VOLEIBOL

María Schlegel, la profeta del vóley en redes, da voz a una causa: "No cotizo, no cuenta como un trabajo"

La jugadora de la Selección atiende a Relevo para hablar de los altos y bajos de una carrera forjada en el extranjero, en un deporte que no es profesional en España.

María Schlegel, durante la temporada en Estados Unidos. /MARÍA SCHLEGEL
María Schlegel, durante la temporada en Estados Unidos. MARÍA SCHLEGEL
Aroa Cosín Goñi

Aroa Cosín Goñi

Hay pocas jugadoras de voleibol tan carismáticas como María Schlegel en España. La receptora de la Selección española visita Relevo en sus mini vacaciones, antes de tener que volver a concentrarse con Las Leonas, y mientras piensa en cuál será su siguiente destino, tras su paso por el voleibol puertorriqueño. La voleibolista, que cuenta con más de 150.000 seguidores en Instagram y 170.000 en TikTok, se ha encargado de crear una gran comunidad en torno a su deporte y se ha convertido en una de las favoritas de la afición e imprescindible para el seleccionador Pascual Saurín.

Una jugadora con unas condiciones físicas envidiables, ya que compaginaba el salto de altura con el vóley. Esa combinación le dio un plus para entrar en la Selección nacional de voleibol a los tres meses de empezar a competir. El premio llegó tras dejar el salto para centrarse en el deporte colectivo. "Creo que ese año, cuando a mí me llama la Selección, no era por lo que hacía en el campo. A nivel físico estaba por encima de otras jugadoras, era muy rápida, saltaba mucho. Lectura de juego cero y conocimiento tampoco, pero, poco a poco, aprendí mucho", declara a Relevo.

No fue una decisión sencilla la de dejar un deporte que la convirtió en competitiva, profesional y que le dio mucho, como así lo expresa ella, pero le ha servido para valorar la vida que tiene ahora. "Pasé de un deporte que amaba, pero había mucho sufrimiento, a jugar con una pelota. Yo me levanto por la mañana cada día y pienso lo guay que es. La gente me pregunta cuándo lo voy a dejar, pero, ¿cómo lo voy a dejar? Me gusta más el día a día. En el atletismo había muy pocos éxitos. Lo normal es no mejorar marca personal. A nivel psicológico eso era una constante derrota, aunque no lo era, pero no tenía esa madurez deportiva".

La voleibolista explica su paso del atletismo al voleibol. RELEVO/ALEJANDRO CORRAL

Una carrera en el extranjero

Quizá ahí, en el alma y la esencia de Schlegel, la que, aun teniendo 30 años, sigue saltando a la pista como una niña que juega para divertirse, esté el secreto del éxito como deportista. "En el vóley hay un margen de error mucho más alto. Yo venía del salto de altura donde tenía tres errores que podía cometer. El voleibol es una maravilla. Es saber que el error pesa, pero que todavía hay mucho más por delante. El atletismo me ha hecho vivir y disfrutar el voleibol de otra manera. La vida me ha dado una segunda oportunidad en el deporte para ser feliz y disfrutar y yo la he agarrado con las dos manos y de momento no la suelto".

Una carrera deportiva que ha transcurrido, en su mayor parte, en el extranjero, con la maleta siempre hecha. "Incertidumbre, movimiento, inestabilidad, son las bases de mi vida", explica la asturiana. Ha jugado en Italia, República Checa, Alemania, Estados Unidos y esta última temporada en Puerto Rico, compitiendo al máximo nivel. De momento, se ve con energía para seguir descubriendo ligas y países, "me encantaría jugar en Asia, por ejemplo", aunque cada vez pese más el estar fuera de casa y apenas tener vacaciones. Cuando termina la temporada con el club, empieza la concentración con la Selección.

Un cansancio también mental que alguna vez le ha pasado factura. "Este año empecé a trabajar con un psicólogo deportivo. Fue por un partido, nunca me había pasado, estar jugando y decir que no quería estar ahí. Sentir que todos los ojos estaban puestos en mí y tener una inseguridad brutal y no querer jugar. Ahora soy capaz de estar disfrutando otra vez en el campo y querer que me miren, eso es difícil y estoy orgullosa".

La evolución de la Selección

Precisamente, jugar con España supone también un esfuerzo, sacrificio y compromiso extra. Sin demasiados éxitos deportivos recientemente, Schlegel valora positivamente la situación del grupo. "Somos la generación del cambio. Estamos peleando por estar en el próximo Mundial y sería la primera vez que el voleibol femenino español lo consigue". La asturiana confía en la evolución y en el crecimiento, sobre todo en la ambición de todas. "Ojalá hablar dentro de dos o tres ciclos olímpicos de la pelea por estar en los Juegos. Eso pasa por competir con los buenos. Te hace querer ser mejor y es lo que nos ha faltado, lo estamos consiguiendo".

Para que eso funcione, y los sueños se conviertan en objetivos, la palabra compromiso debe estar muy presente, y la Selección muchas veces no ha sido un atractivo para las mejores. El sacrificio ha sido muy alto, y las condiciones, el miedo a las lesiones, la falta de descanso y demás factores, pesaban. "Parece fácil reprochar si alguien no viene, pero la parte personal de cada una hay que mirarla. Ver qué es lo que te da y lo que te quita. Yo sigo yendo, pero hubo un par de años que no fui. Ahora el grupo quiere estar, eso es muy positivo. Yo no señalo a ninguna jugadora ni me parece mal que haya algunas que antepongan otras cosas a estar en la Selección".

Esas prioridades son más entendibles todavía en un deporte en el que vivir de ello es casi imposible y que acaba pesando para algunas jugadoras. "Me encantaría que la ley que a día de hoy existe a nivel nacional, que no considera al voleibol como deporte profesional, cambiase. Yo le dedico ocho meses al club y luego los que toquen a la Selección y no cotizo, no cuenta como un trabajo. Estamos hablando de que yo o cualquier deportista lo tiene muy difícil para compaginarlo con otro trabajo. Es la situación actual, ojalá cambie y que realmente nuestro país nos reconozca como profesionales".

Schlegel habla sobre la situación de la profesionalización del voleibol. RELEVO/ALEJANDRO CORRAL

De hecho, algo que muchas jugadoras tienen que hacer es estudiar, formarse o incluso trabajar mientras son jugadoras. "La generación que hay ahora tiene asumido que del vóley no puedes vivir. El futuro es algo que va a la par del presente para nosotras. No es algo que se vea lejano. En generaciones anteriores sí que era más normal que las jugadoras no estudiaran, ahora es raro".

La cultura del voleibol para hacer afición

Quien sí que ha sido fiel a mantenerse en la Selección es el entrenador Pascual Saurín. Llegó a dirigir al grupo hace diez años y, como la propia Selección, ha evolucionado, aunque manteniendo la exigencia que siempre le ha caracterizado. "A mí me parece muy buen entrenador. He estado en muchos clubes y, como se entrena en la Selección, en pocos equipos se puede hacer ese nivel de complejidad de voleibol. Tiene un carácter fuerte y en función de los momentos es más fácil o difícil de llevar, pero ha cambiado mucho para bien y el equipo responde muy bien".

El voleibol es uno de los deportes más practicados de España. Cuenta con más de 125.000 licencias en 2023, un incremento de 30.000 nuevos integrantes en un solo año. Aun así, es complicado llenar pabellones y Schlegel ve como posible solución algo en lo que ella también trabaja. "Ahora mismo en las redes sociales habría que poner en valor y hablar del espectáculo que se da en el vóley. En Estados Unidos, por ejemplo, muchos pabellones se llenan. Lo que hay ahí es un sentimiento de pertenencia muy grande para que la gente vaya a verlos. Habría que crear una cultura alrededor del voleibol. Crear lazos de pertenencia con el equipo".

Respecto a su futuro, como no puede ser de otra forma, le supone una incertidumbre y un estrés al que no se termina de acostumbrar. "No saber constantemente qué vas a hacer es un poco cansado. Intento quitarme presión y me gusta enfocarme en otras cosas. Estoy trabajando con mi agente, me llama y me cuenta cosas, pero todavía no hay algo claro". Lo que tiene claro es que ese destino no será España, de momento. "Todavía hay retos fuera que quiero hacer. En el momento en el que quiera dejar mi carrera profesional como la entiendo ahora creo que sí que me gustaría retirarme en casa, pero esto te lo digo ahora. A lo mejor en unos años te digo que me voy a no sé dónde".