WIMBLEDON

Una revolución china llega al tenis femenino: "Me impresiona su ética de trabajo"

Nueve jugadoras del país entraron en el cuadro femenino de Wimbledon. El país ha hecho una apuesta muy fuerte por este deporte.

XInyu Wang jugará la cuarta ronda de WImbledon. /AFP
XInyu Wang jugará la cuarta ronda de WImbledon. AFP
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Londres.- Qinwen Zheng, Yue Yuan, Xinyu Wang, Shuai Zhang, Lin Zhu, Xiyu Wang, Yafan Wang, Qiang Wang y Zhuoxuan Bai. De repente en el cuadro femenino de Wimbledon se suceden nombres de origen chino. Son muchas, 9, aunque solo Quinwen Zheng está entre las 30 primeras del ranking. Y es sorprendente porque aunque en la historia hay tenistas chinas de reconocido prestigio como Li Na, este aluvión ha llegado casi sin previo aviso. Es, por supuesto, el mayor número de jugadoras del gigante asiático que jamás han jugado Wimbledon.

"El caso de Li Na es importante, a nosotros nos pasó también en Bélgica, después de Kim [Clijsters] y Justine [Henin] mucha gente empezó a jugar al tenis y a pensar que, bueno, podían llegar a conseguirlo", explica Wim Fissette, que actualmente entrena a Badosa pero durante unos meses lo hizo con Zheng. También fue el técnico de Clijsters en sus mejores años.

Han aparecido de repente ahora porque, de hecho, durante un par de años simplemente se desvanecieron. "No vimos a ninguna china en el circuito entre 2020 y 2022. Simplemente paró todo, porque estaban atrapadas en su país en el tiempo del Covid. Tuvieron meses de confinamiento, durante semanas no pudieron entrenar, por supuesto tampoco podían jugar torneos. Aquello paró todo y ahora, de repente, han vuelto. Es un país muy grande, el tenis se ha vuelto superpopular allí, con ejemplos muy buenos, como el de Li Na", cuenta el técnico, uno de los más prestigiosos del deporte de la raqueta.

Fissette entrenó a Quinwen y la dejó a los meses para volver con Osaka. Trabajar con ella fue algo distinto a lo que ha encontrado en el resto de su carrera, en parte por lo que en el deporte parece un tópico sobre la preparación china pero que es, en realidad, algo de lo más real. "Era definitivamente diferente trabajar con ella. No sé si era por su personalidad o por el hecho de ser china. Están muy acostumbradas a entrenar en cantidad. Es cantidad, cantidad y cantidad, muchas, muchas horas. Honestamente, me impresionaba mucho ver su ética de trabajo, siete horas de entrenamiento un día es algo normal y los días libres se ven como si estuviese perdiendo el tiempo", explica el entrenador.

Con todo lo bueno y lo malo que eso tiene, claro. "Eso es algo que ella tenía que entender mejor para desarrollarse, creo que ahora lo entiende mejor y la gente que la rodea también, que en tenis no siempre más es mejor. No es así", explica.

El descanso, algo tan poco chino, es importante. "Físicamente terminas teniendo descompensaciones, necesitas días libres, cuando trabajas siete horas al día necesitas al menos un día para darle descanso a tu cuerpo. Pero ese es el modelo chino, ellos trabajan, trabajan y trabajan", reflexiona.

Para Fissette, que mira todo esto como miembro del circuito, pasar al lado de Quinwen sirvió de aprendizaje. "Era muy interesante hablar con ella. No se iba nunca de vacaciones, solo trabajo y trabajo, todo gira alrededor de eso, pero es que han crecido así, ese es su ritmo, lo que pasa es que esa manera se puede dirigir mejor para estar más claras de mente y físicamente más frescas", cuenta.

La cara B del esfuerzo

Juan Manuel Esparcia es un entrenador español y también tiene una gran experiencia con el tenis chino. Lleva más de una década ayudando y formando a jugadores del país.

"Yo fui de los primeros que empezó, antes de las primeras medallas olímpicas yo ya tuve una propuesta para trabajar con el tenis chino y he visto evolucionar mucho todo. Hoy en día están haciendo las cosas muy bien a nivel general, hay muchos torneos, cada vez más jugadores que llegan y que lo están intentando y eso consigue que el sistema se refuerce", explica Esparcia.

Él no entrena en el tenis femenino, pero igualmente ha podido ver lo que supone trabajar en un entorno en muchas ocasiones muy distinto al que se acostumbra en España.

Cuando él llegó, todo estaba por hacer. "Yo echaba en falta historia tenística y se notaba en muchas cosas, a nivel de tenis internacional no tenían la experiencia, no sabían cuáles eran las necesidades, les falta preparación a los técnicos de la federación... había también una falta de ambición para ir al circuito profesional, esa ambición llegó al tenis femenino porque se volcaron al tenis femenino", recuerda.

Entre las atribuciones de los primeros técnicos internacionales tuvieron en China no solo estuvo preparar a jugadores, sino ir más allá, ayudar también a los entrenadores locales a que mejorasen sus sistemas y entendiesen mejor qué se necesita para triunfar en el tenis.

Esparcia también ha conocido la legendaria testarudez china, aunque le ve algunas fallas. "Tienen capacidad de trabajo, mucha, pero también cuando tú les empujas. Tienen una educación que les lleva a ciertas cosas, una de esas es que no ven bien el descanso, pero yo tengo que educar a mis jugadores para que sepan que parte del proceso es el descanso y que lo necesita para seguir trabajando de forma productiva, porque si no lo que hacen es lo contrario", explica.

La educación lo es todo y uno de los objetivos de Esparcia era reeducarlos para hacerlos más competitivos. "El sistema es muy de volumen y de trabajo. Hay diferencia de trabajar con españoles o chinos y es que esa educación lleva tiempo, los españoles lo tienen mucho más claro y le sacamos mucho más jugo a un entrenamiento más corto porque el jugador es capaz de darte el máximo rendimiento durante ese tiempo. El jugador chino te dice que quiere seguir entrenando, pero igual no lo está dando todo, porque trabajan muchas horas, pero se guardan", comenta.

Esa cultura impregna todo y obliga al entrenador que llega de fuera a buscar algunos consensos. "Cuando estuve trabajando en Pekín, en un centro de alto rendimiento, se exigían siete horas. Yo les tuve que pedir que me dejaran usar esas horas de otra manera, bajé el volumen para subir la intensidad y la calidad del trabajo, pero me costó mucho que se adaptaran a mi forma de trabajar, tanto los jugadores como los entrenadores. Lo conseguimos con acuerdos, que me dejaran entrenar menos a cambio de dar clases tácticas en un aula, por ejemplo", cuenta.

Más allá de las cuestiones relacionadas con la personalidad deportiva del país, que se remontan a décadas atrás y que, unido con el hecho de que tienen 1.300 millones de habitantes, les han puesto en la cima del medallero olímpico, detrás de este florecimiento del tenis chino también hay una explicación económica.

China invierte mucho en tenis. El deporte se ha convertido en un símbolo de estatus para personas que quieren asentarse en la clase media y proliferan las academias, muchas de ellas comandadas por entrenadores extranjeros. Hay une potente inversión estatal en infraestructuras y entrenadores.

Un dato de 2021 hablaba de que el 22.9% de los jugadores del mundo son chinos, la cantidad, como en el entrenamiento, no quiere decir nada por sí mismo, pero es absurdo pensar que no es un factor. China hace lo posible para que luzca, para hacer que el tour, especialmente el femenino pero también el masculino, tenga en el país un lugar central.

China alberga dos torneos WTA1000 (Pekín y Wuhan) y seis más en el calendario oficial. Torneos WTA, no de acceso como pueden ser los ITF. El otoño es un constante ir de jugadoras al país, pues allí se encuentran la mayor parte de los torneos una vez han terminado los Grand Slam del año.