El rastafari Yannick Noah, la poción mágica de los españoles y la eterna espera del tenis francés
Hace 40 años ganó la última Copa de los Mosqueteros para el tenis francés. Músico, polémico y padre del NBA Joakim Noah, vive casi ajeno al circuito: "No sigo mucho tenis".

París.- El 19 de mayo, un día después de la rueda de prensa de Rafael Nadal en Manacor, la portada de L'Équipe dio la vuelta al mundo. "Una tierra sin su rey", titulaba con una fotón del mejor tenista de la historia en tierra batida. Dos semanas después, la tapa del diario no traspasó fronteras, pero tenía un titular muy parecido: "Una tierra sin 'bleus'".
Cada vez que Roland Garros se queda sin representación local un nombre resuena en los pasillos del Grand Slam parisino. Es el de Yannick Noah, el último héroe, el hombre que alzó la Copa de los Mosqueteros en 1983, con sus rastas, su raqueta de madera, su muñequera rastafari, y que inició la espera más larga del tenis. Ningún hombre, desde entonces, ha sido capaz de emularlo. Sí lo hizo Mary Pierce en el cuadro femenino en el año 2000, pero el imaginario colectivo siempre se va a Noah por su icónica imagen y porque no tiene pelos en la lengua.
"Ni siquiera sé los nombres de pila de los tenistas franceses de ahora. Conozco a algunos, pero no creo que los reconociera si pasaran caminando a mi lado"
Último campeón francés de Roland GarrosEs imposible no recordar aquel artículo en Le Monde en noviembre 2011, cuando sembró la duda del dopaje sobre los éxitos del deporte español. "¿Cómo puede una nación dominar el deporte de la noche a la mañana?", se preguntaba. "El deporte es como 'Astérix en los Juegos Olímpicos'. Si no tienes la poción mágica, es difícil ganar. Y parece que, como Obélix, ellos fueron los afortunados que cayeron en la olla". Aquello casi abre un conflicto diplomático y años después fue su hijo, Joakim, el que dio positivo en la NBA.
Noah no se calla nada. En estos días en París, cuando la organización le ha hecho un homenaje, inaugurando un mural dentro de las instalaciones de Roland Garros, recibió la pregunta de siempre: ¿Cuándo, Yannick, cuándo? ¿Cuándo habrá un campeón francés?

Descubierto por Arthur Ashe
"Tengo que ser muy diplomático en esto", empezó Noah. Pero enseguida perdió la diplomacia. "No me gusta mucho el tenis estos días y no lo sigo mucho. La única vez que veo a un francés es cuando está bien, como Gaston hace un par de años. Ahora está surgiendo nuevos jugadores, como Humbert. Pero ni siquiera sé sus nombres de pila. Algunos de ellos los conozco, pero no creo que los reconociera si pasaran caminando a mi lado. Como ninguno ha sido capaz de ganar nada importante, dudo que vaya a ocurrir estas semanas".
Noah empezó en el tenis porque Arthur Ashe -el primer afroamericano en ganar el US Open, en 1968- le consiguió una beca de la Federación Francesa tras verle un día en Camerún jugando con una tabla de madera. En 1971, con 11 años, empezó a entrenar en las instalaciones de la Federación Francesa en Niza y seis años después, en 1977, ganó el Roland Garros júnior. Fue una premonición.
Además del título en 1983, su momento cumbre, Noah levantó otras 22 copas y llegó a alcanzar el tercer puesto del ranking mundial. Tras colgar la raqueta, llevo a Francia a ganar tres veces la Copa Davis como capitán del equipo y se labró una prolífica carrera como cantante. Incluso ha llegado a tocar con Mats Wilander y John McEnroe, grandes rivales de su época.

Francia, una potencia de clase media
Una de las grandes potencias históricas del tenis, Francia tiene una cantera tremenda e invierte cada año una millonada en la formación de jugadores. Las instalaciones de Roland Garros, por ejemplo, son propiedad de la federación y durante todo el año son un centro de alto rendimiento. Salvo Estados Unidos y Australia, no hay un país con semejante maquinaria.
Actualmente, Francia es el segundo país con más tenistas, once, en el top 100. Sólo le supera Estados Unidos con 13. Pero los once galos pertenecen todavía a la clase media. El que mejor ranking tiene es Ugo Humbert y está en el puesto 40. Es cierto que hay dos jóvenes que apuntan muy alto, Arthur Fils (63º de la ATP con 18 años) y Luca van Assche (82º con 19), pero todavía tienen que remar mucho para que Noah recuerde sus nombres de pila y los reconozca algún día por la calle.