JJOO | NATACIÓN

Cuando el racismo y la homofobia se combaten a brazadas: "Me dijeron mucho que los negros no nadaban"

Michael Gunning declaró su homosexualidad en un país, Jamaica, donde es ilegal. Hoy cuenta su historia en Relevo.

Michael Gunning comparte una clase con diferentes periodistas./Speedo
Michael Gunning comparte una clase con diferentes periodistas. Speedo
Guillermo García

Guillermo García

Los Juegos Olímpicos son un caladero infinito de historias para llenar miles y miles de páginas y posts en redes sociales. Medallas, récords y gestas que nutren la prensa durante los 15 días que paralizan el mundo. Pero también hay historias de superación que trascienden el terreno meramente deportivo y que terminan convirtiéndose en un reflejo para la sociedad, como es el caso de Michael Gunning (Farnborough, 1994), habituado a superar todo tipo de prejuicios tanto por su color de piel como por su orientación sexual.

Hoy embajador de Speedo y espectador de lujo en el Centro Acuático de París, Gumming sonríe y atiende a todo el mundo con amabilidad. Su mueca facial es el mejor escudo a aquellos que incluso le amenazaron de muerte cuando hizo pública su orientación sexual. "Creo que por cada comentario negativo, hay uno positivo. Siempre he intentado sacar esta parte y no quedarme mucho en el negativo". Así abre su conversación con Relevo en una piscina cercana a las aguas donde Marchand y Ledecky son los reyes.

Él hoy mira la competición desde la distancia. "Va a ser muy extraño no ser parte del grupo de los deportistas, viajar con ellos y estar la Villa, pero creo que van a ser muy inspiradores. Van a ser muy buenos Juegos y espero apoyarlos lo mejor que pueda desde el otro lado. Definitivamente lo haré con menos presión, eso es seguro", bromea quien se retiró en 2022 siendo el nadador más rápido de Jamaica.

"Creo que hay muchos estereotipos ahí afuera, pero he probado que muchos de ellos están equivocados. Cualquiera puede nadar. Las personas de color pueden nadar"

Un país en el que la homosexualidad es ilegal. "Creo que tengo una responsabilidad para el resto de países del Caribe de llevar esa bandera a lo más alto e inspirar a más gente. Porque para mi ser gay es un derecho humano y todos deberían aceptarlo. Estoy tratando de ayudar a educar y simplemente no me quiero quedar con lo negativo. Es cierto que he sufrido amenazas y comentarios muy duros, pero es bueno saber que he inspirado a alguien a ser ellos mismos".

La de la sexualidad no es la única barrera que ha roto Gummings durante su carrera. También se enfrentó al choque racial cuando no había muchos negros en la pileta olímpica. Eso sí, primero tuvo que vencer su propia resistencia al agua. "Mis padres no podían nadar, así que nos empujaron a mi hermano y a mi a nadar, pero al principio no me gustaba. Quería hacer otras cosas. No quería estar en ese agua tan fría [Risas]".

Sin embargo una chispa que prendió la mecha. Y no tuvo nada que ver con la competición en sí, como cuenta este nadador de origen británico que se nacionalizó jamaicano tras sobrevivir al atentado en el Manchester Arena en 2017. "Me decían mucho que los negros no nadaban y que debería hacer otra cosa y eso me inspiró para demostrar que esa gente estaba equivocada y que cualquiera puede nadar".

A partir de ahí comenzó una carrera meteórica, especialmente en su especialidad, los 200 mariposa. "Nunca esperé llegar tan lejos como lo hice. A los 12 años fue cuando empecé a darme cuenta de que podía ser profesional. Me clasifiqué para mis primeros campeonatos nacionales en una prueba y al año siguiente lo hice en 7. Entonces supe que era bastante bueno. Quería disfrutar y ganar medallas y que mi familia estuviera orgullosa".

Esa habilidad para nadar rápido le llevó a campeonatos del mundo, donde sin conseguir medalla, sí llamó la atención. Algo en lo que también tienen que ver los bañadores de última generación. "Creo que todo es cuestión de confianza. Creo que la nueva tecnología de los bañadores ayuda porque se renueva todo el rato, y todo eso importa a la hora de conseguir récords y resultados. Esa confianza, que adquieres cuando vas en el agua con una prenda que te ayuda, te hace entrenar más y más duro. Y cuando pones todos esos elementos juntos disfrutas y dejas que tu nado hable por ti".

Gunning se llevó mucho más que resultados de la piscina. En cada brazada tenía que salvar no sólo la resistencia del agua. También la de sus rivales que le miraban con escepticismo. "Sí he sufrido racismo en la piscina. A veces el lenguaje no es intencionado como racismo u homofobia, pero lo es. Todo tiene que ver con la educación, pero sí, definitivamente lo he experimentado". Por eso ahora lucha desde su posición de embajador de Speedo para que otros niños no sufran lo mismo que tuvo que pasar él.

"Creo que hay muchos estereotipos ahí afuera, pero he probado que muchos de ellos están equivocados. Cualquiera puede nadar. Las personas de color pueden nadar y quiero ver a más gente de color en los podios". Su trabajo no se reduce a trabajar con la comunidad negra, también se ha convertido en una voz importante para terminar con la homofobia en el deporte y para intentar crear un ecosistema adecuado para que más deportistas hablen sin miedo sobre su sexualidad.

"En el mundo del deporte es difícil porque tiene este gran foco encima de ti de todas las maneras, así que añadir la sexualidad, ya sabes, algunas personas no están listas para la exposición"

"Creo que en el mundo del deporte es difícil porque tiene este gran foco encima de ti de todas las maneras, así que añadir la sexualidad, ya sabes, algunas personas no están listas para la exposición", concluye Gunning en su conversación con Relevo. "No están listas para eso, así que siento que para mí poder demostrar que cualquiera puede ser uno mismo es importante. En París hay una casa de orgullo. Ha estado funcionando durante un par de años pero es un espacio seguro para que la gente venga a celebrar, ver el deporte y educarse, aprender de otros. La gente piensa que el orgullo es solo sobre la comunidad LGBT. Es sobre todos".