Ahora a ver quién discute a este Real Madrid
Nunca he pedido la renovación de Chus Mateo. Y todavía estoy lejos de hacerlo. Pero el técnico madrileño, señalado tras la inexplicable salida de Pablo Laso, se ha ganado el beneficio de la duda de aquí a final de temporada. Ha logrado superar a Obradovic, remontando lo imposible, ha dado la vuelta a un marcador de -16 en la primera mitad y ha cambiado completamente la cara de un equipo en sólo 20 minutos, pasando de encajar 55 puntos a 39 en la segunda mitad. Son méritos de sobra para sacar pecho. Aunque sea por una noche.
Es cierto que el triunfo blanco no se explica desde la pizarra. Hace tiempo que el Real Madrid de baloncesto dejó atrás la lógica y el entendimiento. Pasa en el fútbol y sucede también en el baloncesto como pudieron comprobar los incrédulos jugadores del Partizan. Les pasó como les ha sucedido en toda la serie y como le ocurre a cada equipo que juega contra los blancos: no fueron capaces de poner todos los clavos al ataúd de un equipo que parecía muerto. Muy muerto. Pero no lo estaba.
Y ese es el peor error que se puede cometer contra este equipo. Ni con 2-0 en la serie ni con el marcador +16 a falta de 20 minutos. Nunca. Y lo volvieron a demostrar en una nueva prueba de orgullo y eso que han llamado ADN. Ese componente que muchas veces sustituye al juego, a la táctica y al puro deporte.
¡EL REAL MADRID HA OBRADO UN MILAGRO! 🔥🔥🔥🔥
— DAZN España (@DAZN_ES) May 10, 2023
Nadie nunca había remontado un 0-2 en la historia. Nunca nadie había hecho lo que han hecho los blancos. Remontada espectacular y billete a la Final Four de Kaunas ✨✨✨
¡BRUTAL! #EuroligaDAZN 🏀 pic.twitter.com/xZ4eh9f47N
Ni siquiera un maestro como Obradovic, con una riqueza táctica mayor que la de su rival, es capaz de superar eso que unos llaman mística, otros gen ganador y algunos, sólo algunos, tildan como suerte. Es cuestión de algo más y eso lo supo exprimir al máximo tanto Chus Mateo como sus jugadores que, hoy por fin, pueden sacar pecho en una temporada más que agitada.
No ha sido fácil. Ni lo va a ser con lo que se viene encima. Pero tras estas tres victorias seguidas, los blancos se han ganado el derecho a que nadie les discuta. O por lo menos que nadie les haga de menos. Porque no son los mejores, ni tienen al mejor entrenador, pero tienen algo que les diferencia al resto. Eso es lo que exhibieron una vez más en una segunda parte antológica que ya forma parte del imaginario blanco. Y ya van…