ROLAND GARROS

Carlos Alcaraz escapa de la boca del lobo en París

Vence con comodidad a Wolf en su estreno y ve la luz al final del túnel tras dos meses sin poder jugar al 100% por una lesión en el brazo.

Carlos Alcaraz, durante su partido ante Wolf en la primera ronda de Roland Garros. /REUTERS
Carlos Alcaraz, durante su partido ante Wolf en la primera ronda de Roland Garros. REUTERS
Nacho Encabo

Nacho Encabo

"Todavía, cuando golpeo cada derecha al 100%, pienso en la lesión y estoy asustado", dice Carlos Alcaraz el viernes. El runrún de su última lesión sigue en su cabeza. No se va. Pero el domingo, en la primera jornada de Roland Garros, el que se asusta es el lobo, el tenista que tiene enfrente.

De vuelta al circuito tras perderse Roma, Alcaraz aplasta a Jeffrey John Wolf, número 107 del ranking mundial, por 6-1, 6-2 y 6-1 (una hora y 51 minutos) en la primera ronda del Grand Slam francés y se sacude algunas dudas de la cabeza. El brazo derecho, oculto tras una malla protectora, ya no le molesta y el partido ante Wolfie, el lobito, como le apodan, le demuestra que su tenis está ahí y que puede soñar con algo grande en París si el físico se lo permite.

Alcaraz llegó al segundo Grand Slam de la temporada con una nube de interrogantes sobre él. La lesión en el antebrazo que sufrió a principios de abril le hizo perderse Montecarlo y Barcelona, después forzó para estar en Madrid, pero recayó y no pudo jugar en Roma. Todas esas idas y venidas han hecho mella en la mente del murciano, que no deja de pensar en el brazo. "Las cosas están yendo muy bien y tengo que confiar en el trabajo que he hecho. E intentar quitarme ese pensamiento de la cabeza", decía el viernes.

Con pantalón amarillo y camiseta gris con mangas -estrenaba modelo el murciano-, Alcaraz regresaba a la misma pista que hace un año abandonó cabizbajo después de acalambrarse frente a Novak Djokovic en semifinales. Esta vez no había motivo para ponerse nervioso, porque Wolf no es ni mucho menos un termómetro para calibrar su estado de forma.

Fue un partido sin mucha historia: Wolf rompió el saque de Alcaraz en el primer juego del encuentro, pero después cayó bajo el rodillo del exnúmero uno. El guion no cambió ni cuando la lluvia apareció al final del segundo set, obligando a la organización a techar la Philippe Chatrier. Con sol o con lluvia, al aire o bajo techo, el tenis de Alcaraz está a años luz del de Wolf.

El número tres del ranking, que llega sin tanta presión este año y con todos los focos apuntando hacia otro lado -hacia Rafael Nadal-, tendrá ahora dos días de descanso para continuar ajustando su tenis y ganar sensaciones. Su siguiente rival, el miércoles, será el ganador del duelo entre el británico Jack Draper y el holandés Jesper de Jong.