La razón del médico que más sabe de tenis de por qué Alcaraz o Sinner no serán Djokovic o Nadal: "No hay avisos y cuando llega es tarde..."
Ángel Ruiz-Cotorro explica cómo de los ocho a los 18 años se va demasiado rápido y eso impedirá que haya carreras tan longevas.

El deporte, y por ende el tenis, tiende a ponerle referentes a las nuevas generaciones. En su día Roger Federer luchaba por borrar la sombra de Peter Sampras o Bjorn Borg, mientras que después Rafa Nadal perseguía las huellas del suizo y Novak Djokovic las del mallorquín. Hay récords inaccesibles como el del atleta Usain Bolt en los 100 libre o los ocho oros olímpicos del nadador Michael Phelps en los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008. Y quizás lo que consiguió este Big-Three que maravilló al tenis mundial desde el comienzo del nuevo milenio va camino de ello, de permanecer décadas, porque el deporte, al menos por el momento, no está preparado para dar tenistas que los superen. Y eso piensa el doctor Ángel Ruiz-Cotorro, una eminencia en el mundo de la medicina deportiva, quien ha tratado a Rafa Nadal, entre muchos otros.
Ruiz-Cotorro, a la pregunta de si las generaciones actuales, que comandan jóvenes veinteañeros como Sinner o Alcaraz, podrían tener carreras más longevas incluso que las de sus predecesores, da una respuesta curiosa. "Si me la haces 15 años atrás la misma cuestión, te hubiera dicho que quizás sí. Djokovic, Verdasco, Feliciano, Federer, Nadal, Wawrinka... Todos ellos tuvieron carreras largas, hasta los 40 o casi. Pero ahora te diría que no, a pesar de que están mejor preparados y ha habido muchas mejoras. Pero creo que no van a ser tan longevos. Es una contradicción, sí". "Se empieza demasiado pronto. Hay una sensación de inmediatez, una intensidad que te hace ir a una velocidad muy grande", desarrolla Ruiz-Cotorro antes de profundizar en el aspecto clave.
Hay que viajar al pasado de los tenistas actuales, los que han sido 'víctimas' de un sistema en el que todo va "muy rápido y a mucha intensidad", especialmente en lo que en la medicina deportiva se llaman las edades "críticas" porque hay "estructuras que todavía están muy verdes". "Uno de los periodos importantes se ubica entre los ocho y los 18 años. Es un periodo crítico, de crecimiento, y pasan muchas cosas. Hablamos de las historias de las articulaciones, y en ese tramo se crea el hombro o la cadera, y ese trabajo se debe realizar poco a poco", advierte. "Hay cartílagos en activo, y hay que darle cariño y trabajo. Hay que mantener y controlar los tiempos. Son jóvenes y el organismo aguanta mucho. No hay avisos, y cuando llega es ya tarde".
El médico, que desde hace 35 años ha ido entendiendo las articulaciones y la musculatura de los tenistas y cuenta con miles y miles de datos, destaca que cada jugador tiene, como si se tratara de un coche, un cuentakilómetros que determina hasta cuándo esa articulación es capaz de resistir a un máximo nivel. Hay multitud de factores que alargan o reducen ese tiempo de vida deportiva, y la prevención de lesiones es algo troncal, aunque "queda mucho margen de mejora entre los ocho y los 18 años", añade.
"Hay que mantener y controlar los tiempos. Son jóvenes y el organismo aguanta mucho"
Médico deportivoEspecialmente, entiende el cántabro, que esta semana está encabezando un congreso en Santander, que la parte crítica está entre los 12 y los 14 años, donde se producen los cambios físicos más notorios: "Se está en período de desarrollo y los cartílagos de crecimiento están en plena evolución. Hay que controlar la intensidad y las horas de entrenamiento. De hora y media a dos horas como máximo, tres o cuatro veces a la semana con una intensidad variable en función de cada uno es lo recomendable". Y añade: "En grupos de competición encontramos que se entrena de tres a cuatro horas diarias y se compite más de 20 semanas al año. Estas cifras nos indican que vamos por encima de las posibilidades del deportista. Tenemos que buscar más equilibrio y cuidar al deportista entrenando más en calidad que en cantidad".
«No veo a Sinner jugando hasta los 38... Y no por él»
La velocidad en el tenis ha aumentado, lo que lleva el juego a otra dimensión, pero también a que las articulaciones sufran más. Sinner ha jugado a sus 23 años 350 partidos como profesional mientras que Alcaraz, con 21, ya acumula 275. Pero el sobreesfuerzo viene de antes, de ese periodo exigente entre los ocho y los 18 años en el que su estructura corporal no está todavía formada. "No veo a Sinner jugando a los 38 años, pero no por él, sino porque el sistema está ahora montado así", concluye.
Por eso mismo, el médico hace un llamamiento no solo a controlar el entrenamiento a esas edades -"creo que se entrena demasiado, debería haber menos impacto, los kilómetros para la pista"-, sino a mejorar las cargas y los métodos de prevención. El siguiente eslabón del tenis.