El paso de Andrés Montes al fútbol: "No se le entendió bien, no se le hizo justicia"
En esta última parte de la tertulia, Antonio Daimiel y Orson Montes, hijo del mítico narrador, repasan el paso de Montes al fútbol, su pareja con Salinas y su papel como padre.

Andrés Montes fue mucho más que la voz de la NBA en España durante más de una década. El polifacético periodista, además de 'Aerolíneas' Jordan o 'ET' Gasol, acuñó uno de los términos más repetidos en el mundo del fútbol durante los últimos 20 años. El famoso "tiki-taka" nació de la imaginación de un personaje que cambió la retransmisión deportiva en España y que también dejó su impronta en el mundo del fútbol. Una etapa que repasamos en esta tercera (y última) parte de una tertulia que ha servido para recordar al famoso periodista que murió hace 15 años.
Una figura fundamental analizada desde la perspectiva de su hijo Orson y de Antoni Daimiel, el hombre con el que compartió más de 10 años de madrugadas antes de cambiar de deporte. "Con el fútbol cambió todo. Sobre todo la repercusión", recuerda Orson sobre el cambio de registro de su padre y también de lo que supuso para su posterior reconocimiento y legado. "A mí me pasa con mucha gente, tío. Yo tengo 29 años, y el Mundial de 2006 me pillaría con 11 años. Todos mis amigos que empezaron a ver fútbol con esa época siempre me lo dicen, 'macho, tu padre, el Mundial…'".
Una cita, la Copa del Mundo de 2006, que abrió las puertas del fútbol a un Montes que no siempre fue bien entendido, como apunta Daimiel. "Yo creo que a él no se le entendió bien en el cambio y no se le hace toda la justicia. Quizá porque él no pudo tener la continuidad para demostrar en el fútbol lo que había demostrado en la NBA, donde había estado diez años y pico, aparte de toda su carrera en radio. Estuvo tres años con el fútbol, en LaSexta con muchos cambios y eso. Él decía: "Yo dependo mucho de mi estado de ánimo para tener la capacidad de improvisar, de generar". Y ahí quizá no se dieron las condiciones. Pero a mí, y nunca se lo dije a él porque se hinchaba mucho si se lo decía, la retransmisión que él hizo del Mundial de Alemania en 2006 me pareció sublime. Me pareció espectacular el nivel".
"Ese Mundial fue tremendo para mí. No solo por cómo yo entiendo la narración y los comentarios, sino un poco por lo que era él, adaptarlo al fútbol y al abierto", apunta Daimiel sobre una cita en la que su amigo empezó las narraciones con Julio Salinas, en la que se convirtió en una de las grandes parejas del mundo del deporte. "Cuando mi padre decía lo de 'tiki-taka, tiki-taka' o '¿dónde están las llaves, Salinas?', tú un poquito celoso te tendrías que sentir, ¿no?".
Daimiel no puede contener la sonrisa que le provoca la pregunta de su contertulio. "Podría, si fuera cierto, decir que no y tal, pero también podría decir que sí, porque ha pasado mucho tiempo y no pasa nada. Pero no, lo que ocurrió es que él me hizo partícipe de todo el proceso, de su cambio", recuerda el periodista de Movistar +. "Todavía estábamos trabajando juntos y me dice 'Me han llamado unos tíos de una tele que se va a crear'. O sea, él me fue contando todo. Me contó el día que había quedado. Me llamó por la tarde-noche el día que comió con la gente que le quería fichar. Me contó todo el proceso del cambio. Entonces no podía sentir celos".
"Él, como había hecho conmigo, hizo de Julio Salinas un personaje y él establecía una relación con sus compañeros de retransmisión que ayudaba mucho luego al tono de esa retransmisión. Él era raro, tú lo sabes, entonces había gente que le entraba bien desde el principio sin conocerlos y gente que no, que sin saber por qué se le cruzaba. Él tenía un aprecio tremendo por Salinas y con Kiko también se llevaba bien. Tenía en su equipo gente que le acompañaba en las retransmisiones y con el que tenía muy buen rollo. También él necesitaba de eso, de estar arropado para salir bien, para que él pudiera desarrollar su trabajo bien".
Daimiel y Montes. Montes y Daimiel. Una pareja que parecía indisoluble. Y estuvo a punto de mantener esa condición en el mundo del fútbol, tal y como confiesa el propio Antoni: "Es verdad que hubo una mínima posibilidad. Hubo alguien que me llamó de LaSexta porque hubo algún loco al que se le debió ocurrir que por qué no traemos al otro que estaba con Montes. 'Total, ya hemos traído a Montes, que además es más caro que el otro. ¿Por qué no traemos al otro?'. Querían como que le acompañara ahí para que estuviera contento y a gusto. Hablaron un día conmigo, no me hicieron una propuesta en serio, pero hablaron ahí como para tantearme".
El cambio de la cancha al césped desembocó en una mayor popularidad, como apunta Orson. "Ir andando con él por la calle y antes sí, firmaba algún autógrafo y tal, pero después del Mundial era una locura. O sea, todo el mundo le conocía, todo el mundo le paraba: "Tiki-taka, ¿dónde están las llaves. Salinas? Fútbol con fatatas"... Cosas así. Pero ya también cambió la vida de padre e hijo. Cuando tenía los partidos de madrugada, el cabrón se levantaba a las 3 de la tarde al día siguiente y cosas así", recuerda entre risas Orson.
El Montes padre
Son las primeras pinceladas sobre la otra faceta de Andrés Montes, la más importante, la de padre. "Cuando yo te conozco eras muy pequeño, pero él presumía bastante de que sus hijos se comportaban como adultos en las comidas. Y era verdad", señala Daimiel sobre esa estampa familiar que muchas veces compartía con Andrés y sus hijos. Una imagen en la que se veía la dicotomía entre el Andrés padre y el Montes presentador.
"Es verdad que tanto mi padre como mi madre daban mucho hincapié en eso, en la disciplina. Mi padre era muy pesado con la disciplina", recuerda Orson sobre un presentador que era todo improvisación en su trabajo. "Él quería transmitiros algo que él no dominaba, que era la disciplina. Quería implantar la disciplina hacia vosotros, pero él no se puede decir que fuera una persona disciplinada", apunta Daimiel.
"No, la verdad es que mi padre no. Era la persona menos disciplinada que he visto. Yo creo que al final como padre quería educarnos de la manera en la que él no se veía o que no era de alguna manera. Mi padre en deporte cero, madrugar cero, en vida sana y ordenada no era un ejemplo. Yo creo que narrando, ese estilo desenfrenado a lo mejor era un poco en contraposición. Tú le veías así desenfrenado, ahí, gracioso y divertido en la tele, pero luego el cabrón cuando se cabreaba tenía... tenía más genio", recuerda entre risas el hijo menor de un Montes que, según su inseparable Daimiel, lo que quería era dar a sus hijos la vida que él no había tenido.
"Él siempre tenía una no sé si decir una cruz o un peso encima porque su vida había sido dura. Siempre fue bastante rebelde y al final una cosa puede realimentar la otra. Entonces él lo que quería era daros una muy buena vida, pero que fuerais disciplinados y ordenados para sacarle el máximo partido a la vida, no tener que ser unos respondones continuamente porque estás haciendo cosas mal y tal, sino que fuerais un modelo y un ejemplo para poder aprovechar mejor el camino de la vida, así es como yo un poco lo recuerdo a él y lo que él presumía de vosotros por vuestro comportamiento".
La versión más desconocida de un Andrés Montes a través de dos de las personas que más y mejor le conocían y que en estos tres episodios han descubierto al narrador y sus peripecias, pero, por encima, han ayudado a descubrir a la persona detrás de la pajarita.