REAL MADRID

Cuando en el Real Madrid no veían con buenos ojos que Modric jugara con Croacia

Tras alcanzar el subcampeonato con Croacia en el Mundial de Rusia 2018, en la entidad blanca consideraban que el croata debía priorizar al club respecto a la selección.

Florentino Pérez, junto a Luka Modric durante la gala del Balón de Oro que le otorgaron al croata/EFE
Florentino Pérez, junto a Luka Modric durante la gala del Balón de Oro que le otorgaron al croata EFE
Hugo Cerezo

Hugo Cerezo

Todo el madridismo sonríe orgulloso con el Mundial de Modric, aunque no siempre hubo unanimidad en el sentimiento de ver a Luka vestido de arlequinado. Hoy -primera semifinal entre Argentina y Croacia- se ha celebrado que un mito del madridismo como él estuviera liderando a Croacia en un segundo Mundial consecutivo rumbo a cotas nunca vistas antes de que el 10 fuera el 10. En 2019, algunos en la zona noble habrían firmado que Modric hubiera dejado su selección para centrarse única y exclusivamente en el Real Madrid.

Tras la Champions de Kiev (2018), se marchó Zidane y el Madrid acusó el bajón de las tres orejonas consecutivas, mientras que el propio Luka también se vació con su selección, con la que fue subcampeón del mundo, para firmar aquel histórico final de temporada. Los meses posteriores al subidón de aquel verano, en el que Modric llegó a escuchar los cantos de sirena del Inter de Milán, sin dejarse seducir, son conocidos. Lopetegui duró un suspiro, Solari dos y regresó Zidane buscando el rearme. Modric, en febrero de 2019, renovó, ampliando dos años más, de 2019 a 2021.

Así se llegó a la 19-20, con la obligación de que el Madrid volviera a levantar títulos tras una 18-19 sin besar a la diosa Cibeles. En aquel arranque de curso, Modric tuvo la mala suerte de lesionarse en dos parones con Croacia. El primero, en el de septiembre, una lesión muscular que le tuvo K.O. tres semanas. El segundo, en el de octubre, un golpe, este más leve, con el resultado de dos partidos de baja. Aquellas lesiones, unidas al bajón del curso anterior, torcieron el gesto entre distintos pesos pesados del club.

Croacia se entrena, con Modric a la cabeza, para el partido ante Argentina.EFE

Modric, argumentaban, ya había tocado techo con Croacia con aquel subcampeonato y a sus 34 años debía priorizar el Madrid respecto a su selección. Además, en aquella primera mitad de la temporada Zidane le quitó la etiqueta de intocable hasta el punto de ser suplente. No permanente, pero sí de manera llamativa. Contra el PSG en casa o contra el Barça en el Camp Nou. Por citar dos ejemplos. Una fórmula que no ayudaba al croata a recuperar su nivel.

Luka siempre ha defendido, y los hechos le han dado la razón, que la receta infalible para recuperar su nivel es jugar. Y cuanto más, mejor. Aquellas entradas y salidas del once, las pocas ocasiones en las que completaba los 90 minutos, eran un impedimento para volver a sentirse Balón de Oro. No fueron meses fáciles para Modric, que lejos de amedrentarse siguió firme en sus convicciones. No iba a dejar Croacia ni tampoco bajaría los brazos con Zidane. Todo lo contrario.

El curso finalizó levantando LaLiga y con Modric de nuevo intocable, después del parón por la pandemia. Campeones de 2020. En 2021 no se ganó nada, pero sí en 2022. Y Modric sigue renovando año a año (suma dos ampliaciones en las últimas primaveras), levantando Champions (la 14º de París, quinto anillo para él), Ligas (la tercera) y dando lecciones de fútbol (y compañerismo, que se lo digan a Rodrygo) en un Mundial, como si fuera fácil a sus 37 años.

La mejor vitamina para el genio de Zadar. En el Madrid ya saben que es mejor no pedirle que elija entre papá y mamá, porque no lo va a hacer. Su leyenda ha escrito un nuevo capítulo hoy en Catar. Pese a la eliminación a manos del mejor Messi visto en años, cuenten con Luka para la próxima Eurocopa. Lo contrario sería lo excepcional.