Alcaraz vuelve por el camino que ya conoce: "Las sensaciones se pueden comparar al año pasado"

Londres.- La sonrisa no se negocia, que ya está en cuartos de final. Carlos Alcaraz está muy contento porque las cosas están saliendo bien. Y cuando salen mal todavía es capaz de parar, pensar y darle la vuelta. Se nota en muchas cosas, como en su extrema capacidad para plantarse en los momentos malos y sacar adelante juegos que tiene en contra.

En esa tremenda efectividad ¿qué hay de aprendido y qué de instinto? "Lo que está planificado es el estilo que tengo que seguir en ese tipo de situaciones. Obviamente no puedo tener planificados los golpes ni lo que voy a hacer en todo momento porque al final tampoco sabes lo que va a hacer el otro, ni cómo va a sacar, ni cómo va a jugar, pero lo que sí tenemos claro es el estilo que queremos, que es jugar agresivo e ir a por ello", explica. "Si el otro se pone en posición de ataque no te queda otra que defender, pero si la oportunidad llega en el primer o en el segundo golpe, tengo que ir a por ello".

En el partido contra Humbert el español tuvo un set bastante malo. El tercero lo perdió 6-1 y quedó en el aire si el tema había sido un problema de concentración. Él no niega ese problema. "Las desconexiones siguen estando. Obviamente, una cosa son las desconexiones y otra cosa es el no lucharlo. Una de las grandes cosas que tengo que mejorar son esas desconexiones que pasen lo menos posible o que duren el menos tiempo posible", acepta de buen grado.

Aunque es verdad que, para Carlos, la explicación concreta de lo de hoy pasa más por Humbert que por sus carencias. "En el tercer set me ha hecho break y el otro ha subido el nivel de una manera que quizás a mí no me ha dejado entrar en el set o quizás me he dejado llevar un poco por la manera que estaba jugando y no ver hueco. Yo intento siempre luchar cada juego, cada punto y que pase lo que tenga que pasar. Pero obviamente, esos periodos de desconexión son muy difíciles", reflexiona.

El problema pudo ser peor, pues en el primer juego con su servicio en el cuarto set se puso 0-40. Miró a la grada y pidió ayuda. Allí llegó el genio. "En ese momento no sabía dónde jugarle. Notaba que cada saque que hacía, él estaba en el sitio y me restaba muy bien. He notado que muy pocas veces después del saque estaba en posición de ataque. Siempre restaba o muy profundo o me hacía winner de resto", explica sobre el calibre del problema al que se enfrentaba.

"Me he girado y les he dicho [a sus técnicos] que no sabía qué hacer en ese momento. Todos los puntos él los estaba jugando impecables. Y ellos me han dicho que siguiera jugando, que esto puede pasar", cuenta. Y el desenlace, ya es sabido, fueron cuatro puntos seguidos para cortar de raíz la revolución.

Ya está en cuartos de final y el calor -metafórico, aquí en Londres no para de llover- empieza a notarse en Wimbledon. Él, como es el campeón, lo que necesita es replicar a su yo del pasado. En eso está.

"La verdad es que me estoy encontrando cada vez mejor. Yo creo que lo más importante aquí es el sentirte cómodo moviéndote. Y eso es lo que me estoy sintiendo ahora mismo en este año. Que me estoy moviendo muy, muy bien. He empezado a deslizar incluso antes de hora. Y me trae como más confianza el poder defender mejor aquí en hierba. El moverme. Estoy pegando la bola muy bien y también el resto. Las sensaciones se podrían comparar a las del año pasado, pero son años distintos, o sea, ni todo puede pasar", remarca.