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Cuando WrestleMania estuvo al borde del abismo y WWE lo convirtió en un nuevo negocio

Este fin de semana se disputará la quinta WrestleMania en dos noches. El gran evento de WWE no se suspendió en 2020 y eso les ha dado una vía para ampliar su mayor evento anual.

Drew McIntyre, en WrestleMania 36./WWE
Drew McIntyre, en WrestleMania 36. WWE
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

En sus casi cuatro décadas de historia, WrestleMania ha enfrentado grandes desafíos, pero ninguno tan grave como el que se presentó en 2020. La pandemia del COVID-19 amenazó con cancelar el evento más importante del año, algo que hubiera significado un golpe devastador para la WWE. Sin embargo, la empresa no solo encontró la manera de salvar WrestleMania, sino que, en el proceso, creó un modelo de negocio que ha redefinido la manera en que se presentan los eventos más grandes de la lucha libre.

A principios de 2020, la WWE tenía planeado un WrestleMania 36 espectacular en el Raymond James Stadium de Tampa, Florida. Las historias estaban en su punto más alto: Drew McIntyre se perfilaba como el nuevo rostro de la empresa, Edge regresaba tras nueve años de retiro y Undertaker estaba listo para una lucha especial contra AJ Styles. Pero todo se vino abajo cuando, en marzo, el mundo se detuvo debido al COVID-19.

La crisis sanitaria obligó a cancelar eventos masivos en todo el mundo y la WWE no fue la excepción. Un WrestleMania sin público era impensable, pero tampoco podían posponerlo indefinidamente. La compañía tenía que actuar rápido, o la empresa sufriría un golpe financiero enorme.

La WWE tomó una decisión sin precedentes: realizar WrestleMania sin público y grabarlo en el Performance Center de Orlando, el centro de entrenamiento de la empresa. Pero eso no fue lo único revolucionario. Por primera vez, decidieron dividir el evento en dos noches, buscando que los fanáticos tuvieran una mejor experiencia desde sus casas y que los luchadores no se desgastaran tanto en un solo día.

El resultado fue una transformación total del espectáculo. Aunque las circunstancias eran extremas, la WWE convirtió las limitaciones en oportunidades. Se grabaron combates cinematográficos, como el legendario Boneyard Match entre Undertaker y AJ Styles y la surrealista lucha entre John Cena y Bray Wyatt en la Firefly Funhouse Match. Ambos combates fueron un éxito y marcaron un hito en la manera en que se podía contar historias dentro de la lucha libre.

Además, el formato de dos noches permitió que cada combate tuviera más tiempo y que los fanáticos disfrutaran del evento sin la fatiga de un show de más de 7 horas, como venía ocurriendo en los últimos años.

De una solución de emergencia a un nuevo modelo de negocio

Lo que comenzó como una medida de crisis se convirtió en un nuevo modelo de éxito. Al ver la respuesta positiva del público, la WWE decidió mantener el formato de dos noches para WrestleMania de manera permanente. Esto no solo benefició a los espectadores y a los luchadores, sino que también aumentó las ganancias de la empresa.

Con dos noches de evento, la WWE puede vender el doble de boletos en estadios gigantescos, generar más suscripciones a sus plataformas y aumentar los ingresos por publicidad y mercancía. WrestleMania 38 y 39, celebrados en este formato, rompieron récords de asistencia y ventas, consolidando la idea de que esta fue la mejor decisión que pudieron tomar.

Pero la evolución no se detiene ahí. En 2024, WWE anunció que aplicaría el modelo de dos noches a otros eventos importantes como SummerSlam y Royal Rumble, probando que su capacidad de reinventarse no es casualidad, sino una estrategia bien planificada.