Alcaraz da una masterclass a Tsitsipas y se regala una "final" con Djokovic

París.- Mientras Carlos Alcaraz ultima su puesta a punto en los vestuarios para medirse a Stefanos Tsitsipas, recibiendo las últimas órdenes de Ferrero y calentando los músculos para la batalla, a un puñado de metros Novak Djokovic le tira un elogio tras otro. "Me recuerda a un español zurdo…", dice el serbio. Alcaraz recoge el guante y sí, la verdad es que recuerda a un español zurdo…

Un rato después de las palabras de Nole, el murciano salta a la arena de la Philippe Chatrier y le dice a Tsitsipas y al mundo que sí, que su candidatura es firme, que acepta el envite del campeón de 22 Grand Slam. Vence 6-2, 6-1 y 7-6 (7-5) al griego, al que le tiene ya loco, y se cita con Djokovic en las semifinales del viernes. La batalla de las batallas. Una final sin trofeo pero que puede marcar a fuego la temporada tenística y quién sabe si algo más.

El primer enfrentamiento entre Alcaraz y Djokovic en un Grand Slam -se midieron en las semis de Madrid 2022- llega en un momento idílico para el aficionado. Con Nadal lesionado, hay una enorme expectación por ver si el murciano es capaz de coger su testigo. Qué decir de Djokovic, a dos triunfos de convertirse en el hombre con más títulos de Grand Slam con el aliciente de hacerlo en la tierra de su némesis. Tantas veces privado del éxito en París y ahora es la capital francesa la que le abre las puertas de la historia de las historias en el tenis.

El que vive privado de cualquier éxito en los grandes es Tsitsipas. Cerca de cumplir los 25 años, sigue sin dar el paso adelante que se le preveía. Y Alcaraz se está convirtiendo en su bestia negra. Son ya cinco enfrentamientos entre ambos y cinco victorias para el español.

Tsitsipas encadenó tres aces en el primer juego del partido, quería marcar territorio, pero le duró poco. Porque a intensidad hay pocos que ganan a Alcaraz cuando se enchufa. Los dos primeros sets fueron un abuso. Una exhibición. Una masterclass. El mejor tenis de Alcaraz en este Roland Garros y posiblemente el mejor de su vida. El griego despertó cuando ya tenía un par de clavos en la tumba, cayendo 5-2 abajo y teniendo dos pelotas de partido en contra, y llegó a forzar el tie break. Fueron los únicos momentos de dudas del murciano, que finalmente cerró el encuentro después de dos horas y 12 minutos.