El día 1 después de Gerard Piqué

El fútbol no se detiene. Nunca. El balón siempre echa a rodar de nuevo, olvidando todo lo sucedido y abriendo nuevas oportunidades. El Camp Nou despedía ayer a una leyenda. Para muchos, el mejor central de la historia del Barça. Lloró Gerard Piqué, emocionado, en su último partido en el templo azulgrana. Con él, más de 92.000 aficionados coreando su nombre. Su legado queda escrito. Arranca una nueva era.

Con la incertidumbre de si viajará a Pamplona o no, lo único cierto es que Gerard Piqué ya no se volverá a vestir de corto en el Camp Nou. El central azulgrana puso punto y final a un idilio que ha durado 14 años, con momentos históricos que perdurarán en la memoria del central y del aficionado azulgrana.

Ahora, tras tomar la decisión más difícil de su vida, Piqué empieza un nuevo camino. Y lo quiere hacer al lado de los suyos. Los que han estado a su lado en los momentos más complicados. Es el momento de disfrutar. De vivir la vida. Como él siempre ha hecho. Ahora, desde otra perspectiva. Alejado de los terrenos de juego, aunque eso, con Piqué, ya se sabe que será complicado.

Una nueva era arranca en el Barça. Se va el líder del vestuario. De los pocos que cuando alzaban la voz, todos le miraban. Piqué era puro barcelonismo. Para bien y para mal. Los compañeros le respetaban, conscientes de la jerarquía que se había ganado con sus logros en el césped. Ahora, ese rol, busca heredero. 

Con la marcha del central, la capitanía también necesita nuevo ocupante. Busquets seguirá como primer capitán, con Jordi Alba y Sergi Roberto ascendiendo en el escalón. Se abre la veda para un nuevo integrante. Ter Stegen, Lewandowski, Araujo o Eric García, los perfiles que mayor consenso generan para unirse al grupo de capitanes.

También en el césped Piqué necesitará un sustituto. Lo avisaba Xavi en la previa, asumiendo que irían al mercado de fichajes. Iñigo Martínez, que termina contrato el próximo verano, es el favorito. Pero no solo con fichajes se tapa un hueco así. Piqué conectaba con la afición, como demostró su despedida, y eso no se encuentra de la noche a la mañana. Pero, ya se sabe, la vida sigue... y el Barça, también.