Así se desenamoró Garbiñe Muguruza del tenis: "No deseaba volver a la pista y vivir esa presión"
La tenista española anuncia su retirada con solo 30 años y 15 meses después de su último partido.

La retirada deGarbiñe Muguruza (Caracas, Venezuela, 1993) no ha sorprendido tras 15 meses fuera de las pistas, pero no deja de impactar que el punto y final de su carrera deportiva haya sido en una rueda de prensa de los lujosos y prestigiosos Premios Laureus que se celebran en el Palacio de Cibeles de Madrid y no en una pista de tenis repleta de aficionados. A sus 30 años, la que fuera número 1 del mundo anuncia su adiós oficial, pero lo cierto es que su despedida al deporte que la llevó a la gloria llegó hace más de un año cuando se desenamoró de jugar al tenis.
#ÚltimaHora ‼ Garbiñe Muguruza se retira del tenis.
— Relevo (@relevo) April 20, 2024
🗨 "Siento que ha llegado el momento de despedirme".
📌 Lo ha anunciado en una rueda de prensa en Madrid previa a los premios Laureus.
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"Cuando dejé de competir, volví a casa y me dije: descanso y veo a ver qué tal me encuentro", recuerda Muguruza en el encuentro con periodistas convocado para el anuncio. En aquellos días de principio de febrero de 2023, tomaba la decisión de renunciar a participar en el WTA500 de Abu Dabi tras cuatro derrotas consecutivas en las primeras rondas de los torneos que iniciaban la temporada. "Me hacía falta", señala. Un cuatro de cuatro que la alejó de las victorias, pero también del tenis. "El descanso lo recibí con los brazos abiertos y cada día que pasaba me sentía mejor".
La española, una de las solo 22 tenistas que habían logrado llegar al número 1 del mundo en el siglo XXI y una doble ganadora de los dos Grand Slam más deseados, Roland Garros y Wimbledon, sentía que estar en la pista le daba más cosas malas que buenas en la balanza de la vida: "No echaba en falta la disciplina y las dificultades que sorportaba antes". El tiempo de parón se fue alargando sin fecha y sin ganas de volver.
En su cabeza, el peso de la obligación de estar siempre al mejor nivel, del esfuerzo que el deporte de alto nivel demanda. "Cuando quieres y tienes que ser la mejor del mundo en algo, lo llevas todo al máximo y ahora disfruto de que no sea así, que no todo sea extremo, sin tanta presión y exigencia", expresa Garbiñe con una sonrisa visiblemente emocionada.
"No me apetecía ir a competir en Roland Garros"
Esa sensación de felicidad lejos de la raqueta y de las pistas va haciendo que, "poco a poco" como lo define ella misma, volver a las pistas sea algo que no entre en sus planes o, mejor dicho, sea algo que ni siquiera le apetezca. "Veo que pasan los días y no deseo ir a competir a Roland Garros, no me apetece ir a entrenar. Van llegando y pasando los Grand Slam y los torneos importantes, y ya no encuentro la chispa que tenía antes... ahí es cuando digo: las cosas han cambiado".
Volver a jugar significa volver a sentir la exigencia, esa opresión que humaniza a los deportistas de élite en ocasiones endiosados: "Ya no tenía el deseo de volver a saltar a una pista con todo lo que conlleva: la presión... (suspira) y mil cosas más". Y comienza un desenamoramiento natural que termina este 20 de abril con el anuncio oficial: "Ha sido algo progresivo. No ha habido un día que me he levantado y ya está. Me he dado cuenta de que lo que más me apetece es mirar al siguiente capítulo y no al tenis".
Ahora, sin el peso de las mil preguntas del ¿Cuándo vas a volver? o el ¿Qué te pasa que no vuelves? puede respirar tranquila y mirar con ilusión a los nuevos deseos que nada tienen que ver con la obligación a ganar y entrenar bajo presión: "¿Qué quiero hacer ahora? Mil cosas. Al final, el tenis profesional te priva de muchas cosas y ahora quiero recuperar el tiempo perdido. Hacer cosas comunes, estar con mi familia, con mis amigos, casarme, formar una familia y tener un perro, aunque suene a tontería".
"Ha llegado el momento de despedirme", eran las palabras que ponen fin a la carrera deportiva de Garbiñe Muguruza y, seguramente, las de un respiro vital que hace olvidar la presión y "los malos momentos" que rondan su cabeza cuando piensa en un partido de tenis. Quizás, ese sea el motivo por el que nos confiesa que no ha vuelto a ir a ver un partido desde que decidió darse aquel descanso que ha terminado siendo definitivo.