Bellingham pone de rodillas San Mamés

Las Ligas tendrían que estrenarse por obligación en San Mamés. Un ambiente empapado de verde, de fútbol, de cantos de emoción. Todo para quitarle el envoltorio al nuevo crack de la competición: Jude Bellingham. Mitad futbolista, mitad lo que se proponga. Con él el Madrid ya juega con dos esquemas. Lo que quiera Vinicius o lo que quiera el inglés.

El Athletic sólo opuso la primera de las resistencias, la clásica salida en tromba. El resto, sumisión ante un centro del campo imbatible. Con Camavinga, Tchouameni y Valverde sólo queda ponerse de rodillas. Ahí estuvo la única lástima del Madrid. Del disgusto de Courtois a la preocupación por Militao.

Mientras el madridismo sueña con Mbappé, el equipo ya tiene nuevo ídolo. Bellingham es como las chicas guapísimas que van por la vida como si aún no se hubieran dado cuenta que son guapísimas. El de Stourbridge lo hace todo bien, en ataque, en defensa, y hasta en sus tareas domésticas.

Bellingham es la piedra angular de este Real Madrid. "Desde la punta del rombo es un '9', un mediocentro y un interior. Todo al mismo tiempo y sin que el rival se dé cuenta", escribieron hasta desde el Barça. El '5' blanco se pasó la primera mitad entre 'tackles' preciosos y carreras al área. En el minuto 36' silenció San Mamés con un gol con la diestra para rematar un córner. Distinto que Zidane, misma esencia.

La otra noticia positiva del Real Madrid fue el tanto de Rodrygo. En las semanas previas al estreno de los de Ancelotti casi nadie sumaba cifras goleadoras suficientes. En Bilbao vimos algo muy parecido a un conjunto campeón: con el brasileño asumiendo la responsabilidad en el área.

Si Rodrygo da un salto númerico en Liga y la defensa merengue mantiene la atención, el Madrid podrá competir el título hasta la última jornada. Contra el Athletic de Bilbao no nos percatamos ni de que Lunin estuvo en la portería, ni se pidieron en Twitter emoticonos de tortugas.

El Athletic de Bilbao es un equipo competitivo y con ambición. Más contra el Real Madrid. De esto no hay duda. Pero la plantilla de Ernesto Valverde presenta un déficit de talento difícil de enmascarar. La electricidad de los hermanos Williams sirve para empujar, aún para nada más.

Los vascos no tienen mucha más calidad que la que brota de los pies de Muniain, ya en la reserva, y necesitan mucho más en las áreas, hoy con bajas sensibles en defensa. Si opositan a Europa, más rondos y menos físico en Lezama.