Al tenis se le va de las manos el conflicto entre Ucrania y Rusia y acaban pagando justos por pecadores
Wimbledon está viviendo momentos de tensión entre jugadoras, público, periodistas y organizaciones.
Londres.- "¿Cómo es la relación en el vestuario con las tenistas ucranianas?", pregunta un periodista a la rusa Kudermetova. El responsable de prensa le interrumpe y le intenta reconducir: "Pase a preguntar sobre tenis". El periodista responde: "Es un tema importante del que ha hablado el All England Club". La tenista toma la palabra: "Responderé esta pregunta. Les digo 'Hola'. Algunas me responden y algunas no". Una respuesta corta, pero inmejorable para conocer cómo se está viviendo la guerra en las entrañas del tenis.
Es pública en los pasillos del circuito la ruptura en la amistad de Paula Badosa y su antes inseparable Marta Kostyuk. La ucraniana vio con malos ojos que la española mantuviera e incluso intensificara su relación con la bielorrusa Sabalenka, mientras no hacía una demostración pública contra la invasión rusa. Como este caso, varios se han repetido en los últimos meses.
No hay rueda de prensa donde jugadoras rusas, ucranianas o bielorrusas no tengan que responder preguntas sobre la guerra. La bielorrusa Sabalenka intentó huir de la polémica, que ya le acompañó en Roland Garros, dejando claro, nada más sentarse en la rueda de prensa previa a Wimbledon, que no iba "a hablar de política". A las pocas horas, su compatriota Victoria Azarenka soportó que un periodista le cuestionara cómo se estaba viviendo el torneo en Rusia. "Sabes que no soy de Rusia, ¿no?", le respondió enfadada. El desgaste del paso de los días ha hecho aflorar las heridas internas que hacen sangrar al tenis, sobre todo, femenino.
Mientras las bielorrusas o rusas prefieren no pronunciarse y se escabullen de las preguntas, las ucranianas todo lo contrario. "Si voy a jugar un partido contra jugadoras de Rusia o Bielorrusia, por supuesto que siento más presión de que necesito ganar. Esta victoria va para Ucrania", dijo Svitolina en su última rueda de prensa tras vencer a la propia Azarenka en octavos de final.
El Azarenka-Svitolina que desató la 'guerra'
En ese partido ocurrió el episodio que ha provocado la explosión de una situación complicada. Svitolina ha expresado, desde su vuelta a la competición tras ser madre, que no dará "nunca la mano a las rivales de estos naciones" que han invadido su país, como han hecho el resto de jugadoras de Ucrania. Ante tal postura, rusas y bielorrusas se limitan a felicitar a sus rivales desde la lejanía con un pequeño gesto y se marchan.
Una imagen nada habitual para las gradas de una pista de tenis, habituada al saludo final. Lo contrario, se toma como una falta de respeto que el público castiga con abucheos. Eso fue lo que ocurrió con 'Vika', que recibió todo el malestar del público en su camino al vestuario. No se cortó, se paró y les miró incrédula. Seguidamente, hizo un gesto con las manos por encima de la cabeza que terminó por calentar el asunto.
Ante la prensa solo unos minutos después, denunció que está "sufriendo este trato durante los últimos 18 o 19 meses", a pesar de "no haber hecho nada malo, tengo un trato distinto". Unas palabras que sonaron a que, es posible, que estos abucheos sean por su nacionalidad y no por el gesto. Después de señalar a los aficionados expresando que la reacción pudo ser fruto de "haber bebido mucho durante todo el día", sentenció que los abucheos solo eran sinónimo del desconocimiento general del público de lo que había ocurrido.
Guerra de comunicados
Svitolina, que llegó solo dos minutos después a esa misma sala, rebajó el victimismo de Azarenka y señaló que fue ella, la ucraniana, quien recibió los abucheos durante Roland Garros tras caer ante Sabalenka y no estrechar su mano para felicitar la victoria: "No sé qué hubiera pasado si pierdo hoy". Ante la consulta de qué solución se puede encontrar al conflicto con el público, tiró la primera ficha de un dominó que se ha desatado en las últimas horas: "Las organizaciones de tenis tienen que salir con una declaración de que no habrá apretón de manos entre los jugadores rusos, bielorrusos y ucranianos".
Esa petición, junto a la denuncia de desconocimiento de Vika, obligó a pronunciarse a las diferentes organizaciones. En primer lugar, fue la directora de Wimbledon, Sally Bolton, quien se negó en un corrillo con periodistas a hacer tal anuncio "para no obligar a jugadores a hacer el saludo o no". Pocas horas después, sí lo hizo la WTA y anunció a sus seguidores que respetaran que "las ucranianas hayan decidido no dar la mano a rusas y bielorrusas".
El sindicato de jugadores PTPA, liderado por Novak Djokovic, también se ha pronunciado con las palabras de su número 2, Vasek Pospisil, en sus redes sociales: "Solución fácil. Los jueces de silla deben anunciarlo mientras los jugadores están calentando. Aquellos que estén en el estadio deben tener contexto antes del inicio de cada uno de estos partidos". Esta línea también la ha seguido una de las afectadas, Sabalenka: "Sería bueno que la gente supiera realmente lo que está pasando y que hay una razón detrás de ningún apretón de manos".
Con el paso de los meses, el tema de la guerra se va enquistando más en el circuito. Tenistas que no se hablan entre ellas, malas relaciones personales, mensajes en rueda de prensa y, por último, un sinfín de comunicados de las instituciones para calmar unas aguas revueltas.