Megan Gustafson 'de Albacete', la magia de Leo Rodríguez y una jugadora invisible: los motivos de España para soñar
Las de Miguel Méndez superan a las subcampeonas del mundo con la defensa como seña de identidad de un equipo que fue de menos a más

España no entiende de transiciones, más allá de las que hace Queralt Casas -partidazo el suyo- a toda velocidad. El equipo nacional se había acostumbrado a estar entre las mejores del mundo y sólo el paréntesis de los Juegos de Tokio, verano fatídico en todos los sentidos, frenó lo que parecía una marcha imparable que que no ha tardado en recuperar. España vuelve a pitar en el orden mundial como demostraron ante China, subcampeonas del mundo, con una victoria de enjundia y de carácter (90-89) para estrenar su trayectoria en los Juegos.
El partido deja muchas lecturas y todas positivas para el equipo de Miguel Méndez. La primera y por ser justos es la de Megan Gustafson. La jugadora de Port Wing todavía busca localidad que la adopte como Albacete hizo con Lorenzo Brown, pero con actuaciones como la que firmó ante el gigante asiático ha dado la razón al técnico gallego con su elección.
La estadounidense ha demostrado en su primer gran partido con la camiseta nacional que su potencial ofensivo puede marcar la diferencia en el baloncesto FIBA. Apenas cuenta con minutos en la WNBA, pero ya en los London Lions había probado que de cara al aro rival maneja registros difíciles de defender para las rivales. Su juego de espaldas al aro, sus fintas y su finalización fueron una pesadilla para las torres chinas, con tres jugadoras por encima del 1,95 y con los 2,20 de Yao Ming desde el banquillo.
Megan había dejado muestras de su calidad durante el Preolímpico de Sopron, donde ya fue la máxima anotadora. Pero le quedaba un gran partido como líder. Y lo hizo ante China, con apenas una semana de entrenamiento y con sólo dos amistosos junto a sus compañeras tras haber apurado hasta el final la primera parte de la temporada en la WNBA. La de Wisconsin, sin embargo, demostró con 29 puntos y 8 rebotes que es uno de los nuevos pilares de esta Selección en la que, poco a poco, se va dando entrada a una nueva generación.

Con María Conde lesionada y con Alba Torrens sólo jugando 9 minutos, las nuevas no tuvieron miedo de dar un paso al frente. Especialmente Leo Rodríguez, que es otra de las grandes noticias de este primer partido. La canaria es habitual en el equipo nacional, pero le faltaba tirar la puerta en un partido de esta envergadura. Y ante China lo hizo a lo grande. No sólo con el triple que mandaba el partido a la prórroga. Antes lo había logrado leyendo a la perfección la defensa rival y aprovechando los huecos que dejaban a mano izquierda para romper las líneas cuando peor estaba el partido para España. Un descaro necesario para cuando lleguen los cruces.
Megan y Leo fueron las mejores noticias de un equipo que basó su triunfo en la defensa y que en ningún momento se descompuso ante el acierto chino desde el triple (9 de 20) y ante su juego interior. El libreto marca que la intensidad es la clave en el equipo nacional a la hora de cerrar el aro y las huestes de Méndez han entendido la máxima desde el inicio.
Con intensidad, piernas y manos España forzó hasta 23 pérdidas del equipo asiático, lo que permitió correr a jugadoras como Queralt Casas que apenas necesitan un chispazo para prender la mecha de la velocidad. En ese trabajo defensivo, muchas veces invisible, destaca la labor y el desgaste de Gustafson y Gil y especialmente el de Mariona Ortiz, que terminó exhausta por todo el trabajo que hizo entre líneas para amargar la sobremesa a las chinas, que se quedaron sin familia feliz por culpa de una España que ha recuperado la esencia. Y eso es un peligro para todas sus rivales.