a Djokovic, con el que trabajó varios años como entrenador principal. "Su mentalidad siempre es la misma, independientemente de quién tenga delante. Solo quiere ganar. Siempre ganar".

Me cuesta decirlo, porque hablamos de un exnúmero uno y de un tipo que ha ganado siete Grand Slam, pero discrepo con Becker: Djokovic necesitaba a Nadal, necesitaba ese enemigo íntimo pisándole los talones. Era combustible para el fuego interior. Con el español retirado y disfrutando de su nueva vida, Nole se ha quedado huérfano. Como si el Real Madrid se quedara sin Barcelona y Atlético de Madrid. Quedarían cosas, sí, pero nada sería lo mismo.

Pero cuidado, no os confundáis con Djokovic. ¿Ha dicho su última palabra? Es posible. Y la verdad es que cada vez va a tener más complicado sacar la cabeza entre los Alcaraz, Sinner, Zverev y compañía. Pero con el serbio, igual que antes con Nadal, conviene no precipitarse. Son maestros del escapismo, deportistas empeñados en dar la espalda a la realidad. Djokovic es tan bueno, tan genial, que a ver quién es el guapo que se atreve a sacarle de la lista de favoritos para Roland Garros o para Wimbledon, donde el único rival que le ha conseguido ganar desde 2017 se llama Alcaraz. Si se llegara a llamar Nadal....