OPINIÓN

La lesión de Vinicius desnuda al equipo de argumentos ofensivos

Vinicius, lesionado sobre el césped de Balaídos. /EFE
Vinicius, lesionado sobre el césped de Balaídos. EFE

Durante cuatro o cinco días había intentado aislarme de la tentación. Llegué hasta esconder el ordenador debajo del colchón. Lo juro. No quería caer en el impulso de escribir todo lo que sé y lo que pienso sobre este tipo del que no quiero escribir su nombre. Tenía una coartada en forma de escapada lo suficientemente importante para no entorpecer el foco y el plano que todos los redactores y opinadores de Relevo han cubierto a la perfección. Desde la experiencia de los años de soportar a elementos como éste les felicito a todos. Sin vosotras y sin vosotros, como el otro día me reconocía el mismísimo mítico Andoni Zubizarreta, España, el país, no se hubiera enterado de todo, absolutamente de todo, lo que ha sucedido a lo largo de este Mundial femenino. 

De hecho, este párrafo anterior, debería sobrar. Y el siguiente también. Hoy solo quería escribir del Celta-Real Madrid. De Benítez y de Ancelotti. De fútbol puro y duro. Pero después de la vergüenza escuchada durante toda la mañana no he tenido más remedio que caer embaucado entre el asco y la pena, que es lo que me produce el personaje, de meter mano a un asunto que pretendía obviar. Lo que nos faltaba por saber era que él en la jugada en cuestión fue un actor pasivo, que fue Hermoso quien se lanzó hacia el ínclito y lo levantó a pulso, le agarró por las mejillas y le dio un 'pico' mutuo y consentido. Solo le faltó decir que, también, le declaró amor eterno. Vergonzoso.

Salto al fútbol. A Balaídos, donde el Real Madrid a los 20 minutos de juego, de repente, tuvo que improvisar a jugar sin Vinicius. O por lo menos intentarlo. No fue fácil sobre la marcha y tampoco lo será en un futuro si la lesión se alarga. Jugar sin Vinicius es perder profundidad, perder desequilibrio, perder uno contra uno, incluso perder amplitud. Su influencia en el juego ofensivo del equipo es tal que su ausencia es considerable.

El problema es que en la plantilla no hay nadie que se le parezca. Ni por asomo. Sin el brasileño hay que comenzar de cero. Tendrá Ancelotti que trabajar otros conceptos. Joselu, la única variante ofensiva de la plantilla, ofrece soluciones más colectivas que alcanzan la máxima expresión en el juego aéreo, como demostró en la acción del gol de Bellingham, pero no tiene nada que ver con el brasileño. Obvio.

Ante un Celta ordenado y bien organizado en el aspecto defensivo, se vio la imagen más espesa del Real Madrid en lo que va de Campeonato. Al margen de Vinicius, le faltó la profundidad que en otros partidos ofrecieron los laterales. Bien tapados, ni Carvajal ni Fran García lucieron en ataque, lo que el equipo echó en falta. Tampoco Modric y Kroos cambiaron el paso en la segunda parte. Es lógico que le falten minutos de competición, pero se deberán ir acostumbrando a ello.