ATLETISMO

Las zapatillas 'mágicas' disparan los récords: el salto tecnológico agita el atletismo

Solo una de las diez mejores marcas de la historia del maratón se consiguió antes del 2018, cuando Nike descubrió la receta secreta para correr más rápido.

Varios corredores toman la salida en la Maratón de París de 2021./GETTY
Varios corredores toman la salida en la Maratón de París de 2021. GETTY
Daniel Arribas

Daniel Arribas

En febrero de 2020, a escasos días del Maratón de Sevilla, Javi Guerra, el mejor español de los últimos años y dos veces cuarto de Europa, cambió el contrato de sus zapatillas para sorpresa de todos los competidores. Ansioso por mejorar su rendimiento, ya en la élite más selecta, admitió la evidencia sin tapujos: si quería rendir más, tendría que correr con el mejor modelo en sus pies. Días después, a orillas del Guadalquivir, ya con las nuevas zapatillas, cargadas con placas de fibra de carbono, el último avance en el diseño de calzado deportivo, Guerra corrió más rápido que nunca. 2:07:28 y récord personal.

Sí, existe. Es una realidad. La fiebre por las zapatillas mágicas ha traspasado las líneas de lo puramente deportivo. Las grandes marcas, inmersas desde hace años en una pugna despiadada, tratan de seducir a los atletas con inversiones faraónicas en diseño e innovación. Recuerda a la carrera espacial. Una firma ataca, otra responde y todas, sin excepción, sacan pecho por sus avances.

"Por un lado, es positivo para el atletismo", señala Arturo Casado, campeón de Europa de 1.500 metros y doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. "Si se baten más récords y se rinde mejor en los grandes campeonatos, existe un beneficio económico para entrenadores y atletas".

Pero no todo es lucrativo. "La tendencia es poner cada vez más amortiguación en la zapatilla, desvirtuar el gesto natural de la carrera, algo que el ser humano ha ido evolucionando durante miles de años", sostiene Casado. Y advierte: "El pie está diseñado para acolchar el impacto por sí mismo y con la tendencia actual, esos músculos se están debilitando cada vez más. Se está desnaturalizando la pisada".

Arturo Casdo, en el centro, durante la final de 1.500m de 2010, cuando se proclamó campeón de Europa en Barcelona.  GETTY
Arturo Casdo, en el centro, durante la final de 1.500m de 2010, cuando se proclamó campeón de Europa en Barcelona. GETTY

Lejos de preocuparse, muchos defienden que es la evolución lógica del diseño. "Si miramos las zapatillas con las que corría Mariano Haro, son muy diferentes a las que usó después Fermín Cacho, y esas de Cacho, muy diferentes a las actuales", declara Jaime García Romo, nexo entre corredores e ingenieros de On Running, la firma suiza que arrasa en el mercado centroeuropeo desde 2010.

"La zapatilla es como un pastel con varias capas; todas las marcas tienen los mismos ingredientes, pero cambia la manera de cocinar", explica. Así, la espuma, las placas de fibra de carbono, la altura o las dimensiones de la suela marcan diferencias que, milimétricas, pueden resultar definitivas para dar con la receta que arañe unos segundos en competición.

Ahora bien, ¿dónde está el secreto? Aitor Pérez, especialista clínico de Podoactiva en biomecánica y podología deportiva, cree que los nuevos diseños influyen, y mucho, en los récords actuales: "Varios estudios demostraron que las primeras zapatillas [de esta nueva tendencia] mejoraban un 4% la eficiencia energética de los corredores. Otra investigación, en la que participaron decenas de atletas, probó que todos los corredores analizados mejoraron sus tiempos con el nuevo calzado. No parece casualidad".

Lo cierto es que las zapatillas no vuelan. Al menos, no todavía. Javi Guerra, tricampeón de España después de aquella tarde en Sevilla, tiene claro dónde está la verdadera ventaja: "Con este calzado acumulas mucho más volumen de kilómetros en la preparación de una competición, entrenando a ritmos más rápidos sin sufrir tanta carga. Luego, en carrera, te puedes exprimir mucho más, aguantando mejor el cansancio y el estrés físico, sobre todo a partir del kilómetro 30 [de la maratón]".

Más altura, más zancada, más velocidad

El salto, claro, se ve reflejado en el cronómetro. Juan Carlos Higuero, campeón de Europa de 1.500m en pista cubierta y ganador de otras siete medallas entre Europeos y Mundiales, fija la ganancia en torno a los dos segundos por cada kilómetro en su prueba: "Eso sí, es algo que depende de la manera de correr de cada uno; no todo el mundo le puede sacar el mismo rendimiento".

El boom, en cualquier caso, llegó en octubre de 2018, cuando INEOS y Nike unieron sus caminos para que, en Viena, sobre la hojarasca otoñal, Eliud Kipchoge, séquito de corredores por delante, a modo de escudo cortavientos, corriera por primera vez en la historia una maratón en menos de dos horas —1:59:40—. Lo hizo, todo sea dicho, con unas suelas trampolín, de cinco centímetros de grosor, suficientes para que la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics) no homologara la marca.

Más alta es la suela, más alto es el corredor y más larga su zancada. "El corredor que mide 1'70m, pasa a medir 1'75m, con todo lo que eso supone para la longitud de zancada y la cadencia de paso", asegura Pérez, podólogo del Newcastle United inglés durante cuatro temporadas. Todo ello, además, potenciando al máximo la eficiencia física para recuperar mejor los esfuerzos. Un milagro, vaya.

Tal es así que muchos de los récords de la larga distancia han ido cayendo como un castillo de naipes desde 2018. En maratón, prueba por excelencia del atletismo, solo una de las diez mejores marcas de la historia se logró antes de 2018. La revolución es palpable también sobre la pista, donde los récords vigentes de 5.000 y 10.000 metros se registraron en el año 2020.

La realidad, cada vez más tangible, obligó a World Athletics a tomar medidas drásticas. En 2020, dos años después del trampantojo de Kipchoge, la Federación Internacional vetó las Nike Vaporfly Next% —éxito de ventas disparado a esas alturas—. Se fijó entonces la altura máxima de las suelas en cuatro centímetros, uno menos que las armas de Kipchoge, y se ordenó que cualquier zapatilla estuviera al menos cuatro meses en el mercado antes de que los profesionales pudieran utilizarlo en competiciones oficiales.

El corredor popular, claro, se relamió. ¿Que voy a poder tener el calzado mágico a mi alcance, en cualquier tienda, por 200 o 300 euros? La noticia agitó el avispero y los grandes almacenes se vieron sobrepasados. Lo que no sabían los atletas amateur, o al menos no quisieron saber, es que las zapatillas no ayudarían a todo el mundo por igual. "Están diseñadas para atletas profesionales, con una técnica trabajada. Estas zapatillas, con ritmos superiores a 4:30 el kilómetro no van a servir de nada, igual que no van a tolerar bien pesos superiores a 70 kilos. Es más, perjudican más que benefician", avisa Pérez al otro lado del teléfono.

Eliud Kipchoge muestra las Nike Vaporfly Next% con las que corrió en Viena.  NIKE
Eliud Kipchoge muestra las Nike Vaporfly Next% con las que corrió en Viena. NIKE

El mismo Eliud Kipchoge mide 1'67m y pesa poco más de 50 kilos. Sus zapatillas, claro, no están hechas para perdurar en el tiempo, potenciar el confort o proteger el pie, sino para competir en la élite. "Se aligera peso quitando todo elemento de control y estabilidad, la tela, al trasluz, es casi transparente, como un calcetín, y las espumas duran muy poco; al final, son zapatillas que están liquidadas a los 400 kilómetros", explica Pérez. "Es como sacarte el carnet de conducir y conducir un Ferrari al día siguiente".

Sin embargo, la tentación es demasiado grande. No son pocos los atletas que, con el mismo esfuerzo, a las mismas pulsaciones, han sentido que corren más rápido y se machacan menos físicamente. O corredores, profesionales y amateurs, que, al tiempo de probar los nuevos diseños, detectan cambios asombrosos en su pisada, como por arte de magia.

"No sé dónde está el límite del cuerpo humano en una maratón, ni tampoco dónde está el margen de mejora, pero estoy seguro de que el diseño de las zapatillas es un factor determinante en los récords que estamos viendo en el atletismo", concluye Pérez, convencido de que la barrera está cada vez más cerca de romperse. "Que se baje de las dos horas en una maratón dependerá de las zapatillas, estoy seguro".