Sevilla, el día para quererla más que nadie
El equipo nervionense buscará su séptima Europa League ante la rocosa Roma de José Mourinho. El duelo de ganadores tendrá hoy una víctima inédita.

"Nadie la quiere más que nosotros", ese lema acuñado por Unai Emery se ha convertido en el santo y seña del Sevilla en la Europa League. Y hoy será el día para demostrarlo, ante esa Roma que ha ahormado José Mourinho a su estilo. Rocosa y dura, sabiendo elegir sus momentos y con los mensajes de ese maestro de los banquillos que es el luso, un técnico que no conoce la derrota en las finales europeas. Tampoco el Sevilla, el hexacampeón de la competición, que quiere añadir un nuevo vértice a su corona.
Será un duelo de ganadores en el Puskás Arena, ese magno escenario de la final de la Europa League 2022-23. Una competición en la que comenzaron 32 equipos, contar la fase previa, que recibió luego a ocho caídos de su hermano mayor, esos tiburones de la Champions de los que habló Mourinho en el Benito Villamarín, y que tiene a Sevilla y Roma como sus dos finalistas. Sin dudarlo, los dos conjuntos que más han mimado la competición. Los nervionenses, los reyes del torneo, por esa historia reciente que casi los obliga a defender su trono permanentemente; los romanos, ante esa energía que ha inyectado Mourinho desde que se hiciera cargo el pasado año y ya se proclamara campeón de la Conference.
Se prevé un duelo de estilos distintos. El atrevido y valiente de José Luis Mendilibar, el entrenador milagro que ha caído de pie en Nervión. Ha cuajado de primeras el del vasco en unos futbolistas que sufrieron primero con Lopetegui -que notó el desgaste de las tres exitosas temporadas anteriores- y luego con Sampaoli, cuyos métodos nunca conectaron del todo con el vestuario. Se siente más cómodo el Sevilla en el rock and roll que ha planteado Mendilibar, ese fútbol vertiginoso y que pretende llegar lo más rápido posible al área rival. Todo lo contrario se espera de Mourinho, que ya ofreciera una exhibición defensiva en el partido de vuelta de la semifinal ante el Bayer Leverkusen. Si tienen alguna duda, repasen esa nueva estadística tan de moda de la expectativa de gol de la Roma en el Bay Arena.

Mendilibar contará para la cita con su once de gala y poco variará el mismo del que se exhibió en Turín o una semana más tarde ante la Juventus en el Sánchez-Pizjuán. Ha ido dosificando los esfuerzos en los últimos partidos ligueros para que jugadores principales pero también veteranos como Jesús Navas o Fernando lleguen en las mejores condiciones. Únicamente aparecen dos dudas en el equipo inicial: quién será el elegido para sustituir al sancionado Acuña, con Telles como mejor colocado; y si apostará por Suso de inicio o lo reservará como ya hiciera ante la Juventus para que su fusil de la pierna izquierda sea un revulsivo si es necesario.
Más oculta ha tenido Mourinho su alineación. Ni siquiera se entrenó en el escenario del partido el conjunto italiano, que no quería dar posibles pistas a su rival. Se anuncia desde Italia que el argentino Dybala, que no compite desde hace un mes, llega en condiciones para estar disponible, aunque difícilmente desde el inicio. También se cuenta con Spinazolla, lesionado en la vuelta de semifinales, pero que ha tenido una recuperación milagrosa para estar a las órdenes del general luso en la final. Con su esquema de tres centrales, inamovible, y esa fortaleza de un equipo muy físico y con muchos centímetros.
Como no puede ser de otro modo, la final será también una fiesta en las gradas. Con esos casi 13.000 sevillistas que se han buscado la vida del mil maneras para estar en Budapest en la hora de autos. También se espera a unos 20.000 romanos, una afición que ha recuperado la locura por su equipo de la mano de Mourinho. Precisamente, de ese ambiente en el Olímpico ha vivido el técnico en esta Europa League, donde ha ido acumulando éxitos hasta plantarse en la final. Será una mayoría italiana, pero no se preocupen, que el sevillismo está acostumbrado a afinar las gargantas en escenarios de máximo nivel. Que se lo pregunten al Liverpool y sus hooligans.
Ya sólo quedan horas para una nueva final europea del Sevilla. El equipo que nunca se rinde y que quiere a la Europa League más que nadie. Es el momento de demostrarlo ante ese especialista en finales que es Mourinho, la gran amenaza para el hexacampeón y para José Luis Mendilibar. El entrenador sevillista se quiere coronar como emperador de Nervión tras dos meses de locura que lo han elevado a los altares del sevillismo. Y en Budapest tiene la llave.