VOLEIBOL

El voleibol español se desangra mientras multiplica su número de federados: "Lo que cobramos es un tema tabú entre nosotros"

El deporte, cuyos éxitos en categorías inferiores se derrumban en edad sénior, sufre un éxodo de talento. La Selección masculina lleva 24 años sin acudir a unos Juegos.

La Selección Española femenina tras caer en octavos del Europeo contra Italia. /CEVOLEYBALL.
La Selección Española femenina tras caer en octavos del Europeo contra Italia. CEVOLEYBALL.
Aroa Cosín Goñi

Aroa Cosín Goñi

El voleibol es uno de los deportes con más licencias federativas de España. 95.438 en 2022, por encima de deportes como el atletismo (92.437), tenis (83.521), ciclismo (74.675) o natación (66.775) y muy cerca del balonmano (98.861). Un deporte en el que España no hace tanto deslumbraba. Sin embargo, ahora no goza de muy buena salud. Conforme las jugadoras y jugadores suman años, el número de practicantes disminuye, ya que los que tienen un gran nivel buscan salir al extranjero, mientras que el resto acaba dejando de lado este deporte para poder conseguir un trabajo con un sueldo que les dé de comer.

La Superliga, la máxima categoría del voleibol en España, cuenta con 12 equipos en la categoría masculina y otros 12 en la femenina. El Unicaja Costa de Almería es uno de los equipos masculinos y se encuentra en segunda posición de la tabla en la actualidad. Se fundó en 1986 y, debido a la desaparición de varios clubes, es actualmente el equipo más antiguo y laureado del voleibol masculino español con 27 títulos. Sin embargo, los problemas económicos han hecho que no puedan participar en competiciones europeas, donde lo habían hecho de manera destacada en varias ocasiones.

Alejandro Moya es el segundo líbero del Unicaja, tiene 19 años y estudia Matemáticas. "Actualmente, aunque sea profesional, no recibo ninguna recompensa económica por todas las horas que empleo", confiesa Moya. "Muchos piensan que es muy bonito, y lo es, no puedo vivir sin jugar, pero quiero que la gente sepa que detrás de lo bonito hay muchas cosas malas: mucho cansancio, estrés, ansiedad, comidas de cabeza, fines de semana sin parar, poco tiempo con la familia y muchas cosas más", explica el líbero.

España deslumbra en categorías inferiores, pero se estrella en la absoluta

La Selección Española no alcanza grandes logros, no se clasifica para los Juegos Olímpicos desde Sídney 2000. El último y prácticamente único gran éxito de la selección fue en el Campeonato Europeo de 2007, donde los chicos se hicieron con un oro histórico, pero lejos queda aquella gran versión de España.

Sin embargo, las categorías inferiores de las selecciones funcionan, mientras son jóvenes que compaginan el deporte con los estudios y el dinero no es todavía una gran preocupación. Sin ir más lejos, las chicas sub20 ganaron la plata en el último WEVZA (Western European Volleyball Zonal Association) y los chicos sub18 el bronce.

Patricia Llabrés es la líbero de la Selección Española, y actualmente juega en el Palmberg Schwerin en Alemania, pero también pasó por la Superliga en equipos como el Club Voleibol Logroño, que fue durante años uno de los mejores de la Liga Iberdrola hasta que desapareció en 2020 por la falta de apoyo de las administraciones públicas, como así afirmó el que entonces era el máximo responsable del club, Carlos Arratia, que también cargó contra la Federación Española.

"Para que la Selección funcione tiene que rodar, y para rodar se tiene que invertir en ella y en las competiciones internacionales para poder coger experiencia y enfrentarnos a grandes equipos, necesitamos el respaldo de la Federación", asegura Llabrés. Respecto a su experiencia en el extranjero, la líbero española cuenta que ve una diferencia en los contratos de las jugadoras en España (muchas ni firman nada) y en el resto de Europa. "Aquí en Alemania y en otros países de Europa a las jugadoras se nos tiene más en consideración", declara la internacional.

Otra de las grandes diferencias que ve en este caso Jordi Ramón, jugador del Cisterna Volley en Italia, además de la Selección, es el marketing que tiene este deporte y la visibilidad que se le da. "En España el voleibol apenas se televisa, ni aparece en la prensa, así los patrocinadores no quieren apostar y la mayoría de clubes viven de ellos, hay que hacer que el voleibol sea mucho más visible y a partir de ahí crecerá también el nivel", manifiesta el jugador, que cuenta cómo en Italia se anuncia por todas partes cuando un partido se acerca como si de una final se tratase. Sobre los sueldos, cree que en España "seguramente solo en el CV Guaguas, el primer clasificado actualmente en la Superliga masculina, se pague de manera justa a los jugadores".

Trabajos en verano cuando las competiciones acaban

La mayoría de los casos que se encuentran entre jugadores y jugadoras de Superliga son como el de Iris Álvarez. Es jugadora del CV Kiele Socuéllamos y, aunque sí que recibe un sueldo por jugar, la cantidad que recibe hace que, durante los meses en los que no hay competición, tenga que buscar algún trabajo que le pueda dar ingresos económicos suficientes como para llegar hasta el comienzo de la nueva temporada. "Puedo sobrevivir del vóley, pero todavía no puedo vivir, al menos no como otras jugadoras más experimentadas, espero algún día llegar a eso, aunque aquí en España es muy difícil".

Lo curioso del voleibol en España es que, a pesar de la cantidad de gente que lo práctica, esta misma gente que juega a este deporte no acude a pabellones a ver voleibol. Las gradas están casi vacías y, como apuntaba Jordi Ramón, en el extranjero se vive el vóley como un deporte de los grandes. Sin ir más lejos, el pasado agosto se batió el récord de espectadores en un evento deportivo femenino con 92.003 personas en Estados Unidos. País que está entre los que mejor paga a sus jugadores, donde la Pro Volleyball Federation cuenta con salarios de 60.000 euros anuales, aunque no solo los que tienen mejor nivel superan en lo económico a España. Islandia, sin tener un alto nivel de voleibol, es uno de los países que atrae a los españoles para jugar al vóley, cotizar como un trabajo normal y ganar un sueldo de unos 2.000 euros mensuales.

Lo cierto es que se puede seguir el vóley de España con facilidad aunque no sea por la tele. La Superliga se retransmite por YouTube, sitio web al que la mayoría tiene acceso y de manera gratuita. Sin embargo, esto se desconoce y hace que los enamorados de este deporte o los posibles nuevos aficionados se pierdan los partidos. Hay muy poco marketing a la hora de promocionar este deporte. La web de la Real Federación Española de Voleibol ofrece links directos a los canales de los equipos que emiten sus partidos, pero el número de visualizaciones apenas ronda entre los 1.000 y los 4.000.

Fran Ruiz, una excepción

Cualquier español que sepa de voleibol conoce a Fran Ruiz. El receptor de Córdoba, a sus 32 años, sigue dejando boquiabiertos a todos los que le ven saltar. Con su 1´78m de altura, un jugador bajito para este deporte, destacó en su paso por la Selección y ahora juega en el Unicaja de Almería, siendo uno de los afortunados que vive del voleibol y que también ha tenido una dilatada experiencia en el extranjero.

A los 13 salió de Córdoba y puso rumbo a Almería para poder jugar con chicos, porque desde los cinco que llevaba practicando este deporte solo pudo jugar en equipos mixtos, dado que en su ciudad no existían los equipos masculinos. De Almería dio el salto a la Selección y después a las grandes ligas europeas.

"A día de hoy hay mucha diferencia entre España y países como Italia, Francia, Polonia... desgraciadamente España ya no es lo que era, por el tema económico tuvo un bajón y aunque va subiendo queda mucho camino. Incluso la situación económica en categorías más bajas que la Superliga en el extranjero es mejor que la que tienen los mejores equipos de España", lamenta Ruiz.

Una de las razones por las que el receptor cree que la Selección está un poco rezagada es porque los jugadores más experimentados saben que los mejores contratos son durante la temporada, y que dedicarle todo el verano a la Selección es un esfuerzo y sacrificio físico y mental que a muchos les acaba por no compensar.

"Vivo cien por cien del vóley, entre mis compañeros pues hay un poco de todo, no me gusta preguntar, lo que cobramos es un tema un poco tabú entre nosotros, la gente que sigue jugando será porque le compensa", confiesa el jugador. Concuerda con el resto en que la falta de apoyo económico está dejando morir a los grandes equipos y eso hace que para los deportistas sea muy difícil crecer en España. "Aunque vayamos consiguiendo cositas, lamentablemente estamos muy lejos de otros deportes", concluye.