OPINIÓN

Isco y el Sevilla, ¿cuándo 'se jodió' el fútbol?

Isco y Monchi, en el día de la llegada del malagueño a Sevilla./ABC
Isco y Monchi, en el día de la llegada del malagueño a Sevilla. ABC

Cuatro meses que han parecido casi cuatro años. De su presentación con un Sánchez-Pizjuán volcado en pleno agosto a su salida por la puerta de atrás. Ni la sonrisa que presentó aquel día sirvió para que Isco recuperase en el Sevilla la versión que todos esperaban. Tampoco Julen Lopetegui, el entrenador que tanto lo apoyó y reclamó, ni Jorge Sampaoli consiguieron realzar de nuevo su figura. Ni Monchi, especialista en el pasado en rescatar a futbolistas desorientados y que ahora chocó con el de Arroyo de la Miel.

Isco, ¿cuándo 'se jodió' el fútbol? Se lo preguntaba Vargas Llosa sobre el Perú en su magistral Conversación en la Catedral y se lo preguntan ahora todos los que pensaron que el malagueño recuperaría su nivel en este Sevilla llamado a ocupar zona de Champions y que ahora deambula por el descenso. No es cuestión de buscar culpables y, probablemente, todos tengan parte de razón y de responsabilidad, pero el adiós de Isco señala un matrimonio mal avenido casi desde el principio.

La felicidad de agosto se tornó en nubarrones con el paso de las semanas. Hasta desatarse la tempestad en pleno diciembre. De aquella guinda para Lopetegui que fue su llegada a ese enfrentamiento con Monchi que supuso la ruptura definitiva. En medio, algunos detalles de su magia, como ese gol al Copenhague en la Liga de Campeones. Pero también otros momentos que ya evidenciaban su distanciamiento con el sevillismo, que no entendió que se borrase del derbi.

En la entidad nunca estuvieron convencidos del fichaje y el tiempo le ha otorgado la razón a todos aquellos que dudaron de la idoneidad de una apuesta arriesgada. Tampoco la situación del Sevilla le ha ayudado a sentirse otra vez futbolista de los grandes. Monchi trabaja ahora a marchas forzadas para recuperar el rumbo deportivo e Isco no cuadraba en sus planes. De esas verdades a la cara surgió el enfrentamiento.

El fútbol quizá le deba una jugada al malagueño, aunque para cobrar deudas primero hay que tener la intención de recuperarlas. Volver a sentir pasión, la que se intuyó el 10 de agosto mientras los aficionados sevillistas se entregaban en su presentación. La que Lopetegui estaba seguro de poder recuperar, pero nunca sabremos -o sí, en otro lugar-, si tenía esa capacidad para conseguirla. Isco es historia, fugaz, en el Sevilla. Pero ni era responsable de todos los problemas ni su salida significa que se hayan solucionado.