Luderitz, el ingenioso canal namibio donde se baten todos los récords del windsurf, reabre sus puertas
Todas las estrellas del windsurf se concentran en Namibia para intentar rebajar los récords de velocidad.

Los encargados del Libro Guinness ya están desempolvando la sección de la 'W' porque los récords del windsurf vuelven a peligrar. Luderitz, el espectacular canal artificial creado en Namibia para batir los registros de velocidad, ha estrenado nueva temporada y las grandes estrellas de la especialidad ya están en el país africano o preparando las maletas para desembarcar en la meca de su deporte.
Este ingenioso canal se creó en 2007, aprovechando un terreno muy cerca de la costa de Namibia donde se encañona el viento de tal modo que se consiguen unas condiciones espectaculares. De hecho, todos los récords de velocidad del winsdurf se han logrado aquí desde su creación. Para medirlos, se registra la velocidad en una distancia de 500 metros; el canal tiene 800 metros para dar un margen a los participantes para la aceleración previa y la desaceleración posterior.
El récord absoluto está en posesión del francés Antoine Albeau desde 2015 con 53,27 nudos (98,7 kilómetros por hora), mientras que en mujeres lo batió en 2022 la suiza Heidi Ulrich con 47,16 nudos. En cuanto a los españoles, el récord lo tiene Pep Bonet, que en 2019 logró un registro de 50,48 nudos.
Ahora el gran reto para los cracks de la especialidad es derribar la ansiada barrera de los 100 kilómetros por hora, ya que aunque la velocidad se mida en nudos, los especialistas viven para encontrar desafíos de este tipo. Bjorn Dunkerbeck, el legendario windsurfista español, llegó a lograr una velocidad punta en 2019 de 55,97 nudos (103 km/h), pero aún nadie lo ha rebajado en velocidad mantenida durante los 500 metros que exige el récord oficial.
Uno de los windsurfistas españoles que va a asistir este año a Luderitz, Enrique del Valle, nos relata sus peculiaridades. "Llegar al spot ya es una aventura, ya que vuelas a Windhoek y tienes 700 kilómetros por pistas de tierra hasta llegar. Hay zonas donde no ves a nadie en más de 100 kilómetros y no tienes ni cobertura en el móvil. Pero el sitio es espectacular. El canal está creado expresamente para batir el récord del mundo, y es artificial, tuvieron que buscar un sitio con condiciones muy buenas y con excavadoras se fue dragando el canal. Está creado en un sitio en el que el viento entra limpio y se encañona, una de las claves es la diferencia de temperatura entre el agua, que está muy fría en esa zona, y la tierra, que está muy caliente".
Técnicamente, el secreto para la enorme velocidad del canal está también en su diseño. "Ir a más de 40 nudos es muy fácil, es como si fueses cuesta abajo y sin frenos. Se da lo que yo he llamado el efecto tirachinas. Tienes una primera parte de aceleración súper importante, la clave es llegar al inicio de los 500 metros donde te van a cronometrar a la mayor velocidad. Cuando tú vas acelerando y llegas a la esquina cambias un poquito el ángulo y te tiras al largo, es como un auténtico tirachinas: la aceleración es de unos cuatro nudos cada segundo. Es algo increíble, vas montado en una tabla que es súper pequeña y de repente el viento te impulsa a una velocidad alucinante", explica Del Valle.
Hasta el momento, la máxima velocidad en este 2023 la ha logrado el alemán Gunnar Asmussen con 50,97 nudos, por lo que tenemos el récord a tiro ya que aún quedan tres semanas de competición. Su compatriota Melek Toraman ha batido el récord femenino alemán con 45,72 nudos. El francés Antoine Albeau también lleva unos días sobre el terreno, por lo en que los próximos días podríamos asistir al posible derrumbe de esa mítica barrera de los 100 km/h.