NBA

La foto de Wembanyama y Chet Holmgrem, dos 'unicornios' de 3 metros, que puede cambiar el baloncesto

La presencia del jugador francés ha hecho que los equipos varíen su forma de trabajo para adaptarse a las dimensiones del número 1 del draft.

Chet Holmgrem avanza ante Victor Wembanyama./Reuters
Chet Holmgrem avanza ante Victor Wembanyama. Reuters
Guillermo García

Guillermo García

Es el nombre propio de este inicio de temporada. A pesar de que los Spurs han comenzado con un balance de sólo tres victorias en los primeros 11 partidos de curso, todas las miradas se centran en el equipo texano y en Victor Wembanyama. El último número 1 del draft está respondiendo a las expectativas y ya encabeza la carrera al Rookie del Año con 19,7 puntos, 8,8 rebotes y 2,1 tapones por partido.

Sus números hablan ya de un jugador diferencial, aunque todavía su aportación no se traduzca en victorias. En apenas 11 partidos se ha convertido en el segundo jugador en la historia de los Spurs en firmar un encuentro con más de 20 puntos y 5 tapones en su temporada de novato. El primero, un tal Tim Duncan. También es el tercer jugador de primer año con un choque con más de 35 puntos y más del 50% de acierto en tiros de campo. ¿Los otros dos? Michael Jordan y Kevin Durant. Casi nada.

Pero para entender el fenómeno Wembanyama los números no son suficientes. Hay que mirar cómo influye en el juego del rival la mera presencia del interior galo. Antes del primer partido de temporada ya se vio un vídeo de los entrenamientos de los Dallas Mavericks en el que aparecía uno de los asistentes del equipo tejano, God Shammgod, aparece defendiendo a Kyrie Irving y más jugadores con unos brazos artificiales de la misma longitud que la del prodigio francés, mientras que le gritaba 'Wemby, Wemby' al base de los Mavs.

La influencia del francés no se ciñe sólo a las cercanías del aro. Su envergadura (llega a los 2,43 y a los 3 metros con los brazos en alto) no sólo influyen a la hora de proteger su canasta dentro de la zona. También le permite ser una amenaza en el exterior con la facilidad que tiene para desplazarse desde la pintura hasta la línea de tres, como ya han comprobado jugadores como Andrew Wiggins al que el francés taponó con cierta facilidad cuando parecía imposible llegar a ese lanzamiento. Y no es el único ejemplo.

La envergadura y la agilidad de Wembanyama no sólo se ven en defensa. También en ataque con su capacidad para, pese a sus 2,24 de estatura, poner el balón en el suelo a escasa distancia del parquet. La longitud de sus brazos le permiten botar muy abajo, lo que complica mucho la labor al defensor la posibilidad de robarle el balón. Y si además le sumas su capacidad de bote, la misión se convierte en poco menos que imposible.

Luego está su rango de tiro y la altura que coge con el balón lo que dificulta la defensa cuando se levanta para tirar. Algo que también sucede con su capacidad para jugar por encima del aro gracias a su capacidad de salto, unido a su envergadura. "Estamos tratando de entender lo que es porque nunca vimos algo así antes", aseguró Durant tras medirse al fenómeno francés.

Wembanyama contra Holmgrem. Getty Images
Wembanyama contra Holmgrem. Getty Images

Pero el galo no es el único 'game changer' que ha debutado esta temporada en la NBA. Esta pasada madrugada Wemby ha sido protagonista de una imagen que define lo que va a ser la liga en las próximas temporadas. Un duelo contra Chet Holmgren, otro de los reconocidos mundialmente como unicornio.

Es decir, aquel jugador que tiene un físico y un estilo de juego presumiblemente incompatibles. 2,13 de altura, 2,28 de envergadura... ¡y solo 89 kilos! Esa fue su carta de bienvenida a la NBA. Unas medidas casi absurdas, que no se han visto jamás. Como las de Wembanyama, aunque con una dimensión inferior. La falta de fortaleza en la pintura curtió al interior en un entrenamiento severo. Su entrenador Larry Suggs se empeñó en convertirle en una estrella, pero el físico no le acompañaba.

El joven jugador era incapaz de ganar músculo, por lo que fue forjando una extraña habilidad basada en el dribbling, la velocidad y el rango de tiro. En Gonzaga, lo convirtió en números: 41% desde el triple y 73% en tiros de dos. Estadísticas de unicornio. A su llegada a la NBA, reunió una colección de agoreros a su alrededor: "Se va a romper" y así fue. Ahora, completamente recuperado y mientras engorda como le recomendó Jokic, el jugador de Minnesota ya sabé cómo va a ser el duelo que va a marcar el futuro del baloncesto en las próximas décadas. Enfrentamientos en los que será protagonista.