Alcaraz sobrevive a los cañonazos de Jarry y se mete en octavos de final de Wimbledon

Londres.- Carlos Alcaraz ya está en segunda ronda y afronta los días clave de Wimbledon con el hambre de lograr su segundo título de Grand Slam. No fue fácil la aventura ante su primer cabeza de serie en el camino, el chileno Jarry, y sus casi dos metros de altura, le pusieron contra las cuerdas y le llegó a ganar al murciano su primer set del torneo. La calidad y la calma, que ya va adoptando con la experiencia en la élite, terminó dando a Alcaraz la victoria por 6-3 6-7 6-3 y 7-5.

Aunque el espectáculo en la Central Court comenzaba con Jarry equivocándose de camino hacia los banquillos en su salto a la pista, sabía muy bien cuáles eran los pasos que iba a seguir para hacer sufrir a Alcaraz. Aprovechar el saque, restos poderosos y no dejar que el número 1 consiguiera coger ritmo. Ya desde el inicio, le complicó sus saques, tanto es así que pocas veces se ha visto a Alcaraz gritar un ¡Vamos! tan tempranero como el que exclamó en el 2-2 en el marcador.

En un partido ante un sacador nato como Jarry, corres el riesgo de aborrecer el juego y perder la noción del partido. No cometió ese error Alcaraz, que supo leer lo que necesitaba: apuntarse en su marcador, o estar cerca de hacerlo, cada oportunidad que le brindara el chileno con su saque. No eran muchas, todo hay que decirlo.

Cuando llegó el momento clave del primer parcial, Carlos, como los mejores, ya sabía cuándo y dónde tenía que poner una marcha más. Puntazo para conseguir su primera bola de break y conseguir la rotura para 5-3 con saque a su favor. Porque sí, ahí se diferencian los buenos de los mejores. La relajación de uno y la soltura de no tener nada que perder del otro hicieron que el último juego se alargara demasiado, presagiando lo que vendría después.

El inicio del segundo set fue un dolor de muelas para Alcaraz, incapaz de contrarrestar los saques de Jarry. Aguantaba dos chaparrones, uno, el que caía del cielo arreciaba sobre el techo cerrado de la central, otro, el de derechazos imposibles del chileno. En un abrir y cerrar de ojos, todos los puntos caían del mismo lado y en el marcador se ponía un 3-0 para el sudamericano. Una circunstancia que no era una sorpresa para Alcaraz, que en el calentamiento de la mañana ya pedía a Ferrero preparar los restos duros tras su saque.

Jarry, a lo suyo, palazo iba y palazo venía, sabiendo que era su única opción. Fue entonces cuando Alcaraz, tras un gran passing en una subida a la red de su rival, se percató de la debilidad de su rival. Agacharse no es la mejor cualidad de los altos y Jarry mide 1,98m. Moverse de un lado a otro, tampoco. A base de liftados, empezó a hacerle sufrir y llegaron los errores. Con 4-2 en el marcador, otro gran grito confirmaba la rotura que le abría la ventana a empatar el set… y lo hizo.

No se descompuso Jarry y el set se terminó decidiendo en el tie break. Mal terreno para jugártela con un sacador que ya le ganó un desempate en Río hace 5 meses. La balanza terminó cayendo hacia el otro lado de la red, consumando el fin a una racha de 17 sets consecutivos ganados sobre hierba para el tenista español.

El tercero fue un nuevo cambión de guión y tuvo menos historia que los anteriores, sobre todo porque Alcaraz no quiso que la hubiera. Máximo acierto con el primer servicio y muy pocos errores, solo cinco no forzados. Ante las apreturas de verse empatado a sets por primera vez en el torneo, subió el nivel y se apuntó el parcial con solvencia por 6-3. Pero el partido no había terminado, ni mucho menos.

Jarry nunca había llegado hasta la tercera ronda en Wimbledon, donde llegaba como cabeza de serie (25) por primera vez, y no quería doblegarse tan fácil. Tanto es así, que volvió activar el modo destructor, que le dio el segundo set, para el inicio del cuarto. Consiguió romper de nuevo de inicio y obligar a sacar los remos al discípulo de Ferrero, que contemplaba con preocupación. Una sucesión de errores en pista y una revisión equivocada, cuando podía ganar el punto, puso el 3-0 en el electrónico.

Le costó buscar las debilidades a Carlos hasta el 4-2, cuando pudo hacerse grande y pudo romper el servicio de Jarry. La luz se abría de nuevo para evitar un quinto y agónico set que le podría mandar a casa antes de la segunda semana. Ahí salen los tenistas de otra pasta, aguantando el tirón sin cesar del rival, abriendo pista y mostrando la personalidad para ganar. Con el 5-5, de nuevo en el momento decisivo, el murciano demostró quién es el número 1 del mundo para romper el servicio y tener la oportunidad de sacar para ganar.

Cerrar nunca es fácil y Jarry ya había demostrado a lo largo del partido que con soltura era peligroso. Volvieron los derechazos de primer nivel para contar con una bola de break que podía alargar el encuentro. No perdió los nervios Alcaraz y cerró el partido con tres buenos saques, a lo campeón.

El próximo lunes, si todo va con normalidad con el clima, tendrá otro reto mayúsculo en este torneo de Wimbledon. En 4ª ronda, el de El Palmar se enfrentará al ganador del encuentro entre Matteo Berrettini, finalista aquí en 2021, y un Alexander Zverev, al que Carlos le tiene cogido la medida.