El futuro de la Copa América: sin ciclistas y con 90 días para que Barcelona se defina

Una vez culminada la quinta victoria del New Zealand en la 37ª edición de la Copa América que se ha celebrado en Barcelona, los rumores de pantalán sobre la próxima edición circulan a más velocidad que los espectaculares AC75. El vencedor es quien pone las reglas, la sede y la fecha, con lo que todos los ojos de la vela profesional están pendientes de Grant Dalton, CEO de los neozelandeses, ya que de su decisión depende la vida de cientos de familias.
Lo primero que tiene que haber es un equipo que desafíe al New Zealand a arrebatarle la Jarra de las Cien Guineas y ese ya lo tenemos: es el Ineos Britannia. Los ingleses son el Challenger of Record de la 38ª edición, con lo que tendrán que aprobarle a los kiwis el protocolo que regirá las normas de la próxima Copa América.
El segundo elemento más importante es la sede, y ahí todos estamos pendientes de si Barcelona quiere seguir albergando la Copa América o no. Esta edición ha sido un éxito a nivel deportivo y organizativo, pero los políticos catalanes perciben cierta división en la sociedad barcelonesa, por lo que están en pleno proceso de evaluar qué les da más votos: si intentar conservar la Copa América o dejarla marchar.
En el actual contrato con el New Zealand, Barcelona incluyó una cláusula por la que tiene 90 días desde la victoria del New Zealand para igualar la mejor oferta que tengan los kiwis para llevarse la Copa a otra parte. Para esta 37ª edición, el canon fue de 70 millones de euros, por lo que el mercado dictará si esa cifra sigue vigente o hay que actualizarla. Lo que es evidente es que una segunda edición consecutiva, que además se celebraría en 2026 probablemente si repite en Barcelona, maximizaría de forma brutal los beneficios para la ciudad condal, cuyo fallo garrafal en esta edición ha sido no saber explicarle a sus ciudadanos los enormes beneficios de la competición (como los 640 millones en IVA que deja en el país o los 3,5 millones de euros mensuales que se gastan los equipos) y dejar que se impusieran las voces críticas.
En el caso de que Barcelona se aparte de la puja, Valencia ya ha sacado los cañones para recuperar la Copa. Tanto la alcaldesa María José Catalá como el president de la Generalitat, Carlos Mazón, han declarado hoy públicamente que van a muerte a por la Copa. No han sido estas las palabras textuales, pero creo que se me entiende. El único problema que deben engrasar es el apoyo del Gobierno central, de color político opuesto a los locales, que ha invertido 18 millones en Barcelona además de las desgravaciones fiscales.
La única duda es si Málaga, que estuvo a un pelo de llevarse la 37ª edición, piensa en volver a intentarlo. Fuera de España, un territorio árabe (que no es Jeddah) ya ha ofertado sus petrodólares a Dalton, aunque el pinchazo en términos de patrocinio y audiencia que sería llevarse la Copa allí parecen no convencer aún al capo neozelandés. Y siempre estaría la opción de volver a Nueva Zelanda, aunque la enorme tensión generada entre el equipo kiwi y su país tras llevarse la Copa fuera no parece solucionable en tan breve plazo.
En cuanto a los barcos, ya está decidido que se va a seguir con los AC75, aunque van a tener una modificación fundamental: según ha podido saber Relevo, se va a eliminar la figura de los ciclistas, que se suplirán con más baterías, y se va a pasar a tener seis regatistas a bordo, todos ellos con habilidades náuticas. Los AC40, que tan bien han funcionado para jóvenes y mujeres, seguirán, y se está planteando hacer un circuito con ellos que empezaría en 2025. La Copa América femenina, en la que el Sail Team BCN logró un excelente tercer puesto ha venido para quedarse, y con la juvenil hay dudas, tanto de cómo poner el límite de edad como de su propia continuidad en la próxima edición. Sería una pena que no la potenciaran, y más después del gran papel del equipo español, que fue sexto.
En cuanto a la posibilidad de que haya un equipo español, si la Copa se va a Valencia Agustín Zulueta está tanteando la posibilidad de liderar un equipo grande, aunque está aún en fase muy embrionaria. Si se queda en Barcelona, el Sail Team BCN ya ha anunciado que va a competir en jóvenes y mujeres y que va a comprar un AC40 para poder entrenar. Dejando a un lado otros rumores menos probables, estas son las dos únicas opciones serias que hay hasta la fecha, aunque hasta que no conozcamos la sede no podrán avanzar.