Aquellos años en los que Nadal ganaba Wimbledon: "Jugué un partido perfecto y no tuve opción, eso te dice lo bueno que era"
Rafa Nadal fue campeón en 2008 y 2010. Por el camino se encontró a jugadores como Haase, Mathieu y Youzhny, que recuerdan en Relevo lo que suponía cruzártelo en hierba.
![Nadal muerde el trofeo de Wimbledon tras su victoria de 2010./REUTERS](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202406/28/media/cortadas/nadal_2010-Rocmcda12x4vERxXJ9eFgcL-1200x648@Relevo.jpg)
Nadal lo cambió todo, también la tradicional aversión de los españoles por Wimbledon. Había ganado muchos años antes Manolo Santana, sí, pero incluso él decía que la hierba era para las vacas. Más allá del título de Conchita Martínez, la catedral del tenis era un lugar de amargura y llanto para todo un país que se dedicaba a ganar casi cada año en Roland Garros.
Con Nadal cambió todo aunque tampoco él parecía que fuese el indicado para subir esa montaña. Cuando él era un niño los jugadores de tierra no ganaban en hierba y viceversa, y a nadie le cabía ninguna duda de que él era el mejor jugador de tierra posible.
La lógica invitaba a pensar en un gran jugador, porque hay una cosa que a un niño de 16 o 17 años no se le puede conocer, y es su capacidad para evolucionar. "Pero siempre fue capaz de mejorar, siempre encontraba una manera de adaptarse", cuenta Mikhail Youzhny. "Cuando era joven todo el mundo decía que era imposible que ganase en hierba, pero es que él siempre encontró cómo mejorar su juego", repite Paul-Henri Mathieu.
Youzhny y Mathieu, además de dos clásicos del circuito, sufrieron lo que era Nadal en hierba, pues ambos se cruzaron en su camino cuando el manacorí terminó llevándose el gato al agua.
Lo mismo se puede decir de Robin Haase, que en 2010 estuvo cerca de aguarle la fiesta a Nadal en la tercera ronda del torneo. "Yo venía de una lesión y había estado mucho tiempo fuera, para mí era muy especial jugar contra uno de los mejores del mundo. Además, yo sentí que me respetaba porque antes del partido intentó hacer alguna de esas cosas que los mejores jugadores hacen a los jóvenes, como hacerme esperar en la pista, que es algo que se suele hacer para ponerte nervioso. A mí no me importó, lo disfrute mucho, de hecho en los primeros tres juegos metí como ocho aces", cuenta, 14 años después de aquella victoria de Nadal.
Porque, aunque Nadal será recordado siempre por sus buenas maneras, los galones en el deporte no se esconden, y si se puede amedrentar al rival antes de empezar a jugar, pues mucho mejor todavía.
Youzhny se encontró a Nadal dos veces por el camino, las dos en los octavos de final. En 2007 lo empujó hasta el quinto set. "Tuvimos que esperar mucho porque llovió y finalmente jugamos en la pista dos. Jugué muy bien al principio, gané los dos primeros sets, pero después cambió la cosa y no tuve ninguna oportunidad", explica el jugador ruso. Aquel año llegó a la final y perdió con Federer.
"Sentí que me respetaba porque antes del partido intentó hacer una de esas cosas que se le hacen a los jóvenes. No me importó, disfruté mucho"
Rival en Wimbledon 2010Solo unos meses más tarde se cruzaron en Chennai y ahí solo logró hacerle un juego. Porque con Nadal, unas pocas semanas daban para mucho. "Es difícil conseguir tanto en tan corto periodo de tiempo", explica el ruso. Unas semanas después se lo encontró de nuevo en Wimbledon y ahí ya no tuvo nada que hacer. Un solo año, un jugador distinto. "Jugamos en la pista central, y fue en tres sets, muy rápido, ni siquiera recuerdo de todo aquel partido", cuenta el jugador que llegó a ser número 8 del mundo.
La liberación de 2010
Robin Haase es otro de esos jugadores que logró empujar a Nadal hasta el quinto en Wimbledon. Lo consiguió en la segunda ronda del año 2010, en aquel partido que empezó con Nadal haciéndole el tratamiento de novato. El holandés considera que aquella larga batalla pudo ayudar a Nadal para lograr el torneo.
"Cuando tú quieres ganar un torneo siempre hay dos o tres partidos en los que tienes que sufrir, tienes que enfrentarte a bolas de break, perder un set… cuando ganas fácil, en tres sets y luego en la semifinal de repente pierdes uno es un sentimiento muy diferente, así que creo que el partido contra mí o contra Petzschner le hizo más fuerte", explica Haase.
Jugar contra Nadal, en ese momentos de plenitud, era darse contra un muro. "Hay una cosa que recuerdo de aquel partido, y que no me ha pasado mucho en mi carrera. Perdí, le di la mano y me fui al vestuario a hablar con mi entrenador. No había hecho nada mal, jugué casi sin ningún fallo y fui agresivo. Jugué muy bien, casi perfecto, pero él fue mejor y no tuve opción. Eso te dice lo bueno que era", explica Haase. Explica que en la siguiente ronda, Nadal se fue también a cinco sets contra Petzschner, y ahí sí que estuvo cerca de perder. "Cuando escapó de aquello sí que le vi como un jugador libre, empezó a jugar mejor y mejor hasta ganar", recuerda.
Paul-Henri Mathieu se lo encontró justo después de aquellos dos largos partidos, cuando ya estaba liberado y volando hacia el título: "Aquel año fue el del Isner-Mahut el partido más largo de la historia, y por eso tuve que esperar dos días para jugar mi segunda ronda. Jugué dos partidos largos en dos días y cuando llegué al día de Rafa estaba tan dolorido que no me podía ni poner los calcetines", explica el francés. "Yo sabía que contra Rafa tienes que estar al 100% y por eso tenía claro que era imposible. En un par de ocasiones pensé en que podía ganarle, pero nunca ocurrió".
Cuando Nadal ganó Wimbledon en 2008 y 2010 algo había cambiado, no solo en él, también en la propia esencia del torneo. "Creo que desde el año 2002 los jugadores no tiene que adaptarse tanto. La pista ha cambiado mucho, antes era diferente, antes tenías que jugar más en la red, ahora los peloteos pueden ser incluso más largos que en tierra. Aquel año 2010 la altura del bote de la bola fue más alto en Wimbledon que en Roland Garros por el tiempo", cuenta Haase.
Esa sensación de que todo se volvió más homogéneo es algo compartido por todos. "Cuando yo empecé a jugar la hierba era un poco más rápida, a su juego le benefició el cambio", explica Mathieu.
![Federer y Nadal, tras su mítica final de 2008. EFE](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202406/28/media/cortadas/1451650315-U22468106142kGR-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
Los golpes de la victoria
Y él hizo el resto, que fue todo lo demás. "El servicio de Rafa mejoró con los años, ganaba sus juegos con el saque mucho más fácil. Y luego está la manera de pegarle al revés. La gente siempre habla de su derecha, pero creo que su revés era todavía más peligroso en hierba, porque era muy pesado, muy rápido, muy alto. Hacía mucho daño. También subía más a la red", analiza Haase.
Lo del servicio siempre fue una de esas asignaturas pendientes. Por falta de velocidad, más que nada. Si se pensaba en Wimbledon lo normal era visualizar un bombardero tirando ace tras ace. Pero Mathieu cree que hay otros modelos de éxito, y uno de ellos explica los títulos de Nadal.
"Yo no estoy de acuerdo en que no fuese un gran sacador. No era como Roddick o Roger, que te hacían tres aces cada juego, es verdad. Pero su servicio era muy difícil de restar en hierba, porque mezclaba mucho las zonas, y como además es zurdo… si no le restabas bien, si jugabas a media pista, ibas a perder el punto seguro, aunque no contase era como un ace. Lo usaba muy bien".
"Su servicio era muy difícil de restar en hierba, mezclaba mucho las zonas, y como además es zurdo…"
Rival en Wimbledon 2010La pista había cambiado, su juego había cambiado, pero la explicación queda inconclusa solo con eso. "Mentalmente, durante su carrera, cada año era más y más fuerte. Con todas las lesiones que ha tenido, la manera que ha tenido de ser profesional, para mí es uno de los deportistas más fuertes en eso", cuenta Youzhny.
Y a nadie se le ocurriría decir lo contrario. "Es uno de los mejores deportistas de siempre, y uno de los grandes competidores", asiente Haase. "Desde muy pronto podías ver que era su mayor fortaleza. Incluso en los entrenamientos, era casi rutinario para él ser muy duro. Él nunca se quejaba, nunca, siempre trataba de adaptarse", añade el francés que pone el ejemplo más obvio para cualquiera para entender a Nadal: "Ha ganado 14 veces Roland Garros, antes de él eso no podía ni soñarse. Soñabas con ganarlo siete u ocho veces ¿14? nadie podía imaginarlo".
"Mentalmente, durante su carrera, cada año era más y más fuerte"
Rival en Wimbledon 2008En Wimbledon le fue bien cuando todavía era joven, pero después de aquel 2010, hace ya 14 años, no ha vuelto a ganar. Muchos años ni siquiera ha acudido al torneo, como si después de haber hollado el pico de la montaña ya no le quedasen fuerzas para intentarlo de nuevo. Y algo de eso hay. "Ha tenido muchas lesiones, y siempre volvía a su mejor nivel, es increíble, pero eso también te va quitando la energía", cuenta Mathieu.
Las lesiones, por supuesto, forman parte del problema para no haber ganado más en Wimbledon. "Sobre todo fue un problema físico, porque para la hierba te tienes que adaptar, necesitas jugar más partidos y él no podía jugarlos, venía directo de la tierra y no es fácil la transición, por eso alguna vez perdió en las primeras rondas. Él es un poco frágil y además ganaba todo en tierra. Si se hubiese podido preparar mejor, hubiese ganado más veces el torneo, seguro. No es fácil ganar en París y un par de semanas después jugar en Wimbledon", dice Mathieu.
"Ha tenido muchos problemas en las rodillas y eso es muy duro para la hierba, pero hay que dar también crédito a todos esos jugadores que fueron ganando y que también son increíbles. Además, al final su juego cuadraba más con la tierra, por eso ha ganado tantas veces Roland Garros", añade Haase.
El deporte profesional no siempre es un lugar sencillo. El individualismo impera, las relaciones son muchas veces complicadas. Pero con Nadal, no es eso. "Tengo el máximo respeto por él, porque además de un jugador increíble es una persona muy amable. Muy cercano, siempre hablaba con todo el mundo igual. Y eso siempre me ha impresionado, para ser honesto, tengo muchísimo respeto por él", explica Mathieu.
"Todo el mundo sabe que es muy bueno, todo el mundo sabe que es un luchador, pero creo que no todo el mundo sabe que es muy humilde y muy educado. Creo que es algo de lo que tiene que estar muy orgulloso, porque cuando eres así de famoso hay mucha gente que quiere sacarte algo, y mantenerte así de educado y humilde es algo muy agradable de ver", concluye Haase.