Ni la borrasca Nelson pudo con la histórica Ruta de la Sal
El cruce a Ibiza que recrea el trayecto del transporte salino en el XIX acabó con victoria del Celeste di Mare en la versión Denia.

La Ruta de la Sal es una de las regatas de crucero más emblemáticas del calendario español. Su mecanismo es simple: la flota puede salir desde dos puntos, Barcelona o Denia, y ambas rutas tienen su meta en Ibiza. Este año, la borrasca Nelson amenazó de forma severa su celebración, pero al final los participantes pudieron hacer la ruta desde Denia al completo, en la que se impuso el Celeste di Mare, y se vieron obligados a hacer un recorrido costero desde Barcelona, con lo que pese a no poder cruzar a Ibiza por primera vez en la historia por el temporal, pudieron tener su regata.
El cruce desde el Levante español hasta las Baleares es el primer sueño que tiene todo navegante que empieza a hacer millas. Esto permite que entre las tripulaciones que compiten en la Ruta de la Sal se mezclen campeones olímpicos, regatistas de Copa América o vueltamundistas con familias para las que solo completar la regata ya es un éxito en sí mismo.
La idea la tuvo un navegante aficionado, Pepe Farrés, que a finales del verano de 1988 tuvo una avería cruzando desde Formentera a Barcelona a bordo de su Northwind 40 y empezó a dejar volar su imaginación mientras esperaba a que entrase el viento y bajase el mar de fondo. Pepe, gran aficionado a la historia marítima, recordó una crisis de 1846 en la que la ciudad de Barcelona vivió un asedio carlista y se quedó sin reservas de sal. Para paliarlo, retó a todos los barcos activos a que el primero que navegara hasta las salinas de Formentera y regresara cargado de sal vería recompensada su carga en forma de oro.
Con esta imbatible premisa, Farrés logró la complicidad de la flota catalana y solo un año después, en 1989 se daba la salida a la primera Ruta de la Sal con 36 participantes, aunque en 1990 ya se dobló esa cifra. El año siguiente se añadió el segundo punto de salida desde Denia y se superó el centenar de barcos participantes, con lo que casi desde su inicio la Ruta de la Sal ya fue una regata multitudinaria.
En 1997 ya se trasladó el punto de llegada desde Formentera a Ibiza por razones logísticas (es un auténtico reto dar amarre a tanto velero al mismo tiempo) y su crecimiento fue tan enorme que en 2004 llegaron a tomar la salida 345 barcos, lo que la convirtió en una de las regatas más emblemáticas del Mediterráneo.

En la presente edición de 2024, y pese a la amenaza latente de la borrasca Nelson, se inscribieron 68 veleros en la versión Barcelona y 72 en la versión Denia, que fue la única que pudo completar el recorrido en unas condiciones francamente duras. El ganador final de la ruta dianense, el Celeste di Mare, completó el recorrido en 17 horas, aunque el velero más rápido de la flota, el Aviador, lo completó en poco más de 13 horas. En el recorrido costero de Barcelona, se impuso el Diabolic.
Hay que recordar que en este tipo de regatas se establece una compensación en función de las prestaciones del velero para que puedan competir barcos de distintos tamaños en la misma regata.