JJOO | GIMNASIA ARTÍSTICA

Simone Biles confirma su estatus de gran estrella de los Juegos y hasta Lady Gaga, Griezmann y Tom Cruise se rinden ante ella

La gimnasta estadounidense vuelve a los Juegos tras abandonar hace tres años en Tokio para cuidar su salud mental.

Simone Biles durante su primer ejercicio./AFP
Simone Biles durante su primer ejercicio. AFP
Guillermo García

Guillermo García

Hace exactamente 1.097 días Simone Biles se convertía en protagonista y cambiaba para siempre el mundo del deporte. Lo hacía fuera de la competición, la misma que la había elevado a los altares del olimpismo. En esta ocasión no luchaba por el oro. Anunciaba que se retiraba de la final de suelo porque "ya no confiaba en sí misma". Tres días más tarde, la estadounidense se retiraba de los Juegos para cuidar su salud mental. Dos palabras que desde entonces han adquirido una dimensión completamente nueva.

Hoy, tres años y un día después de parar el mundo en Japón, el Bercy Arena y el mundo en general sólo tenía ojos para ella. La menuda gimnasta afincada en Houston, donde se refugió junto a su familia tras la cita olímpica en Tokio, volvía a la cita olímpica y lo hacía como si nada hubiera pasado. Con una sonrisa de lado a lado de la cara, buscando la complicidad de la cámara y totalmente relajada y tranquila.

Todo el mundo quería ver a Biles y por ello las gradas del recinto parisino acogió a una nutrida representación de celebrities que dieron más brillo si cabe a la puesta en escena de la deportista. Allí estaban Tom Cruise, haciéndose fotos con el público, el 'relevista' Snoop Dog, Ariana Grande, Anna Wintour y el rojoblanco Antoine Griezmann, acompañando a Jonathan Owens, marido de la gimnasta y que ha recibido permiso de los Chicago Bears para ausentarse del 'training camp' antes de empezar la temporada NFL.

Biles tras completar su primer ejercicio. AFP
Biles tras completar su primer ejercicio. AFP

Biles salía acompañando al resto del equipo estadounidense en la primera jornada del concurso de gimnasia artística por equipos. Con su ya habitual moño alto, una pequeña trenza en mitad de la cabeza y un mono negro repleto de pequeños brillantes, no había rastro de tensión en su cara. Todo lo contrario. Era todo sonrisa, relajación y confianza.

El pabellón estalló en gritos cuando la megafonía anunció la entrada en el estadio del equipo de Estados Unidos, pero el ruido se redobló cuando se mencionó el nombre de Biles o cada vez que su imagen apareció en las pantallas gigantes del estadio. Y todo se magnificó cuando las cámaras la enfocaron segundos antes de iniciar su primer ejercicio. Ovación, sonrisa y acción.

Le tocaba la barra fija como primer elemento. Y Biles no defraudó. Demostró seguridad en cada una de las piruetas con las que deleitó al público. Los miedos de Tokio, los famosos 'twisties' habían quedado atrás. Tres giros en cosaco, paloma sin manos, mortal en plancha… la ejecución era perfecta hasta su salida con doble mortal con pirueta. Cuando Biles clavó los pies en el suelo se alejaron todos los fantasmas y París explotó. Ella correspondió cómplice con una inclinación y una sonrisa que probaban que la mejor Biles había vuelto. Sus 14.733 en su primer ejercicio así lo certificaban.