WIMBLEDON

Una foto en Wimbledon cristaliza un dilema nuevo con los móviles en el tenis: "Este no aguanta ni cinco minutos la concentración"

Es frecuente ver a jóvenes tenistas usando el teléfono en algunos entrenamientos y complicado conocer las consecuencias que puede tener.

Mark Lajal mira el móvil en un entrenamiento./GC
Mark Lajal mira el móvil en un entrenamiento. GC
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Son las 10:30 de la mañana y Wimbledon está a punto de comenzar. Mark Lajal, jugador estonio de 21 años, calienta por la pista número 11 del torneo. Los azares del sorteo han hecho que vaya a abrir la central contra Alcaraz tres horas más tarde. Es un entrenamiento poco intenso, para destensar los músculos antes de la batalla. Saca un par de veces, se va a la bolsa, coge el móvil, lo vuelve a guardar. Vuelve al fondo, tira un par de derechas, un par de reveses, va a la bolsa, coge el móvil, lo mira, lo vuelve a guardar. Y así durante un buen rato.

Si se pasea por las pistas de Aorangi, el lugar que tiene el torneo para los entrenamientos de los jugadores, es fácil encontrar comportamientos similares. Los tenistas, especialmente los más jóvenes, suelen tener cerca el teléfono. "Es que forma parte de su vida", explica Antonio de Dios, que es psicólogo de Quironsalud y tiene bastante relación con el tenis. En realidad no es algo exclusivo del deporte, él mismo recuerda que el periodista con el que habla también usa el móvil mientras trabaja. "Porque tampoco todos los momentos son de tensión y se necesita estar concentrado", remata.

"Todos estamos enganchados al móvil y para los jugadores jóvenes forma parte de su vida. Muchas veces lo que ocurre en pista puede ser que o esté muy nervioso y busque distraerse, no pensar que le viene Alcaraz después, o muchas veces lo que pasa, especialmente en Grand Slam, es que miran los resultados de las otras pistas, eso me suena más. Entrenando igual sí lo hacen, en torneo son bastante profesionales, aunque también es verdad que son famosos, la fama engancha y puede ser que estén mirando un reel que hayan puesto. Durante el torneo no se ve tanto", explica el psicólogo.

David Sánchez Hidalgo, psicólogo especialista en adicciones, asume que es un comportamiento muy repetido, no solo en el tenis, en toda la sociedad: "Lo que me cuentas no me sorprende, porque me llega mucha gente de esa edad entre 18 y 20 años que se nota que tienen un problema respecto al uso que le dan a los dispositivos, están tan acostumbrados a tener una estimulación que cuando dejan una tarea tienen que ir al móvil rápidamente".

Entre los tenistas hay algo de brecha generacional. Los más mayores no lo entienden y no tienen problema en decir que creen que es contraproducente, que cuando el jugador está pendiente del móvil está perdiendo el tiempo y la fuerza. Los más jóvenes lo ven como algo más natural, al final no creen que sea estrictamente una adicción tanto como una parte más de su cotidianeidad.

Carlos Alcaraz evita el móvil cuando está entrenando. "Yo personalmente uso mucho el teléfono, tampoco vamos a engañarnos, es algo que debo usar menos, sí, pero me cuesta. Es algo que tengo que mejorar, respetar ciertos momentos. Yo en los entrenamientos no veo el teléfono, no lo uso, no saco el teléfono de la bolsa, al final es como todo el mundo en su trabajo, tiene que saber cuándo usarlo y cuándo no. Tenemos que estar concentrados en lo que hacemos y no despistarnos".

Antonio de Dios considera que esta relación con el móvil no es per se problemática, depende mucho de las circunstancias. "No es lo mismo coger el móvil en un entrenamiento específico en el que buscas conceptos concretos a trabajar, como puede ser jugar un set para replicar un partido, que un entrenamiento por ejemplo, del día siguiente al partido en el que vas más a coger sensaciones, destensar y pelotear. En el primero el móvil puede descentrarte y sacarte de la práctica y en el segundo no ocurre nada, es normal porque también usar el móvil y que forme parte de tu vida ahora mismo es normal", cuenta.

Alcaraz y su equipo tienen detectado que el móvil puede ser un problema usado en exceso y por eso es algo que trata con cuidado. "Tenemos que estar concentrados en lo que hacemos y no despistarnos. Fuera de la pista también hay que cuidar todo, que al final es lo que llamamos el entrenamiento invisible, cuidar todo para estar bien, para jugar mejor. Ahí es cuando tengo que usar menos el teléfono y es algo que poco a poco estamos intentando mejorar", dice el número 3 del mundo.

Esto tiene que ver con las rutinas personales y también tiene mucho que ver la experiencia personal que cada uno tiene con el teléfono, qué le puede dar y qué no. "Tú al final tienes que pensar si el móvil te relaja o te descentra, y a partir de ahí decidir el uso que haces de él", explica Antonio de Dios.

Sánchez Hidalgo coincide en buena medida con esta opinión. "El problema es dejar de controlar esa herramienta, hay chicos que se dan cuenta de que el móvil les controla a ellos, que les impide estar concentrados, están pensando en el móvil. Ahí es donde está el problema", enfatiza.

Volviendo al caso de Lajal, pues es la foto que abre este artículo, De Dios recuerda la situación del chico. Es joven, está ante un momento único en su vida, es probable que esté recibiendo muchos mensajes de cariño y de ánimo. "Esos mensajes son un subidón de dopamina", explica. La dopamina nos ayuda a sobrevivir, nos lleva a tratar de replicar momentos positivos.

La mirada de Bautista

Roberto Bautista es un veterano del circuito, además de un jugador a quien todos destacan como gran profesional. A él le extraña el uso del móvil por parte de los tenistas en algunos momentos de los entrenamientos. "Yo jamás, jamás lo he cogido entrenando a no ser que haya sido una urgencia. Cada vez que eso pienso, 'de puta madre para mí', este tipo no aguanta ni cinco minutos la concentración en un entreno", explica el castellonense.

"Deja de ser una adicción para ser parte de la vida, porque es parte de la vida. Muchos jugadores con los que he trabajado se han quitado las redes sociales y no las miran durante mucho tiempo para centrarse. Yo entiendo que un jugador como Rober pueda pensar que él es superformal y supercentrado y que el otro no está muy centrado porque coge el móvil, pero me parece que los jóvenes están pisando superfuerte, su nivel de esfuerzo es altísimo y el nivel de exigencia que tenemos los equipos es cada vez más alto. Me parece que jugadores como Carlos, Jannick o Ben Shelton están a un nivel altísimo de trabajo en pista y un mayor nivel de especialización, porque los equipos también estamos más especializados y les exigimos más", cuenta el psicólogo.

Paula Badosa lo ve también como Bautista. "Estoy un poco de acuerdo con Roberto, también es por la generación joven. Tengo una hermana de 16 años y está todo el día en el tiktok, sé de lo que sé de lo que habláis pero es que es otra generación. Yo intento evadirme un poco del móvil, de redes sociales, en su momento también estaba muy pendiente de eso, ahora un poco menos. Pero es algo que se ve mucho ahora, todo el mundo está más pendiente de eso que de ellos mismos, que de trabajarse interiormente y estar bien con uno mismo. Se busca más aparentar y mostrar, es un poco por donde va ahora la sociedad, tristemente", explica la tenista española.

"Creo que hace 10 o 15 años el tenis te daba más estabilidad. Yo al final me voy a preocupar por mí e intentar hacerlo yo bien y los demás pues que sigan mirando el móvil", resalta la tenista. .

Es difícil, casi imposible, saber cuáles pueden ser las consecuencias de todo esto. Hay en marcha una revolución y la generación que entra, la que ya reina en el tenis, convive con esta tecnología desde el inicio. Lo fácil es pensar que lo nuevo siempre es malo, lo real es que no se puede saber.