El Espanyol resiste en casa y se cita con el Oviedo por un puesto en Primera División
El conjunto catalán, que terminó con un jugador menos por la expulsión de El Hilali, sufrió muchísimo en los minutos finales.
Los abrazos de los jugadores del Espanyol, en una piña en el centro del campo tras el pitido final del árbitro, eran de alivio más que de alegría. También el grito de Manolo a la grada. Pues el conjunto perico mereció el triunfo durante casi toda la eliminatoria, pero tuvo que resistir en un final de infarto. Con uno menos, además. Fue un verdadero ejercicio de supervivencia ante un Sporting entregado, que lo rozó con los dedos, pero que se quedó a las puertas. Así de crudo es el playoff.
"No vivía un ambiente así desde Sarrià", reconocían unos veteranos de mil batallas en los aledaños del campo del Espanyol. En teoría no había empezado el partido, pero para los más de 2.000 pericos que se juntaron en la rotonda que hay justo detrás del Gol Prat del Stage Front Stadium, sí que lo había hecho. En Cornellà, pocos recibimientos se habían visto como el de hoy. La ocasión lo merecía. Tampoco el Espanyol había jugado partidos tan trascendentes como el de esta noche en los 15 años de su actual estadio.
Y arrancó el Espanyol tan enchufado como su afición, pues a los 23 segundos de partido Javi Puado, el hérore del encuentro de ida, dispuso de una de las ocasiones más claras de la temporada. Sí, sí, de la temporada. Contragolpe rápido que nació de un despeje de Cabrera y terminó con una asistencia deliciosa de Jofre para Puado, que la mandó a las nubes. Fue un aviso de lo que se le venía a los asturianos porque, otra vez, el conjunto de Manolo González, que sacó el mismo once que en Gijón, salió como un miura.
Y, como en Asturias, tampoco marcó de inicio. Las tuvo también el Sporting, a la contra, con un cabezazo de Otero que se fue rozando el palo de la portería de Joan García. Y en los pies de Mario González, después de un maravilloso pase filtrado de Cristian Rivera. Derivó en un partido más divertido para los aficionados que para los entrenadores, especialmente para Manolo González, pues, por momentos, el encuentro se volvió un correcalles.
El Espanyol, con la pólvora mojada
Apenas pasaba el balón por el centro del campo, y el Espanyol, que tenía descolgados a Nico Melamed, Puado y Braithwaite, siempre decidió mal; no supo aprovechar su superioridad. Por su parte, el faraón Haissem Hassan, un dolor de muelas para Pere Milla y la defensa perica en El Molinón, tampoco encontró los espacios de los que gozó en el partido de ida y fue sustituido en el 70'. Pese al 0-0 con el que se llegó al descanso, se divirtieron y sufrieron a la par los más de 30.000 pericos que se dieron cita en Cornellà, en la mejor entrada de toda la temporada.
Sonaba Highway to Hell por la megafonía en el descanso y, así, rockero, salió el conjunto perico desde la caseta. Pero igual de desacertado que en el primer acto; Puado, con un disparo a las nubes; y Keidi, que chutó, primero a las manos de Yáñez, y después, muy arriba, marraron las primeras de la segunda parte. Tampoco Jofre Carreras estuvo acertado en la definición. Y cuando parecía que sí, apareció Diego Sánchez, un central que promete mucho.
También el palo le negó el gol Espanyol, porque un gran remate de Martin Braithwaite, que solo él se imaginó, fue escupido por la madera, que le negó el 1-0 a un Espanyol que lo merecía con creces. En la continuación de la acción, Brian Oliván la mandó fuera por muy poco.
A medida que se acercaba el final, el Espanyol se iba echando para atrás. Por cansancio, pero también por miedo a encajar un gol que llevaría el partido a la prórroga. Y quiso aprovecharlo Djuka, pero su disparo se fue por encima del larguero. Cantaba 'Sí, se puede' la mareona en Barcelona y apretaba el Sporting en las postrimerías del encuentro, pero este Espanyol, que apenas había recibido un gol en sus últimos seis encuentros, ha aprendido a resistir. Y tiene a Joan García, que es un porterazo.
El meta de Sallent sacó una mano salvadora a un disparo muy lejano de Otero que se colaba en la red para evitar el 0-1 cuando más achuchaba el conjunto sportinguista. Y es que el rush final del Sporting puso contra las cuerdas al conjunto blanquiazul, que marcó en el 88', pero en fuera de juego, y vio cómo le expulsaban a Omar El Hilali ya en el descuento por una entrada a destiempo. También como el árbitro revisaba un posible penalti en su área que al final no dio.
Resistió con uno menos el equipo perico que, en el global de la eliminatoria y pese al sufrimiento final, mereció pasar a la final del playoff de ascenso a Primera. Ahí le espera el Oviedo.