ENTREVISTA

Stefano Battaglino, el tenista tratado como un apestado: "No puedo ni jugar a fútbol sala o pádel"

Sancionado cuatro años por un índice bajísimo de Clostebol en la orina, el italiano comparte con Relevo cómo está siendo la travesía desde el punto de vista humano. La pena expira en enero de 2027.

Stefano Battaglino. /INSTAGRAM
Stefano Battaglino. INSTAGRAM
Julio Ocampo

Julio Ocampo

Es curioso, pero hace años -en el Club Piatti Tennis Center- se entrenaron juntos Jannik Sinner y Stefano Battaglino (nacido en 1998), quien entonces gozaba de una mejor posición en el ranking ATP. De hecho, lo recordó él mismo en el podcast Tennis Time antes de detenerse en lo que le deparaba el futuro. Más bien a ambos, unidos indirectamente hoy por un mismo asunto: positivos al doping.

Lo que vino después ya se sabe, y bebe de la película Match Point, dirigida por Woody Allen. Mientras uno se convertía en un ganador serial, el otro trataba de arañar para hacer del tenis su profesión y no perder dinero. No pudo si quiera alcanzar el número 300 del mundo, como estaba en sus planes. Y es que lo frenó un episodio acaecido el 14 de septiembre de 2022, cuando jugaba en Casablanca contra Diego Augusto Barreto Sánchez. Sí, cuando decide llamar a un fisioterapeuta para ser atendido por unas molestias físicas.

La moneda, en este caso, iba a salir cruz. El fato siempre tuvo sus reglas, su propio idioma, sus códigos, y estos trascienden términos tan sumamente superficiales como la justicia, la moral o la ética más estricta. El efecto sonoro del destino, aunque sin explicación alguna, reverbera para siempre incluso después de muerto. Battaglino ha hecho un máster en estos enjambres vitales del pathos para, lejos de languidecer, poder trascender a nuevas dimensiones y darle un nuevo sentido a la existencia.

Eres muy joven. ¿A qué te dedicas?

Trabajo en la empresa familiar. Sector de la industria metalmecánica. La tengo cerca de casa, a dos kilómetros. Vivo con mis padres en Alba, provincia de Cuneo (Piemonte). Pronto me independizaré para convivir. Sí, esto nada tiene que ver con el tenis.

Volvamos al inicio de la pesadilla. Te pagas un vuelo low cost para disputar varios torneos exóticos en África. Tres, en total.

Me marcho a Egipto tres semanas. La segunda semana me hacen un test antidoping, y resulta negativo. Tras jugar estos tres torneos, y viendo que los vuelos costaban poco, decido añadir otros dos más en Marruecos. Me salía mejor, económicamente hablando, hacer eso que volver a casa. En el segundo y último de Casablanca (el quinto consecutivo en el norte de África) llamo al medical time-out.

¿Estabas lesionado?

No exactamente. Me encontraba muy cansado, quizás también por la carga física, por el estrés y el ritmo que llevaba entre partidos y entrenamientos. Tras ese match volví a hacer otro test antidoping. Todo el mundo sabe lo que sucedió.

¿Cuándo te notifican que resultas positivo?

A mediados de diciembre, justo cuando acababa de llegar a Italia tras haber jugado en Túnez. Recibí este comunicado -en inglés- de la ITIA. Al inicio pensaba que era una broma, pero después leyendo en el portal internet… Lo primero que hice fue cerrar la app y abrir Google para escribir la palabra Clostebol. No sabía qué era.

Después, ¿qué pasó?

Hablé con los abogados y decidimos llevar a cabo el contraanálisis. También dio positivo. Lo hicimos en enero.

Por partes. La audiencia tuvo lugar en octubre de 2023, más de un año después de la positividad, y con ocho meses de suspensión provisional ya a tus espaldas. Aunque es cierto que uno de los pilares de la acusación se basaba en la dificultad de encontrar el Clostebol en Casablanca (Marruecos), vosotros os agarráis más a su fácil transmisión. Era plausible un contagio del fisio, aunque todo es presunto pues no hay pruebas fidedignas de nada. ¿O no?

Sí, exacto. Cierto lo que dices. Te explico… Soy una persona esquemática y repetitiva, lo que puede ser una ventaja de cara a un juicio pues me es más fácil recordar todo. En aquellas semanas de torneo hacía lo mismo, desayunaba lo de siempre, compartía habitación con otros deportistas, íbamos juntos a cenar, a comer… Ya sabes. Momentos, lugares, todos juntos. Viendo que incluso uno de ellos resultó negativo al control, ahí descarté la hipótesis de la comida. Sí, ha habido muchos casos de contaminación alimentaria, pero esto -por exclusión- no lo barajé. También porque en estos casos el índice en la orina suele ser más alto que el mío. Lo único que hice diferente al resto fue la llamada al fisioterapeuta. ¿Entiendes? Comía lo mismo que todos mis amigos, no tomaba medicamentos, ni siquiera la Tachipirina… Sólo tenía que pensar qué había sucedido en los últimos 21 días, pues te recuerdo que antes me habían hecho otro examen (negativo).

Tenías, en Casablanca, una vida militar, muy esquemática. Si a eso le añades que uno de vosotros dio negativo… Lo curioso es que, también, entrabas en contacto con otros desconocidos cuando salíais.

Mira, desayunábamos siempre -y sin excepción- en el hotel, elegido y seleccionado por nosotros, jugadores. Después salíamos a comer y cenar a restaurantes de la ciudad. Sí, potencialmente podías entrar en contacto con muchísima gente, y esto fue lo que se verbalizó en el juicio… Subrayar la facilidad en la transmisión de este fármaco. Repito, por exclusión, lo único diferente respecto a mis compañeros fue lo del fisio. Eso es real, y lo recuerdo.

La repercusión de tu caso se ha amplificado con lo de Sinner. En lo que a ti respecta, destacar -además- que siempre mostraste honestidad y empatía con quien te masajeó en Casablanca. Es decir, entiendes que este profesional haya negado todo, incluso aunque sea verdad (no se ha demostrado nada). ¿Es así?

Le entiendo. Comprendo que quiera tutelarse diciendo que usó guantes y que no supiera nada del Clostebol. Si le viera ahora no le conocería. No me acuerdo de él, de su cara. ¿Por qué tiene que arriesgar toda su carrera por alguien como yo, que está en la otra parte del mundo? No me conoce, no sabe quién soy. No le echo la culpa de nada.

Me pareció leer hace tiempo la importante cantidad gastada por Sara Errani en su proceso jurídico. Imagino que, en tu caso, también fue de tu bolsillo.

Sí, muchísimo dinero. Juicios, abogados… Muchos me han ayudado, pero el gasto ha sido enorme. Todo el mundo que haya pasado por aquí lo sabe perfectamente.

Si todo esto que cuentas es verdad, no me quiero imaginar el estado de ansiedad que se vive en el tenis de élite hoy día. ¡Un thriller!

De hecho, Andy Roddick dio una entrevista explicando, criticando esto. La situación es de ansiedad y pánico. Yo ya no juego. No soy profesional, pero me pongo en la piel de un tenista, de un profesional de cualquier deporte o nivel… Viendo que la WADA está encima de todo… Sí, estaría muy preocupado. Quizás quienes no lo hayan vivido en sus carnes lo están menos, pero si tuviera que volver… Tendría mucha ansiedad. Te diré algo: el deportista, con una contaminación accidental, no debe sufrir todo esto. Tendría que estar mucho más tranquilo en este caso, pero no es así. Lo mío fue un escarnio, un desastre, y esto no ayuda a crear un ambiente relajado, sereno y agradable, porque estamos hablando de deporte. No podemos olvidar que tan solo es deporte.

Es pertinente una atención máxima, y ni con eso llega.

Sí. Muchas preocupaciones alrededor. Mira Sinner, quien entró de forma accidental en contacto con un fármaco a través de su masajista, ¡pagado por él! … Igual son hasta amigos. Si sucede así, no quiero imaginarme con extraños. Es tremendo.

Mardy Fish y Andrè Agassi fueron, quizás, los primeros que rompieron el tabú del tenis de élite. Me gustó una entrevista de algunas semanas del propio Agassi, quien dijo que el verdadero tenis es el de los Challenger, brutal y terriblemente honesto. Se juega por la supervivencia. Tú ya no podrás ni siquiera acercarte a ese. ¿Has hecho las paces con la raqueta?

Juego poco o nada. Algo más a pádel con mis amigos, pero el problema de cualquier deporte es que, en realidad, no puedo practicarlos. ¿Por qué? En cuanto comienzo a jugar algo más como entrenamiento -nada profesional- me entran ganas de apuntarme a un torneo cualquiera (amateur) para ver qué nivel tengo. Solo para divertirme, nada de competir… Bien, pues no puedo. Tampoco jugar un torneo de fútbol sala. Solo la pachanga con mis amigos. Es algo absurdo. Entiendo la prohibición de ser profesional de tenis durante cuatro años, pero otros deportes a nivel amateur… Es increíble.

¿Cómo te afecta a nivel humano? ¿Has necesitado un psicólogo?

Siento mucho todo lo que está sucediendo, aunque no he necesitado ayuda psicológica. Me gusta el deporte, mucho. Voy al gimnasio para matar esta adrenalina de la competición. No te niego que tenga ganas de jugar algún torneo de algo: pádel, fútbol sala… Dardos, incluso.

¿Cómo has imaginado febrero de 2027? En teoría podrías volver a competir.

Cogeré la raqueta para jugar, pero creo que ya no como profesional. Me faltarán las ganas, la energía mental para comenzar de cero.

A nivel económico creo que tampoco sería sencillo.

Cuando uno está delante de la tele, ve a los mejores tenistas del mundo. Merecen estar ahí, claro. Ganan mucho dinero, pero esto es una pirámide. Hay casos en que consigues terminar las temporadas lo comido por lo servido. Gastas lo mismo que ganas. Empezabas el año con mil euros en el banco y lo terminabas igual. Apenas beneficios. Sí, cierto que tuve una buena vida, porque viajé mucho… Pero al final son los mismos sitios, siempre. Incluso al máximo nivel puedes cansarte también de esto si llevas haciéndolo ocho o diez años. Es repetitivo. No es ir de vacaciones, y los costes son elevados, repito. Es otro motivo por el que no volveré. Comenzar de cero supondría, de nuevo, perder dinero al inicio. Tienes que encontrar sponsor, pero es difícil si no eres un prodigio. En caso contrario, responden tus padres o el club donde siempre entrenaste. Ese soy yo.

¿En tu caso? No sé si tuviste algún pequeño sponsor, y si te abandonó cuando sucedió todo.

No me patrocinó nadie. Nunca. Sí, algunos me regalaban raquetas, cuerdas o ropa deportiva, pero nada más. En mi caso, todos los gastos corrían de mi cuenta y la de mis padres. Viajes, entrenamientos, hoteles…

¿Quién te ha llamado para animarte cuando te sancionaron? ¿Quién te acompaña en esta travesía?

Amigos, familia, tenistas profesionales con los que coincidía en los torneos o incluso otros que jugaban algunos más importantes como los Challenger… Ellos sí, claro. Cuando intento contar mi caso de forma objetiva, la tónica general de la gente, incluso algunos periodistas, es decir "lo siento, es increíble". Sí, es una locura todo lo sucedido. Algo completamente absurdo.