Ochoa le gana el pulso Mundial a Lewandowski

México y Polonia firmaron tablas en el partido del miedo (0-0). Si ambas selecciones habían calificado el partido casi como una final para acceder a los octavos de final, la derrota de Argentina con Arabia Saudí en el primer partido de este grupo C incluso acentuó ese pavor a una derrota. El resultado fue un partido romo, más físico que técnico y que elevó a los altares a Memo Ochoa, el mítico portero de la selección azteca, que celebró su quinta presencia en un Mundial a lo grande. Su penalti parado a Robert Lewandowski deja con vida a los de Tata Martino, que este sábado tendrán un duelo a muerte frente a Argentina. Pero esa será otra historia.

El respeto entre ambas selecciones se vislumbró desde el inicio. La selección polaca colocaba casi una línea de seis cuando le tocaba defender, que fue casi siempre, ya que México dispuso de más tiempo con la pelota. Pero tampoco los aztecas, que exhibieron sus problemas para generar ocasiones de gol, aprovecharon ese dominio para poner cerco a la portería de Szczesny, el veterano meta polaco que vivió un partido muy tranquilo.

Con su presencia en Catar, el portero mexicano ya entraba en el olimpo de los mundiales, con esas cinco participaciones que lo colocan a la altura de los más grandes de la historia. Pero, además, su estirada para desviar el lanzamiento desde los once metros de Lewandowski quedará para siempre en la memoria de los mexicanos. La Virgen de Guadalupe escucharía más de una plegaria en esos momentos previos a la ejecución de la pena máxima y esta vez sí atendió esos ruegos.

En una cita como un Mundial es clave contar con esa experiencia en momentos decisivos. "Todo se decide por detalles", es una de las frases más escuchadas en las comparecencias previas a los partidos. Y tras la polémica señalización del penalti vía VAR, la figura de Ochoa emergió para ganarle el pulso a Lewandowski. Buena parte de ese punto que México luce en su casillero corresponde a su portero.

El ambiente que se generó en el peculiar Stadium 974, el estadio que será desmontado una vez finalice la cita mundialista, le otorga honores a la hinchada mexicana. Cualquier fotografía de sus aficionados merecería la pena colocarla en el ordenador como reconocimiento a una fidelidad que no conoce fronteras. Pese a que las críticas han perseguido al Tata Martino en los últimos tiempos, los mexicanos lo olvidaron todo para el primer encuentro en el Mundial, en el que dieron un espectáculo de colorido y animación durante todo el partido.

El duelo del sábado ante Argentina se presume que también se vivirá de una manera especial en las gradas. Dos aficiones volcadas con su selección. Ni los kilómetros ni las polémicas con Catar han frenado esa devoción por el fútbol, que se vive de una manera muy intensa en cada rincón de esos países.

Una de las polémicas que había rodeado a la concentración de Polonia llegaron por unas palabras del centrocampista polaco, ese atípico '10' que ejerce de pivote. "No esperen que hagamos un fútbol bonito", había dicho Krychowiak tras acabar el último partido de preparación para el Mundial. Y Polonia cumplió a pie juntillas con esa sentencia de uno de sus futbolistas con más experiencia.

Atrincherado en campo propio y cediendo la pelota a México, Polonia esperó que llegase su momento con esa acción aislada que acabó en el penalti sobre Lewandowski. Hubiera sido demasiado premio para lo expuesto sobre el terreno de juego, pero ya están avisados con la selección polaca y no esperen un fútbol de fantasía.

Definitivamente, el VAR nos ha traído un fútbol distinto. Los forcejeos de antaño ahora son escrupulosamente analizados a cámara lenta, lo que eleva el número de infracciones. En otros tiempos sin la tecnología, nadie hubiera ni siquiera protestado el agarrón de Héctor Moreno sobre Lewandowski, en el que el delantero también ponía de su parte para intentar ganarle la posición al central. Pero hoy por hoy, y en este Mundial se está comprobando, los defensas tienen que ser como Don Limpio, recuperar el balón sin dejar huella.

Seguro que no será una noche fácil para el delantero del Barcelona. Toda la responsabilidad de un país sobre sus hombros para acabar fallando desde los once metros. "Ánimo, Robert. Como tú te vengas abajo...", se le podría escribir a Lewandowski, un islote en la delantera ante el férreo sistema defensivo que ha impuesto Czesław Michniewicz, ese seleccionador polaco que disfruta con la defensa.

"Me estoy preparando como si pudiera ser mi último Mundial", había indicado el polaco en una de esas conferencias de prensa previas al inicio de la cita en Catar. Con ese físico que luce y como le quede esa espinita clavada, me parece que nos quedaría Lewandowski para rato en 2026. Y bienvenido sea para el fútbol.